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Su uso masivo combinado con restricciones puntuales evitaría el rebrote del coronavirus, según modelos matemáticos
Una simulación con 60 millones de personas
muestra que si todas llevaran mascarilla la mayor parte del tiempo no se
producirían segundas o terceras oleadas de la pandemia de coronavirus. Incluso
con porcentajes mucho menores, la propagación de la covid bajaría de su índice
de reproducción sin necesidad de las medidas más extremas de confinamiento.
Según los autores de este estudio, a falta de herramientas más tecnológicas y
avanzadas, cubrirse la cara de forma masiva daría el tiempo necesario para
encontrar la vacuna. Sin embargo, aún hay científicos escépticos.
El sentido común
dice que llevar mascarilla protege de cualquier partícula o patógeno
aerotransportados. Pero la ciencia no lo tenía tan claro. Hasta la emergencia
de la actual pandemia, han sido pocos los estudios sobre la eficacia de
cubrirse boca y nariz para frenar la propagación de virus. La mayoría de los
más recientes están relacionados con la gripe o el brote de SARS de 2003.
Quizá por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) y muchos Gobiernos,
como el español, han tardado tanto en recomendar u obligar a usarlas.
Ahora, un par de
modelos matemáticos elaborados por investigadores británicos muestran que algo
tan poco sofisticado como varias capas de tejido de algodón puede ser la
primera línea de defensa contra el coronavirus. Su trabajo, que usa a la
población del Reino Unido para su simulación, se alimenta de datos reales de
infectados y un ritmo de contagio previo a las mascarillas similar al máximo
alcanzado por una decena de países europeos. Con estos y otros parámetros
epidemiológicos, intentan responder a la siguiente pregunta: ¿qué grado de
adopción de las mascarillas haría falta para rebajar el índice de reproducción
a menos de uno? Bajar de esa cifra implica la desaparición de la epidemia en un
mayor o menor lapso.
Apenas hay estudios sobre la
efectividad de las mascarillas para frenar el contagio
“Nuestros análisis
respaldan la adopción inmediata y universal de las mascarillas”, dice el
principal autor del estudio, Richard Stutt. Hasta ahora, este investigador de
la Universidad de Cambridge modelaba la propagación de enfermedades entre los
cultivos vegetales, un conocimiento que ha aplicado a la actual pandemia
humana. “Si combinamos el uso masivo de las mascarillas con la distancia física
y cierto grado de confinamiento, se podría gestionar de forma asumible la
pandemia al tiempo que se recupera la economía mucho antes de que haya una
vacuna efectiva”, añade.
Los resultados del
estudio, publicados en la revista científica Proceedings
of the Royal Society A, señalan que, si al menos la mitad de la población
llevara mascarilla en público, el ritmo de contagio bajaría de un índice de
reproducción igual a 1. Como se ha demostrado, la curva de la pandemia no tira
hacia abajo hasta que se logra ese umbral. Con porcentajes cada vez mayores de
gente cubriéndose la cara, el modelo indica que el índice se acercaría cada vez
más al cero.
Según esta
investigación, en la situación ideal de que toda la población se pusiera la
mascarilla, el índice de reproducción se mantendría bien por debajo de 0,5. Más
importante aún: se evitaría una segunda o tercera oleada si las máscaras se
complementan con confinamientos puntuales y parciales al menos durante 18
meses, tiempo que se cree suficiente para la obtención de la vacuna. El
problema, como reconocen los autores, es que estos escenarios son una
simulación que parte de una serie de suposiciones.
“Realizar estudios
científicos para medir directamente la efectividad de las mascarillas es muy
complicado”, recuerda Stutt. “Podemos ver la reducción del material exhalado
por un infectado con o sin máscara, pero lo más difícil es calcular el efecto
que esto tiene sobre los susceptibles de contagio”, detalla. Para saberlo con
exactitud, habría que exponer a voluntarios al patógeno de forma deliberada,
algo que plantea varios dilemas éticos.
