Cuando se cierra una puerta,
se abre una ventana. Estados Unidos, el mayor financiador de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), anunció este martes que retiraba sus aportaciones presupuestarias a la entidad
que está al frente de la lucha contra el coronavirus. Un día después,
el segundo mayor donante mundial de
la organización, la Fundación Bill y Melinda Gates, informó de que va a
aumentar su contribución a la batalla contra la pandemia, hasta los 250
millones de dólares. Esta contribución se dividirá entre diferentes iniciativas
y entidades, entre ellas la propia OMS.
En una llamada con varios
periodistas desde Seattle, donde la Fundación tiene su sede, Mark Suzman,
director ejecutivo de la organización aseguró que "es lícito que se cuiden los intereses y necesidades
nacionales y que los gobiernos no descuiden a sus propios ciudadanos; pero
ahora todos necesitamos trabajar en común los esfuerzos globales y unirnos para
afrontar esta crisis". En una
llamada posterior con Reuters, Melinda Gates fue
más allá: "Dejar de
financiar a la OMS no tiene absolutamente ningún sentido durante una pandemia.
Necesitamos una respuesta coordinada global. Cuando estás en una crisis como
esta, todo está en juego. Es un gesto muy peligroso".
Tal como
explica la OMS en su página, su financiación proviene de los aportes
presupuestarios de Gobiernos, entidades privadas y fundaciones. Estas
cantidades se dividen en cuotas fijas y en aportaciones voluntarias. Estados
Unidos contribuyó con cerca de 900 millones de dólares en el presupuesto de
2018-2019, lo que supone aproximadamente una quinta parte del total de 4.400
millones de dólares para esos años. Es el principal contribuyente con un 14,6%
de sus fondos. La Fundación Gates aporta el 9,8% (530 millones). España aporta
23 millones.
La
Fundación, el proyecto filantrópico al que los Gates se dedican desde hace años
—él renunció recientemente a su puesto en la junta directiva de Microsoft—
anunció, en concreto, que suma 150 millones de dólares a los 100 que ya aportó
hace algo más de un mes y que quieren destinar al desarrollo de diagnósticos,
terapias y vacunas. Para este mismo fin, lanzaron junto a la otra gran
organización filantrópica mundial, Wellcome Trust, el acelerador
terapéutico covid-19. Se trata de un mecanismo de coordinación entre
diferentes grupos de trabajo de todo el mundo que están buscando un tratamiento
efectivo contra el nuevo virus. Varios donantes se han sumado a esta
iniciativa. El primero fue Mastercard que aportó 25 millones de dólares. El
creador de Facebook, Marck Zucherberg, se incorporó poco después con otros
25 millones y una de las más recientes ha sido Madonna, con un millón
de dólares.
Uno de los
objetivos de estos esfuerzos conjuntos es que, en esta crisis, las soluciones
lleguen también a los pobres. Suzman insistió en que los retos a
los que se enfrenta el planeta con esta emergencia sanitaria son inéditos. Por
ejemplo, en lo que se refiere a las vacunas: "No piensen en una escala
normal, porque normalmente la industria está preparada para una fabricación
solo para bebés. Aquí estamos hablando de cientos de millones de dosis. Hay
7.000 millones de personas para todos y hará falta inmunizar prácticamente a
todo el mundo. Ahora no hay capacidad de fabricación para llegar a tanto".
Son muchas
las voces que recuerdan que un virus no va a respetar las fronteras entre
el norte y el sur y que, si Europa o Estados Unidos logran controlarlo, de nada
servirá si la pandemia sigue desatada en África o el Sudeste asiático. "Hay
desafíos enormes, por ejemplo, las ciudades que están rodeadas de barrios
marginales densamente poblados, en los que es muy difícil establecer un
distanciamiento social estricto, con poco saneamiento y escaso acceso a agua
corriente".
Una
coalición de personalidades científicas reclamó la semana pasada que los
ensayos clínicos se desarrollen también en los países más vulnerables. "Dónde se realicen los ensayos
no debería depender de gobiernos individuales o empresas privadas o quien sea
que esté haciendo el trabajo. Aquí es exactamente donde necesitamos establecer
las pautas globales acordadas". El director de la Gates apuesta por la
creación de un "grupo de asesoría técnica", que ayude a establecer
algunas de estas normas.
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