jueves, 18 de junio de 2020

Los pioneros de la dexametasona en España: está justificado en enfermos graves, pero puede ser peligroso para el resto

Los médicos españoles llevaban usando este fármaco en pacientes de mal pronóstico desde marzo

La mayoría de muertes por Covid no se deben tanto al coronavirus como a la reacción que provoca en algunos pacientes. El SARS-CoV-2 por sí mismo no es suficiente para acabar con una vida; es la reacción a veces exagerada del sistema inmune la que puede provocar una inflamación grave y esta a su vez favorece la insuficiencia respiratoria que acaba matando, sobre todo a los más mayores y con patologías previas.

El primer fármaco que puede evitar muertes por covid ataca justo en esta fase. La dexametasona es un antiinflamatorio que también inhibe la acción del sistema inmune y probablemente por eso sofoca la inflamación y consigue salvar vidas de los dos grupos de pacientes más graves: los que precisan respiración asistida y los que necesitan oxígeno, según los resultados preliminares, de un gran ensayo clínico difundidos el martes. La dexametasona no combate al virus, sino a una respuesta inmune exacerbada contra él.

Los médicos y científicos españoles han sido de los primeros en avisar de que este medicamento puede salvar vidas. El 11 de marzo fue el primer día que los médicos del Hospital Puerta de Hierro de Madrid comenzaron a darle dexametasona a los infectados que estaban ya en la UCI con ventilación mecánica, explica Ana Fernández Cruz, especialista de enfermedades infecciosas de este hospital. También les dieron metilprednisolona, otro esteroide muy similar. “Como vimos que iba bien lo extendimos a casos no tan graves, los que solo necesitaban oxígeno”.

La dexametasona no combate al virus, sino a una respuesta inmune exacerbada contra él.

Tras analizar a unos 400 pacientes el equipo publicó el 26 de mayo que el fármaco reduce la mortalidad un 41% en un estudio preliminar que está en proceso de ser publicado en una revista científica. Hasta que apareció este trabajo, dice Fernández, solo se habían publicado estudios con un número reducido de pacientes en China. También indicaban que el fármaco reduce la mortalidad en infectados graves.

Estos resultados apoyan lo que ahora han anunciado los responsables de un ensayo con más de 6.000 pacientes en 175 hospitales de Reino Unido: este fármaco reduce un tercio el riesgo de muerte en los pacientes con respiración asistida y en un quinto en aquellos que necesitan oxígeno. Este el colectivo más amenazado de morir por covid. “Con estos datos ya se debe dar el fármaco a todos los pacientes que tengan criterios similares a los de los pacientes del estudio”, opina Fernández.

“Lo que han comunicado los responsables del ensayo británico es que este fármaco es capaz de salvar vidas y en una situación de pandemia como la actual esto significa que está justificado usarlo en los casos indicados”, explica Jesús Villar, investigador del CIBER de Enfermedades Respiratorias en el Hospital Universitario Doctor Negrín, en Las Palmas de Gran Canaria). Villar coordina un ensayo clínico con dexametasona en pacientes graves de covid en 17 hospitales españoles. El estudio arrancó después de que en marzo su grupo publicara un estudio que demostró que este fármaco reduce la mortalidad de distrés respiratorio agudo, una reacción inflamatoria grave que afecta a los pulmones debida a infecciones muy similar a la que produce el nuevo coronavirus. “Si se confirman estos resultados, hay que darle el fármaco a todos los pacientes en los que esté indicado, ya no se puede tener un grupo de control que no lo recibe”, resalta Villar.

La duda ahora es cuándo administrar este fármaco, porque es un arma de doble filo. “Generalmente la fase de máxima inflamación ocurre al cabo de unos 10 días del comienzo de los síntomas y no ocurre en todos los pacientes. Si se consigue controlar esa respuesta inflamatoria excesiva, sobre todo cuando aún no ha destruido gran parte de los pulmones, puede ser beneficioso para el paciente”, explica Fernández. En los estudios españoles se ha aplicado una dosis mayor que en el británico, el doble en el Puerta de Hierro y una vez y media mayor en el que coordinó Villar.

Para muchos médicos estas noticias son especialmente buenas por el precio y la disponibilidad general de este fármaco. Un tratamiento de dexametasona cuesta entre uno y dos euros al día, según Cristina Avendaño, farmacóloga del Puerta de Hierro. Se trata de un fármaco descubierto al final de los años cincuenta y que se usa mucho, entre otras indicaciones para tratar reacciones alérgicas —inflamatorias— graves y dolencias autoinmunes.

“Este fármaco puede provocar infecciones, diabetes, osteoporosis y hemorragias digestivas. No se puede usar de forma indiscriminada”

Este descubrimiento llega en un momento de máximo recelo después de que varios estudios sobre posibles tratamientos contra la covid ya publicados y en teoría revisados por expertos independientes hansido retirados porque sus datos no eran fiables. El ejemplo más destacado es la hidroxicloroquina, que a fin de cuentas no ha demostrado ser efectiva contra esta peste. Aunque los resultados del ensayo británico son preliminares, los expertos consultados por este diario piensan que son fiables, en parte porque se trata de un estudio respaldado por el Sistema Nacional de Salud del Reino Unido y porque además es aleatorizado —se decide al azar qué enfermos reciben la droga y cuáles no— y con un grupo de control que permite determinar que los beneficios observados se deben al fármaco y no a otra cosa. Este es el tipo de ensayo clínico más fiable.

“Es muy posible que este fármaco sea eficaz, pero es importante seleccionar bien a los pacientes ya que los corticoides inhiben el sistema inmunitario, por lo que hay que buscar un balance apropiado entre disminuir la inflamación y no incrementar la carga viral”, opina África González, presidenta saliente de la Sociedad Española de Inmunología.

El fármaco solo sirve para los pacientes hospitalizados graves y puede ser muy perjudicial para el resto. “Igual que es un fármaco eficaz, de gran poder antiinflamatorio, también tiene multitud de efectos secundarios como infecciones, diabetes, osteoporosis y hemorragias digestivas. No se puede usar de forma indiscriminada”, advierte Fernández.

En cualquier caso, este fármaco aporta solo una victoria momentánea. Hasta que no haya una vacuna que se pueda dar a la población general no se habrá ganado la guerra contra la peor pandemia del siglo XXI, advierte la médico.

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