Para Ellen Brooks,
investigadora en salud pública de la Universidad de Bristol (Reino Unido),
“aunque las mascarillas podrían reducir la transmisión en algunos entornos,
como tiendas o transporte público, es poco probable que impidan la transmisión
de contactos sociales cercanos y sostenidos, como en el hogar”. Mientras, el
profesor Keith Neal, epidemiólogo de la Universidad de Nottingham (Reino
Unido), acepta la lógica de que cuanta más gente lleve mascarilla, más impacto
tendrá en la propagación de la enfermedad, “pero depende mucho de la
efectividad de las que vayan a usar”.
Otro temor de algunos
científicos es que el uso generalizado de las máscaras genere una aparente
sensación de seguridad. “No hay pruebas de que llevar mascarilla lleve a una
relajación de otras medidas”, rechaza en un correo la profesora de atención
primaria de la Universidad de Oxford (Reino Unido) Trish Greenhalgh. Para ella,
el estudio apoya la idea de que “los beneficios de cubrir la cara para reducir
la infección entre la población superan a los potenciales daños del uso
incorrecto”
De acuerdo al informe presentado por el Ministerio de Salud, hoy 12 de Junio se cumple el octogésimo noveno día de emergencia nacional para frenar el contagio del coronavirus; la estadística desde que se anunciara el primer caso de COVID -19, a la fecha es la siguiente:
España está relajando las medidas de confinamiento pero el enemigo sigue ahí fuera: el coronavirus SARS-CoV-2 sigue circulando y puede causar nuevos repuntes. Por eso hay una carrera mundial sin precedentes por buscar vacunas y tratamientos y también por comprender cómo responden las defensas del organismo ante su ataque.
En relación con esto último, todavía hy muchos interrogantes: por ejemplo, se desconoce cuánto dura la inmunidad frente al SARS-CoV-2 o qué respuesta activa. África González Fernández, Presidenta de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) y Catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, habla sobre este asunto, comparando la primera respuesta del organismo con las defensas de un castillo y la segunda respuesta, específica, con la acción de mortíferos y selectivos francotiradores.
Además, ha comentado los resultados de un reciente estudio que concluía que cuatro de cada diez personas podrían tener inmunidad frente al coronavirus y los resultados del sondeo nacional de seroprevalencia que concluyó que el 5% de la población tiene anticuerpos (de tipo IgG) frente al coronavirus.
-¿Cuáles son las conclusiones más importantes que usted sacaría de este informe?
El confinamiento ha permitido que mucha menos gente se infecte y enferme y por tanto es lógico que el estudio de seroprevalencia, que estudia la producción de anticuerpos, haya dado bajo, aunque en zonas con mayor tasa de infección, la seroprevalencia ha sido también superior. El estudio aún no ha finalizado, por lo que será interesante ver los resultados cuando éste concluya, cuando se completen las siguientes mediciones.
-¿Este sondeo puede detectar a todos los que han pasado la infección?
No. No hay que descartar que muchas personas asintomáticas o con síntomas leves no generen anticuerpos, ya que su sistema inmune innato ha podido contener la infección, o en el momento que se las ha medido, no los habían aún desarrollado.
«No hay que descartar que muchas personas asintomáticas o con síntomas leves no generen anticuerpos»
El sistema inmunitario actúa a distintos niveles. Primero entran en funcionamiento las más rápidas pero menos específicas de la inmunidad innata. Si no es suficiente con ella, se pone en marcha la inmunidad específica de los linfocitos y los anticuerpos, que se comportan como verdaderos francotiradores, pero que tardan días o semanas en funcionar.
-No toda las defensas dependen de los anticuerpos. Entonces, ¿podría decirme como responde el sistema inmune cuando es atacado por el SARS-CoV-2?
El mejor simil es pensar en la protección de un castillo frente a invasores. Primero el castillo tiene barreras, fosos, ventanas pequeñas, para evitar su entrada. Pero también hay vigilantes continuamente en alerta, para detectar cuanto antes la llegada de posibles enemigos, para rápidamente informar a los primeros soldados a ponerse en marcha. Esta inmunidad está ya lista para actuar, está preparada, pero es poco específica. Por esto se denomina innata.
