lunes, 23 de marzo de 2020

Ciudadanos de Wuhan denuncian que ya no se hacen pruebas del COVID-19 para maquillar estadísticas

Desde Wuhan, epicentro de la pandemia, aseguran que los pacientes que acuden a los hospitales son rechazados sin hacerles la prueba del nuevo coronavirus "por motivos políticos, no médicos".
Así, un vecino de la ciudad, identificado solo por su apellido, Wan, ha asegurado a RTHKque su madre de 70 años ha recaído con neumonía tras ser dada de alta de un hospital. Ahora no la ingresan porque no ha dado positivo por COVID-19.
La mujer no puede abandonar su hogar porque sigue en vigor el confinamiento y las autoridades le dicen solo que espere. "Me siento impotente", explicó el hijo.
Otros vecinos de Wuhan habrían vivido situaciones similares, según un voluntario de la ciudad, Zhang Yi, quien asegura que su madre, hospitalizada por un problema cardiaco, ha visto cómo el personal rechazaba a pacientes con coronavirus.
Para Zhang hay una necesidad política de que no haya nuevos contagios locales. "Sea exacta o no la cifra oficial, lo sabremos. Es una actitud política, no sanitaria", indicó.
Ding Ding, uno de los hijos de una mujer que murió por el virus, ha denunciado que las autoridades no advirtieron del peligro e incluso a mediados de enero, cuando ya era evidente, aseguraron que no había pruebas de contagio entre humanos. "Nuestra familia es la víctima. Vamos a pedir compensación", explicó.

Decenas de miles de personas fueron contagiadas por el virus desde finales del año pasado en Wuhan, epicentro de la pandemia. Los datos oficiales apuntan a más de 2,500 fallecidos solo en esa ciudad.
Las autoridades chinas aseguran que han logrado que no haya contagios comunitarios del nuevo coronavirus en el país, pero desde Wuhan ciudadanos aseguran que los pacientes que acuden a los hospitales son rechazados sin hacerles la prueba "por motivos políticos, no médicos", según testimonios recogidos por la televisión pública de Hong KongRTHK.
Las autoridades han cerrado los diez hospitales provisionales levantados para combatir la enfermedad y aseguran que están volviendo a la normalidad. Por ello, ahora sostienen que ya no son necesarias las pruebas para los enfermos leves.
Así, un vecino de la ciudad, identificado solo por su apellido, Wan, ha asegurado a RTHKque su madre de 70 años ha recaído con neumonía tras ser dada de alta de un hospital. Ahora no la ingresan porque no ha dado positivo por COVID-19.
La mujer no puede abandonar su hogar porque sigue en vigor el confinamiento y las autoridades le dicen solo que espere. "Me siento impotente", explicó el hijo.
Otros vecinos de Wuhan habrían vivido situaciones similares, según un voluntario de la ciudad, Zhang Yi, quien asegura que su madre, hospitalizada por un problema cardiaco, ha visto cómo el personal rechazaba a pacientes con coronavirus.
Para Zhang hay una necesidad política de que no haya nuevos contagios locales. "Sea exacta o no la cifra oficial, lo sabremos. Es una actitud política, no sanitaria", indicó.
Ding Ding, uno de los hijos de una mujer que murió por el virus, ha denunciado que las autoridades no advirtieron del peligro e incluso a mediados de enero, cuando ya era evidente, aseguraron que no había pruebas de contagio entre humanos. "Nuestra familia es la víctima. Vamos a pedir compensación", explicó.
Decenas de miles de personas fueron contagiadas por el virus desde finales del año pasado en Wuhan, epicentro de la pandemia. Los datos oficiales apuntan a más de 2,500 fallecidos solo en esa ciudad.
Así, un vecino de la ciudad, identificado solo por su apellido, Wan, ha asegurado a RTHKque su madre de 70 años ha recaído con neumonía tras ser dada de alta de un hospital. Ahora no la ingresan porque no ha dado positivo por COVID-19.
La mujer no puede abandonar su hogar porque sigue en vigor el confinamiento y las autoridades le dicen solo que espere. "Me siento impotente", explicó el hijo.
Otros vecinos de Wuhan habrían vivido situaciones similares, según un voluntario de la ciudad, Zhang Yi, quien asegura que su madre, hospitalizada por un problema cardiaco, ha visto cómo el personal rechazaba a pacientes con coronavirus.
Para Zhang hay una necesidad política de que no haya nuevos contagios locales. "Sea exacta o no la cifra oficial, lo sabremos. Es una actitud política, no sanitaria", indicó.
Ding Ding, uno de los hijos de una mujer que murió por el virus, ha denunciado que las autoridades no advirtieron del peligro e incluso a mediados de enero, cuando ya era evidente, aseguraron que no había pruebas de contagio entre humanos. "Nuestra familia es la víctima. Vamos a pedir compensación", explicó.
Decenas de miles de personas fueron contagiadas por el virus desde finales del año pasado en Wuhan, epicentro de la pandemia. Los datos oficiales apuntan a más de 2,500 fallecidos solo en esa ciudad.

