Estados Unidos es el país que tiene más iniciativas en marcha y la fórmula de la Universidad de Oxford junto con AstraZeneca es la más avanzada.
La ciencia se encuentra ante uno de los retos más difíciles a los que se ha enfrentado en toda la historia. Con más de 7,3 millones de infectados en todo el mundo y 413.000 muertos por coronavirus, las investigaciones para encontrar una vacuna eficaz contra la Covid-19 se han ido multiplicando alrededor del mundo hasta sobrepasar el centenar.
Nunca se había actuado tan coordinadamente ni con tantos recursos para solucionar un problema de esta magnitud. Ahora, los expertos deberán enfrentarse a numerosas dificultades por el camino para poder finalmente producir una vacuna eficaz, segura y en el corto plazo en que se necesita. Concretamente, existen tres grandes barreras para alcanzar la cura.
Se deben reducir los plazos en las distintas fases del proceso, que en otras circunstancias llegarían a prolongarse durante años e incluso décadas. Además, es esencial que la vacuna se pueda producir a gran escala, implicando de manera importante a las farmacéuticas. Y, en tercer lugar, se deberán asegurar las campañas masivas de vacunación.
Según los expertos, esta carrera no finalizará antes de 12 o 18 meses. La directora del departamento de Salud Pública y del Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la doctora María Neira, señaló el pasado miércoles que "la carrera científica para conseguir una vacuna, sin precedentes e histórica, podría finalizar en entre 10 y 12 meses.No antes porque, aunque se aceleren los procesos administrativos no se pueden acelerar las pruebas clínicas".
A pesar de ello, las investigaciones trabajan con el objetivo de reducir al máximo los tiempos, aunque esto pueda derivar en un mayor riesgo de fracaso. Por ejemplo, una de las medidas que se está adoptando es producir masivamente la vacuna antes de conocer si tendrá efectividad.
A día de hoy, existen 136 proyectos en fase preclínica, según datos de la OMS. Solo diez de estos proyectos han pasado ya a la fase clínica. Según el organismo internacional, la prueba más avanzada es la de la Universidad de Oxford y el grupo farmacéutico británico AstraZeneca, ya en la fase 2b/3. Los resultados sobre la eficacia de esta vacuna estarán listos en septiembre, según afirmó el laboratorio el pasado viernes.
El proyecto más avanzado y sus tiempos
El proyecto que lidera la carrera tiene el visto bueno de los investigadores, que estiman su probabilidad de éxito en un 80%. La potencial cura, que utiliza una versión modificada de adenovirus de chimpancé, es un ejemplo de aceleración en el proceso de producción porque decidió no esperar a obtener resultados antes de comenzar a fabricarla.
Empezó los ensayos clínicos con humanos a finales de abril en el Reino Unido. Este mes, pasarán a hacerlos en el epicentro de la pandemia actual, en Brasil.
Para establecer cadenas de suministro y de producción paralelas que ayuden a abastecer el máximo número de personas posible, la empresa ha realizado acuerdos con el Instituto Serum de la India y otras dos organizaciones internacionales especializadas, CEPI y GAVI.
Estados Unidos concentra el mayor número de ensayos
El país con un mayor número de ensayos en desarrollo es Estados Unidos, que concentra un total de 39 —según el conteo del portal South China Morning Post—. Le sigue China, con 20 proyectos.
Una de las investigaciones norteamericanas más importantes en fase 2 es la que están llevando a cabo Moderna junto al Instituto Nacional de enfermedades infecciosas. Se trata de una vacuna basada en ARN mensajero, combinado con el código genético del virus. El próximo julio iniciará la última fase del proyecto, donde se suministrarán dosis a 30.000 voluntarios.
China tiene también dos candidatas en la segunda fase. Una de ellas —realizada por el Instituto de Biotecnologías de Pekín junto a CanSino Biological Inc— se llama “vacuna de subunidad”. Ésta hace referencia a una fórmula de nueva generación que no contiene patógenos y, por ello, garantiza una mayor seguridad que el resto, por lo que sería una gran candidata a largo plazo.
Se deberá vacunar la mitad de la población, según la OCDE
El país asiático tiene otros dos proyectos también en fase intermedia y muy prometedores basados en virus inactivados, que empezaron a inocularse en humanos ya en abril. Según fuentes oficiales del país asiático, "han mostrado una adecuada seguridad hasta ahora". Uno de ellos está conducido por Sinopharm y el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan y el otro por la misma empresa, Sinopharm, y el Instituto de Productos Biológicos de Pekín.
Sin embargo, para poder garantizar una seguridad y eficacia adecuadas para la población, la empresa vinculada a los dos proyectos opta por la prudencia y retrasa la presentación de resultados previsiblemente hasta mayo de 2021.
Y es que la vacuna, al ser aprobada, va a extenderse enormemente alrededor del globo. La Organitzación de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) ha indicado recientemente que “para poner fin a la pandemia, los sistemas de salud deben vacunar del 50% al 75% de la población mundial. Esto requiere aumentar la capacidad de fabricación y distribución, hacer que una nueva vacuna sea asequible, decidir quién debe tener acceso primero y planificar campañas masivas de vacunación”. Todavía no se conoce cuál será la vacuna que devolverá la normalidad al mundo tal y como la conocíamos. Pero, lo que la comunidad científica tiene claro es que "habrá varias vacunas, porque una sola empresa no va a tener capacidad para producir miles de millones de ellas", como ha afirmado en las últimas semanas Mariano Esteban, investigador del CSIC.
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