-¿Cómo actuaría ese sistema inmune innato?
Se inicia con la producción de interferones producidos por las células infectadas. Este interferón avisa a las células vecinas, para que paralicen la síntesis proteica y por tanto la producción de virus.
Hay también un conjunto de células que eliminan el virus (fagocitándolo) y otras que matan a las que están infectadas (células «natural killer» o NK).
Si esta inmunidad innata es suficiente, por ejemplo porque la cantidad del virus es baja, aquí finalizaría el proceso, y no se vería nada más en estas personas expuestas al virus.
-¿Y si no es así?
Si la inmunidad innata no pudiera contener la infección, se pone en marcha la inmunidad adaptativa, que es mucho más específica, pero más lenta, pero finalmente ayudará a resolver la infección, a generar memoria y a la producción de anticuerpos. En la inmunidad adaptativa participan los linfocitos T (hay de tres tipos, unos que ayudan o «helper», citotóxicos y reguladores), y los B, que producirán finalmente anticuerpos muy específicos.
«Son muy importantes los linfocitos T citotóxicos, que destruirán a las células infectadas de forma muy selectiva»
Son muy importantes los linfocitos T citotóxicos, que destruirán a las células infectadas de forma muy selectiva. Esto podría generar una buena respuesta de contención del virus, y por tanto la inmunidad que se adquiere no es sólo por la cantidad de anticuerpos que se producen, sino que hay muchos más componentes que participan en esta lucha frente al patógeno.
-¿Y qué hay de los anticuerpos?
Algunos linfocitos B se diferencian a células plasmáticas, que producen unas sustancias solubles muy específicas, que se conocen como anticuerpos. Éstos son algo así como una llave que encaja en una cerradura, en una parte concreta del virus. Los anticuerpos son circulantes y se pueden estudiar en suero o sangre de las personas con mayor facilidad.
Ahora sabemos que la mayoría de las personas que pasaron la enfermedad desarrollan anticuerpos frente al virus, y se ha visto que pueden mantenerse durante meses en su organismo.
-¿Qué se conoce de la inmunidad celular frente a este coronavirus?
No había muchos datos del papel de la inmunidad celular frente al SARS-Cov-2, pero ya hay algunas publicaciones recientes como un artículo en la revista « Cell» y de otros laboratorios que están investigando su papel.
Tenemos un problema y es el tiempo. La investigación requiere de pensar, de tener financiación adecuada, y de tiempo, que es justo lo que no tenemos ahora.
-El estudio recientemente publicado en «Cell» demostraba la acción de la respuesta celular, si no me equivoco, ¿qué implica esta investigación?
El estudio de «Cell» es muy interesante, ya que no solo estudia la respuesta de anticuerpos, sino también las células T específicas frente al virus. Aunque el número de personas estudiadas es bajo, hay respuestas de linfocitos T «helper» y citotóxicos frente a distintas partes del virus. Es importante porque demuestra que hay inmunidad celular (por lo menos a corto plazo). Habrá que esperar más para poder estudiar si las células T de memoria se mantienen y por cuanto tiempo.
«El estudio de «Cell» es muy interesante, ya que no solo estudia la respuesta de anticuerpos, sino también las células T específicas frente al virus»
Otro aspecto a destacar del estudio es que en un grupo de personas no expuestos a este virus, empleando células guardadas de personas entre los años 2015 y 2018, y por tanto previo a la infección por el SARS-Cov-2, se encuentran también linfocitos capaces de activarse frente a determinadas partes del virus, lo que indicaría que han podido estar previamente expuestos a otros coronavirus del catarro común y que la inmunidad que generaron reconoce también a este nuevo coronavirus. Es lo que se conoce como inmunidad cruzada.
-Supongo que esto son buenas noticias. ¿Significa que las infecciones de coronavirus causantes de catarros confieren protección frente al SARS-CoV-2?