El Ejército de España halla cadáveres de ancianos en residencias de mayores


La Unidad Militar de Emergencias (UME) ha localizado cadáveres de ancianos en varias de las residencias de mayores a las que se ha desplazado para desinfectarlas. Lo ha revelado la ministra de Defensa, Margarita Robles, en declaraciones al Programa de Ana Rosa, de Telecinco.

“El Ejército, en algunas visitas, ha podido ver a ancianos absolutamente abandonados, cuando no muertos en sus camas”, ha dicho la ministra. “Vamos a ser absolutamente implacables y contundentes en el trato que se dé a los mayores en esas residencias”, ha subrayado Robles. Tras asegurar que en la mayoría de los casos se cuida a los ancianos, pese a las limitaciones de la situación actual, ha añadido que “todo el peso de la ley caerá sobre quienes no cumplan con sus obligaciones”.

El Ministerio de Defensa ha confirmado que se han encontrado cadáveres en varias residencias, en las que buena parte del personal se había dado de baja tras detectarse el virus, pero no ha querido detallar en cuántas ni cuáles. La UME inició el pasado fin de semana una campaña en las residencias de la tercera edad, convertidas en foco de contagio del coronavirus, a las que presta apoyo sanitario además de desinfectarlas. Solo este lunes tenía previsto inspeccionar 73 de estos centros, 14 en la comunidad de Madrid.

Fuentes sanitarias explican que habitualmente los fallecidos se trasladan a un habitáculo refrigerado denominado túmulo donde se espera a que lo recojan los servicios funerarios. Sin embargo, cuando existe sospecha de contagio por coronavirus, el protocolo establece que no se les toque hasta que llegue el facultativo y el personal de la funeraria, equipados con bolsas y equipos de protección, permaneciendo mientras tanto el cadáver en la cama. El actual colapso de los servicios funerarios en Madrid, agregan las mismas fuentes, hace que puedan tardar hasta 24 horas en venir a recoger el cadáver.

Fuentes del IMSERSO (Instituto de Mayores y Servicios Sociales) insisten en que pueden existir casos puntuales de desbordamiento, pero que la mayoría de residencias está funcionando bien, aun encontrándose al límite debido a la falta de equipos individuales de protección y a los problemas de personal, ya que muchos trabajadores están afectados por la enfermedad o en cuarentena.

Cinco fallecidos y 395 casos de COVID-19 en el octavo día de emergencia


Hoy lunes 23 de marzo se cumple el octavo día de emergencia nacional para frenar el contagio de coronavirus. Las últimas cifras brindadas por el presidente Martín Vizcarra indican que los casos de COVID-19, desde que se anunciara el primer infectado. A la fecha se han procesado 6.209 muestras por coronavirus, dando como positivos 395

Covid 19: Amenaza Biológica Silenciosa

La crisis mundial del coronavirus COVID 19 está dando a conocer al mundo que el camino que habíamos tomado respecto a las crisis sanitarias no era el correcto. Los responsables políticos solo apoyan a los investigadores en el área de la sanidad cuando ocurren catástrofes sanitarias, con muertos, miles de afectados y consecuencias económicas transcendentales, para el buen funcionamiento de la sociedad. No atienden a las solicitudes de apoyo económico de los investigadores sanitarios cuando se solicita financiación para prevenir lo que hoy nos está sucediendo.

