Y es en dos de sus principales localidades ribereñas donde se
han presentado algunos de los cuadros más dramáticos de la pandemia del
covid-19 en América Latina.
Iquitos, en Perú, y Manaos, en Brasil.
El alcalde de
Manaos, Arthur Virgilio Neto, denunció que están viviendo “una película de
terror”, con más 4.000 contagios y 620 muertos por el nuevo coronavirus, lo que
ha causado el colapso del sistema de salud de la principal ciudad amazónica
brasileña. "No
queremos milagros. Lo que necesitamos es un avión lleno de escáneres,
ventiladores, medicamentos y equipos de protección", le dijo el alcalde a
la BBC. La crisis ha llevado a las autoridades de la ciudad a construir una
enorme fosa común para sus muertos.
En Iquitos,
médicos le contaron a BBC Mundo que no cuentan con camas suficientes para
atender la emergencia sanitaria: “La gente se va a morir en sus casas, porque
no tenemos cómo atenderla”. Pero la crisis no se
circunscribe a estas dos ciudades: el río es el principal medio de comunicación
para las poblaciones que habitan la cuenca del Amazonas y, por tanto, el canal
por el que ha llegado la enfermedad a otras comunidades en la región. Y
que amenaza, sobre todo, a las más de 400 comunidades indígenas que la habitan.
“El río es el eje del Amazonas que conecta a la gente de Perú, Brasil y
Colombia. Y aunque en el mapa se ve como algo muy disperso, todo se conecta a
través de su cauce y sus afluentes”, le dijo a BBC Mundo
el médico colombiano Pablo Martínez, quien ha trabajado en la
región durante más de 20 años.
"No hay estrategia conjunta"
Martínez, a través
de las redes sociales, fue de los primeros en alertar sobre la difícil
situación que la pandemia podía crear para las poblaciones ribereñas del
Amazonas, principalmente en Leticia, la principal ciudad colombiana en la zona,
en la frontera con Brasil.
“La mayoría de los
gobiernos, durante siglos, solo han visto a la
Amazonía como un lugar del que se pueden sacar recursos, pero nunca
donde invertir en temas como salud o educación”, reclamó Martínez. “Por eso han
elegido enfrentar este problema desde cada país, de forma individual y con
distintas estrategias, y no se han dado cuenta de que el río conecta a esta
región como un todo y necesita una atención integral”, señaló Martínez.
El ministro de
Salud de Colombia, Fernando Ruiz Gómez, le dijo a BBC Mundo que el gobierno
colombiano es consciente no solo de la grave situación en Leticia, sino de su
condición geográfica como ciudad limítrofe. "En términos prácticos,
Tabatinga -Brasil- y Leticia son una misma ciudad, y por eso la estrategia debe
ser unificada. Este viernes 8 de mayo estaremos reunidos los cancilleres y los
ministros de salud de Colombia y Brasil", señaló Ruiz Gómez. "Y también
hemos tomado medidas integrales como la
movilidad entre los municipios, que fue prohibida, salvo que se trate de
transporte de pacientes, alimentos, insumos médicos o elementos vitales. El
reto con esas restricciones es lentificar la velocidad de propagación del virus
para que tengamos siempre disponibilidad en los hospitales", agregó.
Tal vez una de las
mayores evidencias de cómo el río Amazonas se convirtió en un vehículo para la
expansión del covid-19 se halla en Leticia, la mayor ciudad colombiana sobre
este río más caudaloso del mundo. Aunque no es tan grande como Manaos o
Iquitos, Leticia tiene cerca de 45.000 habitantes y, sobre todo, una ubicación estratégica en el punto conocido como la triple
frontera.
“Por el río
Amazonas circulan personas desde Manaos, ciudad con más de 5.500 casos
reportados, y de otras poblaciones que tienen entre 27 y 630 casos", le
dijo a BBC Mundo Carlos Trillos, médico epidemiólogo y docente principal de la Universidad
del Rosario. "También está cerca Iquitos, Perú, con más de 1.000 casos
para la misma fecha. Lo anterior no solo refleja la influencia del río, sino la
importancia de incrementar su control”, señaló el académico.
Una calle más allá
Los movimientos, y
con ellos la dispersión del virus, están marcados por la falta de controles
fronterizos e incluso de divisiones reales sobre el terreno. "Es
importante considerar que Leticia está separada de Tabatinga, en Brasil, por
una calle. Esta población brasileña tenía más de 260 casos confirmados,
con un control de circulación por el río regulado por las autoridades de
Brasil, con problemas según informa la población”, explicó Trillos.
De hecho, el investigador señala que 10 de los casos confirmados
de covid-19 en Leticia procedían de Brasil y uno, de Perú. Actualmente, el
departamento del Amazonas es la provincia con mayor tasa de
contagio por habitante en todo Colombia. Hasta este
miércoles, Leticia registraba 291 casos y había reportado 14 personas
fallecidas por causa del virus. Y eso ha puesto en evidencia la vulnerabilidad
del sistema sanitario, no solo de Leticia sino también de
Iquitos y Manaos.