Sí, son buenas noticias. Es posible que tanto los anticuerpos como estas células T que se activaron frente a otros coronavirus confieran cierto grado de protección, pero esto aún hay que confirmarlo. En el artículo estudiaron frente a dos tipos de coronavirus convencionales, los HCoV-OC43 and HCoV-NL63, y encontraron linfocitos T frente a ellos. Aunque no saben si los pacientes estuvieron realmente expuestos a estos coronavirus, lo asumen por el grado de distribución de éstos en la época estudiada.
-Si efectivamente hay inmunidad cruzada y las infecciones previas protegen frente al SARS-CoV-2, ¿se podría decir que cuatro de cada diez personas podrían estar previamente protegidas? ¿Por eso quizás ha habido tantos infectados asintomáticos?
Si, es muy posible que esta inmunidad generada frente al catarro común haya podido proteger a las personas de infectarse de este nuevo coronavirus, o que de contagiarse desarrollaran una enfermedad mucho más leve. Este efecto de protección cruzada se ha observado ya con los coronavirus comunes y también con otros virus.
«Este efecto de protección cruzada se ha observado ya con los coronavirus comunes y también con otros virus»
-Aparte de todo esto, ¿cuáles son las preguntas que no contesta el estudio nacional de seroprevalencia?
En primer lugar, hay muchas cosas por conocer de este virus con respecto a la producción de anticuerpos: ¿en qué cantidad y por cuánto tiempo se mantienen los anticuerpos? En principio, por los datos procedentes de China, podrían mantenerse al menos durante varios meses.
¿Cuál es la concentración de anticuerpos necesaria para indicar protección frente a la infección, y frente a qué regiones del virus? ¿Los niveles de anticuerpos están asociados a menor o mayor gravedad de la enfermedad?
También hay que preguntarse qué anticuerpos son los más relevantes para la protección: ¿los de tipo IgG, IgA? Se supone que serían las IgA que protegen en mucosas, pero la mayoría de test no los miden.
-Supongo que, en definitiva, todo esto es importante para saber si los anticuerpos confieren o no protección...
Así es. Los datos publicados por algunos investigadores estudian in vitro la capacidad de los sueros para bloquear-neutralizar la entrada del virus en las células. El problema es que es necesario recurrir a técnicas complejas, que no es posible realizar en laboratorios convencionales, por lo que solo se ha hecho en un pequeño grupo de personas. Sabemos que no hay casos de reinfección o son meramente anecdóticos. Por tanto, una persona que ya se infectó, queda protegida frente al virus, aunque no sabemos por cuánto tiempo.
-¿Qué hace falta para saber cuánto durará la protección?
No sabemos cuánto dura esta memoria protectora frente a este virus nuevo por el escaso tiempo de duración de la pandemia. En el caso de otros coronavirus comunes suelen dar protección entre 6 meses-1 año. En el caso de SARS y MERS de varios años.
-Por lo que está viendo estos días, ¿cree que hay personas que se están relajando durante este desconfinamiento? ¿El peligro ya ha pasado?
En general creo que la ciudadanía se está comportando de forma ejemplar. Pero es cierto que la gente quiere volver a una cierta normalidad cuanto antes y podrían darse situaciones de relajación. Las medidas de confinamiento han sido eficaces, y hay que seguir con la desescalada regular, medidas de higiene, protección, y detección de nuevos casos de forma rápida con aislamiento y estudio de los contactos para evitar nuevos contagios.
«El único medio de lograr la inmunidad de grupo de forma rápida y segura sería con una vacuna que demostrara que induce buena inmunidad»
-Por lo que se sabe hasta ahora, ¿cuándo va a llegar la inmunidad de grupo que ponga fin a la pandemia?
La inmunidad de grupo tiene sentido obtenerla con la vacunación. No podemos esperar a que una infección que puede producir tantos problemas y con elevada mortalidad sea la que genere la inmunidad de grupo. Esto llevaría mucho tiempo para adquirirse de forma natural, y con muchas personas infectadas y fallecidas. El único medio de lograr la inmunidad de grupo de forma rápida y segura sería con una vacuna que demostrara que induce buena inmunidad, que es segura y que protege de la infección
Los mercados financieros han caído en medio de temores de que un aumento en los casos de coronavirus dañará la recuperación económica.