Los políticos mientras no ocurra nada no valoran la importancia de estar constantemente investigando sobre estas amenazas biológicas. Los que estamos trabajando a diario en ellas sabemos que van a ocurrir, pero no sabemos cuándo.

Hay factores que sin darnos cuenta o sin querer darnos cuenta influyen en la aparición de estas crisis sanitarias. El cambio climático, la globalización, el estrés y la intrusión de hábitats diferentes a los que nos ha asignado la naturaleza hace que cada vez estemos más expuestos a estas manifestaciones patológicas que empiezan por ser epidemias y debido a los factores anteriormente mencionados, terminan en pandemias.

El cambio climático hace que se modifique la manifestación de vida en los diferentes hábitats, ocasionando situaciones de sequías, inundaciones, migraciones de personas y animales, así como la aparición de vectores, en lugares no propios de ellos, con la consiguiente transmisión de enfermedades.

Respecto a la globalización, las personas de todos los países nos movemos por todos los territorios, bien por trabajo, turismo o migraciones. Esto implica que llevamos con nosotros patógenos autóctonos, que sin manifestarse de forma inmediata, sí lo pueden hacer al cabo de cierto tiempo, transmitiendo la enfermedad a las poblaciones visitadas. Mucho más peligroso son las poblaciones de emigrantes que en situaciones penosas de salud, son obligados a trasladarse de un lugar a otro sin control sanitario, haciendo que enfermedades endémicas de las zonas, donde provienen, sean transmitidas a las zonas de acogida.

Este mismo efecto ocurre con la población animal que debido a las mismas consecuencias climáticas, se mueve libremente por territorios no propios ocasionando la propagación de enfermedades puramente veterinarias y a su vez posibilitando el salto de especies de microorganismos, bien entre los propios animales y de estos a las personas, ocasionando las zoonosis que tanto daño ocasionan.

También la situación de estrés en la que vive la mayoría de la población produce un estado de ansiedad con la consiguiente bajada de defensas inmunológicas, haciendo más factible la aparición de la infección. Para explicarlo superficialmente, diremos que el cortisol es una hormona esteroidea que al aumentar el estrés actúa como inmunosupresora haciendo que las defensas bajen. Este puede ser uno de los motivos que explican por qué los médicos y sanitarios, con edades no muy altas, están padeciendo la enfermedad. Se encuentran expuestos a enfermos, en la mayoría con tasas de viremia muy altas y están muy estresados por la cantidad de trabajo que tienen, sobre todo en el caso del COVID 19.

El otro factor al que hemos hecho referencia es la ocupación por parte de las personas de hábitats que se encuentran en la naturaleza fuera de nuestro entorno y que invadimos. Esto ha podido suceder con las últimas apariciones de enfermedades infecto-contagiosas y de gran impacto en la sociedad (Ébola, SARS, MERS).

Hemos de tener muy en cuenta que la naturaleza nos ha dado a cada especie los hábitats naturales para vivir, algo que el ser humano no está respetando. Nos estamos introduciendo en hábitats donde hay una serie de fauna, flora y microorganismos propios que nunca han estado en contacto con seres humanos. Si el ser humano accede y está en contacto directo con ese ambiente o lo que es peor, lo utiliza para su alimentación, se produce una situación muy favorable para el salto de especie (zoonosis). Esto puede estar ocurriendo en países asiáticos, debido a su cultura y costumbres, donde suelen comenzar este tipo de epidemias.