El río Amazonas es el más caudaloso del planeta. Atraviesa Perú,
Colombia y Venezuela y la mayor parte de la vida y la economía dependen del
tránsito por agua. Hace dos semanas, a medida que la gravedad de la pandemia se
acrecentaba, 30 miembros del personal médico que trabajan en el hospital de
Leticia decidieron firmar un documento en el que anunciaban una "renuncia
masiva a la prestación de servicios de salud" que no fueran
"urgencias vitales no covid-19", dado que no contaban con equipos de
protección personal básicos. “Es un problema que
se extiende por la Amazonía: los hospitales no
tienen los recursos para atender una emergencia de este nivel. Y eso se sabía
incluso antes de que se confirmaran los primeros casos”, señaló Martínez.
Cerrar el río
Desde el principio,
una de las preocupaciones de las autoridades ha sido que la pandemia del
covid-19 alcance a las comunidades indígenas, que no estarían protegidos ante
una enfermedad tan contagiosa. Una de las medidas adoptadas por el gobierno brasileño fue intentar reducir la
circulación fluvial.
Pero los expertos
consultados por BBC Mundo no solo califican la propuesta como contraproducente,
sino como imposible de hacer cumplir. “El río y sus afluentes representan el
85% de la vía de transporte en esta zona del país (Brasil) y en general para la
Amazonía. Si lo cierran, como lo ordenó el gobierno brasileño, van a causar
serios efectos”, le dijo a BBC Mundo Alessandra Martins Pontes,
especialista en temas de transporte fluvial de la Universidad Federal de la
Amazonía.
El poderoso cauce
de agua sudamericano no solo se extiende por más de 6.500 kilómetros, sino que
además tiene cerca de 1.000 afluentes que lo alimentan hasta que desemboca en
el Atlántico. “Sin transporte, hay escasez de alimentos, medicinas y
suministros. Todo lo que se pueda imaginar. En el Amazonas todo viaja por
ríos”, añadió.
La medida también podría lograr el efecto contrario al que se
propone y aumentar los riesgos para los enfermos de covid-19, al dejarlos
aislados. "Está comprometido hasta el transporte de pacientes. El
sistema aéreo es limitado", apuntó Martins Pontes. Y
aunque los analistas coinciden en que el río es la vía por la que pueden llegar
a contagiarse no solo las poblaciones ribereñas, sino las comunidades indígenas
más remotas, también señalan que es imposible de
"clausurar".
Pero que no se pueda cerrar no significa que no se pueda
vigilar. Voceros de la Organización de los Pueblos Indígenas del Oriente del
Perú (Orpio) señalaron que se deben tomar acciones para evitar que la pandemia
se expanda siguiendo el río. “Actualmente no hay control militar o policial en
[este tramo del] Amazonas, por lo que los barcos privados continúan navegando
con absoluta normalidad e incluso ingresan a territorios de las comunidades
indígenas con personas extranjeras”, le dijo a la agencia EFE Francisco
Cayetano, vocero de la entidad.
Por esa razón, la
recomendación es buscar alternativas logísticas para el control de la pandemia
en la región. “El control en puertos y fronteras debe
ser absoluto, con pasos restringidos solo a casos previstos por la ley por
razones sanitarias y humanitarias. Igualmente, el control de ingreso y contacto
con las comunidades indígenas debe ser máximo, todo coordinado con los
gobernadores y representantes indígenas”, recomendó Trillos.
Desde la
declaración de la pandemia, los pueblos indígenas en la Amazonía han estado en
alerta ante los riesgos que la enfermedad puede traer a sus comunidades. "Sin
lugar a dudas, nosotros, los pueblos indígenas somos uno de los segmentos más vulnerables ante la
actual pandemia de coronavirus", declaró en un comunicado la Confederación
de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB). "A lo largo de la historia hemos
sido víctimas de sucesivos invasores (…) por las enfermedades que portaban,
como la gripe, la viruela y el sarampión", continúa el documento. Aunque
no existe una cifra definitiva, se estima en que en la Amazonía habitan cerca
de un millón de indígenas distribuidos en unas 400 comunidades.
“Debido a la fácil
transmisión del virus, las deficientes condiciones sociales, nutricionales y de
salud de la población indígena, deben ser considerados una población
vulnerable, con alto riesgo de complicaciones y mortalidad por covid-19”,
señaló el docente Trillos. Y están en riesgo de no solo perder vidas humanas,
sino también su acervo cultural.
“Los indígenas en la región no cuentan con una asistencia
sanitaria adecuada, pero no porque ellos no lo quieran, como muchos señalan,
sino porque al Estado no le ha importado hacerlo”, reclamó el médico Pablo
Martínez. “Y como hemos visto, la enfermedad ataca a los adultos mayores. Y en
las culturas indígenas, los más adultos son los que transmiten el conocimiento
a los más jóvenes. La pérdida de este conocimiento sería irreparable”, agregó.
En este sentido, el ministro colombiano destacó que se está
trabajando con las comunidades indígenas. "Las asociaciones indígenas de
Colombia desde hace varias décadas cuentan con autonomía para fomentar
proyectos de salud, especialmente en el nivel básico. Específicamente en lo
relacionado con covid-19, en marzo expedimos con lineamientos para las
comunidades étnicas", dijo. "En esos lineamientos se les recomienda permanecer en sus
territorios, implementar acciones para evitar la salida, limitar
el ingreso de personas ajenas a las comunidades, y adaptar los lineamientos
generales a sus costumbres y sus usos. La pandemia ha llegado
al Amazonas. Y el río, que lo conecta todo, puede convertirse en el principal
camino para que el virus se propague por las comunidades indígenas.
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