Los descensos mundiales se produjeron un día después de que el banco central de Estados Unidos advirtiera que Estados Unidos enfrentaba un largo camino hacia la recuperación económica.
En los EE. UU., Los tres principales índices financieros vieron su peor día en semanas, con el Dow Jones Industrial Average bajando casi un 7%.
Las caídas siguieron a un repunte de una semana que ayudó a las acciones a recuperar terreno desde los mínimos de marzo.
Las reservas de energía y viajes estuvieron entre los mayores perdedores, ya que los precios del petróleo también se vieron afectados.
Anteriormente, las acciones europeas y asiáticas también cayeron, con el FTSE 100 del Reino Unido hundiéndose alrededor del 4%. En Alemania, el Dax cayó un 4,4%, mientras que en Francia el CAC 40 terminó un 4,4% más bajo.
"El gobierno, las empresas y las personas estarían mejor preparados para una segunda ola que para la primera", dijo Roland Kaloyan, estratega europeo de renta variable de Societe Generale.
"Pero el problema es que hay un límite para que los gobiernos inyecten dinero".
Recuperación lenta
Los precios de las acciones habían aumentado en medio de las esperanzas de que la economía se recupere a medida que las autoridades aflojan los controles establecidos para tratar de frenar la propagación del virus.
El informe sorpresa de la semana pasada que mostró que los empleadores estadounidenses habían reiniciado la contratación en mayo ayudó a impulsar el índice Nasdaq a nuevos máximos.
Pero la recuperación sigue siendo tentativa. El jueves, el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos informó que otras 1,5 millones de personas habían presentado nuevas solicitudes de desempleo la semana pasada. Más de 30 millones continúan recolectando los beneficios, dijo.
Los responsables políticos del banco dijeron el miércoles que la tasa de desempleo podría mantenerse por encima del 9% a fines de año, cerca del peor nivel de la crisis financiera,
En su conferencia de prensa el miércoles, el presidente del banco Jerome Powell advirtió que la evaluación puede resultar optimista, en caso de que las tasas de infección y hospitalización empeoren.
Varios estados que se han movido para reabrir, incluidos Arizona y Carolina del Sur, han visto un aumento en los casos en los últimos días.
"Podría perjudicar la recuperación, incluso si no se tiene una pandemia a nivel nacional. Solo una serie de locales, de picos locales, podría tener el efecto de socavar la confianza de las personas en los viajes, los restaurantes y el entretenimiento", dijo. . "No sería un desarrollo positivo".
El Dow cayó 1,861.8 puntos o 6.9% para terminar en 25,128, mientras que el S&P 500 cayó 188 puntos o 5.9% a 3,002.1. El Nasdaq cerró 527.6 puntos por debajo o 5.2% a 9,492.7.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo que no quería ver el regreso de los bloqueos que mantuvieron congelada la mayor economía del mundo durante semanas esta primavera.
Pero los economistas han advertido que las personas se quedarán en casa voluntariamente si tienen miedo de enfermarse.
De acuerdo al informe presentado por el Ministerio de Salud, hoy 11 de Junio se cumple el octogésimo octavo día de emergencia nacional para frenar el contagio del coronavirus; la estadística desde que se anunciara el primer caso de COVID -19, a la fecha es la siguiente:
George Gao, director general de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de China, ha concedido una entrevista en «Sciencemag.org» donde ha señalado las enseñanzas que dejó el virus en su país
Las últimas recomendaciones de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) para luchar contra el coronavirus y
evitar contagiarse de la COVID-19 siguen haciendo hincapié en «la gran
importancia de la higiene frecuente de las manos y la limpieza y desinfección
del medio». El organismo incide «en la relevancia de mantener las distancias y
evitar el contacto cercano y sin protección con personas con fiebre o síntomas
respiratorios». De acuerdo con estas directrices, no se recomienda el uso de
mascarilla para la población general: lo apropiado es que el personal sanitario
use máscaras de tipo FP2 Y FP3, junto a gafas y trajes de protección, para no
contagiarse, mientras que cualquier individuo use mascarillas quirúrgicas, no
para no contagiarse sino para
no contagiar a otros.