Todos estos son ingredientes que explican la aparición de este tipo de crisis sanitarias y son factores que hemos de modificar en nuestra forma de vivir.

Otra cuestión vital en estas crisis es el modo como se comunican a la sociedad, dando una información lo más veraz posible sin alarmar, pero sí para prevenir, sabiendo transmitir a la sociedad los datos más útiles que siempre no son los más importantes. Hoy día en España no tenemos una prensa especializada en este tipo de crisis y las consecuencias son bastante desastrosas para la sociedad, como nos está ocurriendo. Tenemos mucha información y poca formación, lo que provoca una alerta social muy negativa.

Los efectos del COVID 19 en nuestro país van a ser muy negativos, no solo desde el punto de vista sanitario –que  ya lo está siendo–, sino además los evidentes efectos colaterales en el ámbito económico. Hemos de esperar un número de muertes muy elevado, pienso que más que otros países, debido a que España es el segundo país del mundo, después de Japón, en longevidad. Tenemos una población muy numerosa de personas mayores a las que más afecta esta enfermedad, de ahí que tengamos un número mayor de defunciones. En la actualidad el 15% de muertes son de mayores de 80 años y hay 8 millones de jubilados. Por otro lado, el 33% de muertes no tenían una patología de riesgo y algunos no eran tan mayores.

En estas líneas solo se quiere manifestar errores que repetimos en este tipo de crisis y hacer una llamada a que los responsables políticos tomen verdadera conciencia de lo que nos está ocurriendo y que nos sirva de ‘vacuna’ para las sucesivas amenazas biológicas, que como dije al comienzo no tenemos que preguntarnos si van ocurrir o no, sino cuándo van a ocurrir.

Ya tendremos tiempo más adelante de analizar cómo y por qué se ha producido esta pandemia pero pienso que en estos momentos lo importante es poner de manifiesto los errores cometidos para que no vuelvan a repetirse.

domingo, 22 de marzo de 2020

La pandemia abre un nuevo campo de batalla entre Estados Unidos y China


Acusaciones mutuas sobre el origen del coronavirus; carrera precipitada por ver quién logra antes una vacuna; expulsión de periodistas. La pandemia de la Covid-19 en el mundo se ha convertido en el nuevo caballo de batalla –uno más– entre las dos grandes potencias mundiales, apartados de momento los de la tecnología 5G y su guerra comercial. Las relaciones entre ambos países han entrado en aguas peligrosas en un momento delicado: lo peor de la enfermedad aún está por llegar a EE UU, la economía china necesita recuperarse con urgencia de dos meses de parálisis y sobre el mundo entero pende una grave incertidumbre.

En Washington, Donald Trump lleva días hablando de “virus chino” en sus comparecencias diarias ante la prensa. En Pekín, los medios oficiales y varios diplomáticos ponen en juego cada vez más abiertamente la tesis de que el virus pudo llegar a China traído de la mano de soldados estadounidenses que participaron en los Juegos Militares de octubre en Wuhan, el foco original de la pandemia. En pleno rifirrafe, Pekín ha anunciado la expulsión de, al menos, 13 periodistas estadounidenses, en réplica a la salida forzosa de sesenta empleados chinos de medios de su país en suelo estadounidense.

Para David Dollar, experto en China del think tank estadounidense Brooking Institution, la relación entre los dos países se encuentra en el peor momento de los últimos 40 años y en esta crisis ambos tratan de desviar las responsabilidades hacia el otro. “El Gobierno chino tardó mucho en reconocer el problema y empezar a gestionarlo, algo que ahora están intentando esconder, y la Administración estadounidense también reaccionó con lentitud. Sabiendo lo ocurrido durante meses, no se preparó”, señala.

A principios de febrero, el Gobierno en Pekín se encontraba ante una situación complicada. Habían circulado numerosas informaciones sobre la mala gestión de la crisis en Wuhan. Faltaban suministros y médicos en los hospitales. Llovían denuncias de corrupción en el reparto de material protector, de personas que no lograban recibir tratamiento.

