"El
derrame de virus desde animales es un resultado directo de nuestras acciones
relacionadas con especies silvestres y su hábitat", afirmó Johnson, autora
principal del estudio publicado en la revista Royal Society Proceedings B.
"La consecuencia de esa interferencia es que los animales
están compartiendo con nosotros sus virus. Estas acciones aumentan
simultáneamente el riesgo de extinción de especies y de derrames o spillovers". "Es una
convergencia desafortunada de factores que acaba en situaciones de crisis como
la que atravesamos con la actual pandemia".
Especies amenazadas
Johnson y sus
colegas estudiaron 142 casos conocidos de virus
que se desbordaron, generando lo que se conoce como
"zoonosis" o enfermedades humanas originadas en animales.
Los científicos
combinaron esa información con el estatus de los animales según la Lista Roja de especies en peligro, que elabora la
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El estudio sólo se
centró en virus y en mamíferos, pero mostró patrones claros.
Como era de esperarse, los animales domesticados con los que hemos
convivido durante siglos han sido la principal fuente de virus transmitidos a
humanos.Otra fuente
importante han sido especies silvestres abundantes que pueden vivir en
ecosistemas cercanos a poblaciones humanas, como roedores, primates y
murciélagos.
Pero uno de los
hallazgos más importantes del estudio es el relacionado con especies
amenazadas. Los animales cuyas
poblaciones han declinado debido a la caza, el tráfico de especies y la pérdida
de su hábitat albergan el doble de virus zoonóticos (que han
pasado a humanos) que aquellas especies silvestres cuyas
poblaciones disminuyeron por otros factores no relacionados con la acción
humana, como la aparición de una enfermedad.
Y esto apunta,
según Johnson, a que la acción humana está cambiando profundamente el hábitat
de los animales silvestres.
El impacto de la acción humana
Nuestros datos indican que hay dos procesos principales que
explican el riesgo de derrame de virus desde especies amenazadas de
extinción", explicó Johnson a BBC Mundo.
Por un lado, la
explotación de la vida silvestre a través de la caza, la captura y el tráfico implica
un contacto muy cercano con los animales, que comparten sus virus con humanos a
través de secreciones respiratorias o el contacto con sus heces, orina o
sangre, señaló la científica.
"Y estos
animales se venden en mercados donde mucha gente se mezcla con animales
hacinados en cautiverio, creando la oportunidad perfecta para el salto de virus
entre especies que nunca estarían en contacto en su hábitat natural".
El segundo proceso
tiene lugar en los ecosistemas dañados por la acción humana.
Los animales
silvestres se ven obligados a cambiar sus distribuciones, a migrar, entrar en
contacto con otras especies con las que ahora compiten por escasos recursos, y
a aproximarse a poblaciones humanas en busca de espacios para sobrevivir.
"La
destrucción de hábitats y la pérdida de biodiversidad están cambiando la
dinámica de las enfermedades en especies silvestres" afirmó Johnson. "Y dada la
tendencia al crecimiento de población humana y el uso de la tierra, podemos esperar que nuevos virus emerjan en forma cada vez más
frecuente".
Cada vez más frecuentes
Ya en 2012, el
prestigioso periodista científico estadounidense David Quammen advertía sobre
el riesgo de derrames en su libro "Desbordamiento: las infecciones
animales y la próxima pandemia humana" ("Spillover: Animal Infections
and the Next Human Pandemic").
Quammen cita en su
libro una larga lista de virus animales que se
desbordaron a humanos, como Marburgo (1967), Lassa (1969), Nipah
(1998), VIH (1981), Hendra (1994), virus de la gripe aviar (1997) y virus de la
gripe porcina (2009).
En el caso de la epidemia
de SARS en 2002, el virus se habría originado en murciélagos, que transmitieron
el virus a una especie amenazada y consumida en restaurantes en China, la
civeta de las palmeras.
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