George Gao, director general de los Centros de Control y Prevención
de Enfermedades (CDC) de China, tiene a su cargo a 2.000 empleados y ha
participado en algunos de los primeros y más importantes estudios sobre el
SARS-CoV-2, el virus causante de la COVID-19: ha participado en el aislamiento
e identificación del virus y en los primeros estudios que detallaron la
epidemiología de la enfermedad, así como varios artículos en «The Lancet».
Recientemente ha concedido una entrevista a «Sciencemag.org» donde
este experto en virología e inmunología, doctor en la Universidad de Oxford y
que también se formó en la Universidad de Harvard, reflexionó sobre las
lecciones que la epidemia del coronavirus ha dejado en China. En base a estas
enseñanzas, ha
avisado del «gran error» que se está cometiendo en Europa y Estados Unidos.
«En
mi opinión, el gran error es que la gente no se está poniendo las
mascarillas», ha dicho Gao, en una entrevista que le ha llevado dos
meses conseguir a «Science». «Este virus se transmite por gotitas y por
contacto cercano. Por eso tienes que llevar una máscara, porque cuando hablas
siempre salen gotas de tu boca. Mucha gente tiene infecciones
asintomáticas o presintomáticas. Si llevan máscaras, pueden evitar
que las gotas cargadas de virus escapen e infecten a otros», ha detallado.
Ayer mismo,
Austria se unió al pequeño club de países europeos, entre los que está
República Checa y Bosnia-Herzegovina, que harán obligatorio el uso de máscaras
en espacios públicos.
La enseñanza más
importante
Además
de eso, en opinión de George Gao la enseñanza más relevante aprendida en esta
epidemia es la importancia de «aislar todos los casos y poner
en cuarentena los contactos cercanos». Suspender las congregaciones
públicas y el bloqueo de las ciudades también son indispensables. De hecho, un
estudio publicado recientemente en «Science» indicaba la importancia de poner
en marcha estas medidas desde la aparición de la dispersión comunitaria de a
enfermedad, cosa que ocurrió en
España al menos desde el 28 de febrero.
Este
investigador se ha mostrado escéptico en relación con la idea de que la
expansión del virus se frenará
con el calor del verano y ha señalado la
necesidad de que más estudios científicos trabajen en esta cuestión: «Mucha
gente piensa que el virus es frágil y particularmente sensible a la temperatura
o la humedad. Pero, gracias a estudios hechos en China y Estados Unidos, parece que es muy resistente en algunas
superficies, y que podría sobrevivir en muchos medios».
El misterioso
origen de la epidemia
El investigador
ha reconocido que todavía no se conoce a ciencia cierta cuál es el origen del
virus y ha negado que las autoridades chinas tardasen en compartir la secuencia
del virus, aunque la primera secuencia se obtuvo el 5 de enero, pero no fue
hasta el día 8 hasta que se hizo pública.
«Creo
que el tiempo que pasó entre la aparición del artículo -con la secuencia-
y el momento en que se informó a la OMS fue de unas pocas horas.