Y en medio del caos se anunció, el 6 de febrero, la muerte por Covid-19 del médico Li Wenliang, un oftalmólogo que había intentado advertir sobre el peligro de la epidemia cuando comenzaron los primeros casos y fue amonestado por ello por la Policía. Su caso dejó en evidencia todas las grietas del sistema: el peso de la burocracia; la tendencia a encubrir los problemas por miedo a reprimendas; la prepotencia desde el poder –en este caso, un grupo de policías– hacia quienes simplemente intentan contar la verdad. La furia y el dolor que expresaron los ciudadanos en las redes sociales encontró a contrapié a los líderes.

El inicio de la epidemia “apuntó claramente a los defectos del sistema, y eso se percibió como un riesgo. Así que, en los primeros días, la respuesta se centraba en cubrir los fallos, echar la culpa de los errores al gobierno local, mostrar las acciones decisivas que adoptaba el gobierno central. Era un mensaje interno, más que cualquier otra cosa”, apunta Natasha Kassam, especialista en política interna china del think tank australiano Lowy Institute.
Pero, a medida que su curva de contagios se ha aplanado hasta desaparecer –desde el miércoles solo detecta casos importados–, y se disparan las nuevas infecciones en Europa y América, la propaganda ha pasado de la defensiva a la ofensiva. De un mensaje interno a toda una campaña internacional para lavar el daño a su imagen que le haya podido provocar el coronavirus. China siente que ha ganado la batalla a la enfermedad, se ve fuerte y busca diluir cualquier vinculación con el estallido de la epidemia y, por ende, con los errores del principio.

La idea que se difunde en los discursos y los medios oficiales es que China ha sabido derrotar al virus con eficacia. Que al adoptar medidas radicales de cuarentena en la ciudad de Wuhan y toda la provincia de Hubei, a expensas de asestar un terrible golpe a su economía, “dio tiempo al mundo a prepararse” para lo que se venía encima. Las imágenes de envío de material y personal médico a países donde la pandemia golpea especialmente fuerte, entre ellos Italia o España, subrayan el mensaje de que China es una potencia responsable que apoya a países que lo necesitan.

La campaña también pone en duda la narrativa inicial de que la epidemia tuvo su foco en un mercado de animales en Wuhan. La semana pasada, un portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, planteó en Twitter –censurada en China– la tesis de la importación militar estadounidense. Desde entonces, en el país ha ido cobrando impulso, en los medios oficiales y entre la población, la teoría de que Estados Unidos está detrás del patógeno.

Simultáneamente, en Washington, Donald Trump ha recogido el guante con su “virus chino”. Podría parecer un ataque espontáneo, una estigmatización natural por parte del hombre que llegó a la Casa Blanca a lomos de una retórica nacionalista y, en ocasiones, xenófoba. Pero el estadounidense no se había referido de ese modo a la Covid-19, al menos no con ese ahínco, al principio de la crisis. De hecho, llegó a elogiar el modo en el que el régimen de Xi Jinping estaba lidiando con el brote.

El gran punto de inflexión llegó el 11 de marzo, cuando Trump se dirigió a la nación para comunicar el veto a los viajes desde Europa y las líneas maestras de los estímulos económicos que pensaba impulsar para contener el desplome económico. Entonces ya remarcó que se trataba de un “virus extranjero” que se había originado “en China”. A partir de entonces, el discurso se endureció y la Covid-19 adquirió en sus intervenciones públicas una nacionalidad. El jueves, una periodista le preguntó si no consideraba racista esa actitud, y el neoyorquino respondió: “Lo llamo así porque viene de China”.“China ha dicho que ese virus ha venido de los soldados estadounidenses y eso no puede ser”.

El giro en el discurso de Trump no solo coincide con esas acusaciones chinas sin base, sino también con el reconocimiento de la gravedad de la pandemia. Después de semanas quitándole hierro, el presidente de EE UU ha admitido que con esta crisis se enfrenta a algo equivalente a una guerra. Y esta pone en jaque el talón de Aquiles de Estados Unidos, su sistema sanitario. Los repentinos ataques a China y las polémicas racistas pueden ayudar a desviar la atención.
Mientras, el gigante asiático se afana en enviar lotes de mascarillas y acumula el agradecimiento de los Gobiernos que los reciben. “Cada vez más países reconocen y aprenden de los métodos chinos en la lucha contra el virus. La victoria por fases de China inspira a otros países muy afectados que atraviesan momentos difíciles. Solo Washington sigue desacreditando histéricamente a China”, sostenía esta semana el periódico Global Times, de corte nacionalista.
El contraste de la asistencia china con el discurso nacionalista de Washington puede convertir a Xi Jinping en el ganador de la carrera de la propaganda, aunque David Dollar considera prematura esa apuesta. “Lo importante es quién consigue poner el virus bajo control, quién reconstruye antes la economía, la guerra de la imagen la ganará quien obtenga mejores resultados y para eso faltan unos meses”, apunta.

En ese contexto se entiende también la carrera por hallar la vacuna contra el feroz SARS-Cov-2. Cada noticia o anuncio de un país relacionado con la investigación de este virus se ve respondido con lo mismo por parte del otro.
La doctrina “América, primero” de Trump resulta incompatible en esta crisis con el viejo papel de líder global. La cooperación entre estas dos superpotencias es, hoy por hoy, una quimera. Las recesiones que se avecinan sobre las dos primeras economías del mundo también dificultará un entendimiento que entierre la guerra comercial.

Desde China se entrevé ya un cambio. “El capital de Estados Unidos ha disminuido. Este virus se ha convertido en un cisne negro, uno de esos fenómenos imprevisibles que cambian por completo una situación. Las relaciones entre China y el resto del mundo van a acercarse, y esto va a alterar el orden mundial. Exactamente cómo, tendremos que esperar a verlo”, adelanta el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Renmin de Pekín Chen Xiaohe.



5 estrategias que están funcionando en los países que han logrado contener los contagios de COVID-19

El coronavirus se esparce por el mundo: pánico generalizado, miles de nuevos casos y cientos de muertes por día, se cierran ciudades y países enteros, se cancelan vuelos, eventos y festivales…

Europa se ha vuelto el nuevo epicentro de la enfermedad, mientras en América Latina y Estados Unidos los nuevos contagios se multiplican cada día. Sin embargo, pese a las malas noticias por casi todos lados, un grupo de naciones parece haber logrado contener la propagación abrupta del virus, que hasta este 16 de marzo ya dejaba unas 7.000 muertes y casi 180.000 contagios a nivel global.

De hecho, pese a su cercanía con China y por tanto, mayor potencial exposición, varios países asiáticos han logrado que el nivel de propagación del virus sea comparativamente menor que en el resto del mundo.

"Ha habido un grupo de naciones que han logrado tomar medidas para contener el brote y creo que hoy se podría aprender de ellas", le dice a BBC Mundo el epidemiólogo Tolbert Nyenswah profesor de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos).

"No solo en China, donde también han disminuido los casos pero se han tomado medidas muy agresivas que quizás no sea fácil replicar en otras naciones democráticas, sino países que han propuesto variantes diferentes y agresivas de respuestas y les ha dado resultado", 

Taiwán, por ejemplo, con 23,6 millones de habitantes y vecino de China, hasta este lunes solo había reportado 67 casosy una muerte en más de dos meses de combate contra el coronavirus. Mientras otros como Hong Kong (7,5 millones de habitantes), que incluso comparte frontera terrestre con China, solo ha confirmado 155 contagios y cuatro muertes en más de dos meses.

En Japón, una población de 120 millones, los casos apenas han sobrepasado los 800, mientras en otros como Corea del Sur, si bien se han reportado más de 8.000 enfermos, los nuevos contagios y las muertes se han reducido en las últimas semanas de forma abrupta.