Desde luego no más de un día». Al insistirle el periodista, Gao ha dicho que
hubo que esperar a las autoridades sanitarias para hacer el anuncio: «No
quieres que el público entre en pánico, ¿no? Y nadie en ningún país podría
haber predicho que el virus iba a causar una pandemia. Esta es la primera
pandemia que no es de gripe»
«Nadie en ningún país podría haber predicho que el virus iba
a causar una pandemia»
En este sentido, ha explicado por qué no
fue hasta el 20 de enero cuando las autoridades sanitarias chinas informaron de
la transmisión de persona a persona del virus. «No había datos epidemiológicos
todavía. Y nos estábamos enfrentando a un virus loco y oculto desde el
comienzo. Lo mismo es válido para Italia, cualquier otro lugar de Europa y
Estados Unidos: al principio, los científicos y todo el mundo pensaron:
"bueno, no es más que un virus"»
«Al principio, los científicos y todo el mundo pensaron:
"bueno, no es más que un virus"»
George Gao ha confirmado que en la
actualidad China prácticamente solo está registrando casos importados y que no
se puede confiar en la inmunidad de grupo para frenar una futura epidemia: las autoridades están tratando de ganar tiempo
para conseguir antivirales y vacunas. En relación con esto
último, ha dicho que en abril ya se deberían haber conseguido los primeros
resultados sobre un tratamiento basado en remdesivir. Por último, ha contradicho a Donald Trump, presidente
de Estados Unidos, quien empezó a designar al SARS-CoV-2 como «virus chino»:
«Definitivamente, no es bueno llamarle virus chino. El virus pertenece a la
Tierra. Es nuestro enemigo común, no el enemigo de ninguna persona o país»
Que el coronavirus vuelva en invierno es probable. Que estemos preparados no lo es
La probabilidad de que haya una segunda ola del coronavirus en la temporada
otoño/invierno es bastante alta. ¿Estamos preparados contra ella?
Un científico te dirá que no sabe, lo que traducido en lenguaje de los humanos quiere decir que no. ¿Hemos examinado los errores cometidos No, padre, puesto que ni los reconocemos. ¿Tenemos un plan para investigar lo que ha ido mal y así prevenir lo que puede ir mal cuando llegue el invierno? No, padre, toda vez que no hemos hecho nada mal y por lo tanto no hay nada que investigar. Los políticos y sus portavoces están tan centrados en salvar la parte baja de su propia espalda que no tienen tiempo para esas tonterías. Comenten así un error grueso. Un más.
Tenemos una lección
que aprender aquí de la pérfida Albión. Un grupo heterogéneo de 27 científicos
y médicos de gama alta han solicitado a su primer ministro, Boris Johnson, que
organice una investigación pública para preparar a su país ante una probable
segunda ola de covid-19 en invierno, informa The
Guardian. Creen que el Reino Unido no está
preparado para ella, y que la respuesta del Parlamento ha sido hasta ahora deficiente
y ha contribuido a la alta tasa de mortalidad que ha sufrido el país. En el
inequívoco tono directo y brutal de la ciencia británica, estos expertos
advierten: “Mucha más gente morirá a menos que encontremos soluciones rápidas y
prácticas a los problemas estructurales que tanto han dificultado una respuesta
eficaz”. ¿Han oído algo similar en España? No, padre.
Los 27 expertos
británicos identifican las fuentes del fracaso de su país al gestionar la pandemia: fragmentación del sistema nacional de salud con
dejación de la salud pública y la dependencia; la inutilidad del Parlamento de
Westminster para llegar a acuerdos con los gobiernos locales; la desconexión
entre la evidencia científica y la toma de decisiones por los políticos y la
ineptitud de estos últimos para planificar las necesidades y obtener los
equipos necesarios. ¿Les suena de algo? Oh sí, porque parece una radiografía
del sistema español. La enorme diferencia es que en la pérfida Albión los
científicos hablan, critican y presionan a sus políticos en cualquier foro
público. ¿Ocurre eso aquí? No, padre.
¿Tenemos un plan para investigar lo que ha ido mal
y así prevenir lo que puede ir mal cuando llegue el invierno?
Los científicos
españoles que más saben de esto sí pueden, al menos, expresar sus críticas en
privado. Algunos están muy de acuerdo con el manifiesto de los expertos
británicos, y creen que esa actitud resulta necesaria también en España, donde
tenemos un montón de errores y deficiencias que resolver antes de la segunda
ola: un Ministerio de Sanidad vaciado de competencias, un sistema de alerta
preindustrial, datos deficientes, sistemas de información incoherentes y
ausencia de los mejores científicos en los puestos clave. Estos son los
verdaderos problemas mientras la Carrera de San Jerónimo habla de unos
terrorismos y golpes de Estado que la gente no ve por ningún lado. ¡Despertad!