De acuerdo con Nyenswah, los resultados en estos países no solo dependen de su situación geográfica o cantidad de población (aunque son factores que en algunos casos pueden incidir), sino que responden a políticas innovadoras, preparación y respuesta rápida. ¿Cuáles han sido más efectivas?

1. Pruebas, pruebas y más pruebas
La Organización Mundial para la Salud (OMS) y los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en que la detección temprana de los casos es un factor fundamental para contener la extensión de la pandemia.
"No se pueden tomar acciones ni conocer el impacto real del virus si no sabemos a cuántas personas ha afectado", afirma Nyenswah.

Krys Johnson, profesora de Epidemiología de la Universidad de Temple (EE.UU.), coincide en que este factor ha marcado la diferencia entre algunas naciones que están mostrando mejores resultados en su batalla contra el virus y otras donde el número de casos aumenta rápidamente.

"Corea del Sur ha estado probando a unas 10.000 personas por día, lo que significa que evalúan a más personas en dos días que los que ha probado EE.UU. en más de un mes", le dice a BBC Mundo. En una conferencia de prensa este lunes, el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, consideró que facilitar las pruebas a cualquier persona con síntomas de haberse contagiado era la "columna vertebral para detener la propagación" de la pandemia.

Sin embargo, alertó que muchos gobiernos continúan haciendo los exámenes solo a los pacientes más graves, lo que no solo puede falsear las estadísticas sino propiciar que personas con síntomas más leves continúen propagando el virus.

2. Aislar a los contagiados
Johnson señala que la realización de pruebas permite no solo aislar a los enfermos y evitar que se propague el virus entre un mayor número de personas, sino que también abre la posibilidad para detectar posibles contagios que todavía no han desarrollado síntomas.

"Corea del Sur y China han realizado excelentes trabajos en el rastreo, pruebas y contención entre sus ciudadanos", señala. De acuerdo con la experta, el gobierno de Pekín ha sido "hipervigilante" en la detección de nuevos casos potenciales, lo que podría ser una de las causas detrás de la caída de contagios que han reportado.

"A las personas que tienen fiebre las envían a 'clínicas de fiebre' y las analizan para detectar si tenían gripe o covid-19. Cuando dan positivo para covid-19, las aíslan en lo que han llamado 'hoteles de cuarentena' para evitar que infecten a sus familias", señala.

A diferencia de China, en Taiwán, Singapur y Hong Kong, aunque existen lugares estatales para las cuarentenas, la norma que se impuso fue regular que las personas permanecieran en sus casas e imponer multas -en ocasiones de hasta más de US$3.000- para los que la violaran.

Pero según Nyenswah, el rastreo de potenciales contagios ha formado parte fundamental de su estrategia. En ese sentido, recuerda que las autoridades de Taiwán y Singapur desarrollan estrategias extensivas para localizar a personas que estuvieron en contacto con los enfermos, que iban desde realizar entrevistas a los contagiados hasta la revisión de cámaras de seguridad o registros de transporte y hoteles y exámenes a todos los potenciales contactos.

"Por ejemplo, para el 12 de marzo, en Hong Kong tenían 445 casos sospechosos y realizaron 14.900 pruebas entre sus contactos para detectar los posibles contagios. Finalmente 19 resultaron positivos", señala.

3. Preparación y reacción rápida
De acuerdo con Nyenswah, quien fue uno de los responsables del combate al ébola en África Occidental, uno de los elementos básicos para la contención de un virus es reaccionar rápidamente antes que los contagios se diseminen por la población.

"Países como Taiwán y Singapur mostraron que la acción rápida para la detección y el aislamiento de nuevos casos puede resultar un factor decisivo para contener la propagación", dice.

Un artículo publicado en el Journal of the American Medical Association sobre la respuesta de Taiwán sugiere que la contención que ha logrado la isla responde parcialmente a la preparación que han desarrollado para eventuales eventos de este tipo desde que crearon en 2003 un comando central para el control de epidemias. El organismo, que incluye varias agencias de investigación y del gobierno, fue creado tras la crisis del SARS y desde entonces ha realizado varios ejercicios e investigaciones para las respuestas a potenciales epidemias, según explican en su página web.

"La preparación y la acción rápida resultan fundamentales en los primeros momentos del brote. En Europa y Estados Unidos hemos visto que no solo faltaba preparación, sino que se ha reaccionado tarde", indica Nyenswah.

Antes de que se confirmara la transmisión del virus de persona a persona a mediados de enero, Taiwán comenzó a someter a exámenes a todos los pasajeros provenientes de Wuhan, la ciudad china donde comenzó el brote.
Mientras Hong Kong comenzó a implementar desde el 3 de enero estaciones de detección de temperatura en sus puertos de entrada y luego implementó cuarentenas de 14 días para los turistas que ingresaran a su territorio.
Cada médico, por demás, recibió instrucciones de que debía reportar cualquier paciente con fiebre o síntomas respiratorios agudos y antecedentes de viajes recientes a Wuhan.

"Otra vez, el factor tiempo fue decisivo", indica el académico.

4. Distanciamiento social
Según Nyenswah, cuando se reportan los primeros contagios de un nuevo virus en una población, las medidas de contención dejan de tener sentido y otras, como el distanciamiento social, resultan ser más efectivas para evitar que los sectores más vulnerables se contagien.

"Una vez que ya tienes la enfermedad en tu país, ya no valen las medidas de contención. Tienes que comenzar a tomar los pasos correctos o pierdes la posibilidad de detener efectivamente el brote", indica.

De acuerdo con el experto, la rapidez en instruir normas de distanciamiento social en naciones como Hong Kong y Taiwán fue fundamental para reducir los contagios. Hong Kong orientó a los adultos trabajar desde casa desde finales de enero, cerró las escuelas y canceló todos los eventos sociales.
La medida ha sido replicada en muchos países posteriormente, pero, según Johnson, una de las claves para los resultados fue la rapidez con la que se tomó la decisión.

Singapur, en cambio, nunca ha cancelado las clases, por el potencial efecto económico que tendría en los trabajadores con hijos menores.
Sin embargo, según el diario local The Straits Times, la estrategia ha sido someter a pruebas y controles de temperatura cada día a todos los estudiantes y al personal académico.

5. Promover medidas de higiene
Desde que comenzaron a reportarse los primeros brotes de coronavirus fuera de China, la OMS ha insistido que además del distanciamiento social, el lavado regular de manos y la higiene al presentar cualquier síntoma son fundamentales para evitar la transmisión del virus.

"Muchos países asiáticos aprendieron con la experiencia del SARS en 2003 y son naciones donde existe una conciencia de practicar medidas de higiene no solo para no enfermarse sino para no contagiar a los demás, lo que es fundamental en estos casos", indica Nyenswah.

En países como Singapur, Hong Kong y Taiwán, las estaciones con gel antibacterial en las calles son una constante y en alguno de ellos, el uso de mascarillas está extendido incluso antes del coronavirus.

Las autoridades de Taiwán, por ejemplo, han promovido campañas para el lavado de manos a través de internet, a la vez que se han reforzado los mecanismos para la limpieza de las calles y los lugares públicos.

"Es un factor que se suele pasar por alto en medio de medidas drásticas que se están tomando, pero creo que estas medidas a nivel ciudadano, como lavarse las manos demostraron y siguen demostrando estar entre las más efectivas", señala Nyenswah.


Cinco fallecidos y 363 casos de COVID-19 en el séptimo día de emergencia

Hoy domingo 22 de marzo se cumple el séptimo día de emergencia nacional para frenar el contagio de coronavirus. Las últimas cifras brindadas por el presidente Martín Vizcarra indican que los casos de COVID-19, a las 363 a dos semanas y días de que se anunciara el primer infectado. A la fecha se han procesado 6.209 muestras por coronavirus, dando como positivos 363.