sábado, 11 de julio de 2009

EL CAMBIO CLIMÁTICO REFLEXIONES DESDE NUESTRO PLANETA


En un inicio es conveniente recordar la afirmación del Padre Manuel Carreira, insigne astrofísico jesuita: “Ni es todo provisional y discutible, ni es tampoco completa nuestra ciencia en campo alguno. Y es enormemente importante establecer con claridad lo que se puede reconocer como cierto y distinguir de las frecuentes estridencias de los titulares…”.
Ante todo hablar de cambio climático significa precisar las escalas temporales y espaciales. En sí es un fenómeno dinámico caracterizado por olas de enfriamiento y olas de calentamiento cuya contemporaneidad es la de la Tierra. Los episodios creados son estudiados por numerosos investigadores. Es así que Flannery2 los considera como ‘las puertas’ del tiempo, “momentos en que una era –y a menudo un clima– da paso a la siguiente”. El conjunto de estas informaciones ha sido revisado por numerosos científicos (Berger, 1992; Mitchell, 1976; Rasmusson, 1990; Gates, 1981; y otros) y provienen de diferentes fuentes:
• Los datos meteorológicos y oceanográficos que cubren menos de dos siglos.
• Los archivos históricos que cubren los últimos milenios (Le Roy Ladurie, 1983).
• Los archivos naturales que nos ofrecen la memoria milenaria de los glaciares, de las rocas sedimentarias, de los sedimentos oceanográficos, lacustres y fluviales, de las lavas, de los anillos de los árboles (dendroclimatología) y de los pólenes, de los arrecifes coralíferos y de los fósiles.
Esta información nos permite diferenciar:
a) Las variaciones naturales del clima, cuya escala temporal abarca siglos y milenios y cuyos elementos desencadenadores se originan en los espacios cósmico y planetario (el ciclo solar y las manchas solares, el modelo de Milankovitch, la relación entre las variaciones de radiación solar entrante y los ciclos de periodo glaciar; la deriva continental, los campos magnéticos y oscilaciones polares, las erupciones volcánicas, las corrientes atmosféricas y oceánicas…).
b) Las variaciones del clima inducidas por las actividades humanas, que se expresan a escala local, regional y mundial (lluvias ácidas, emisiones de gases de efecto invernadero generados por los parques automotores, la industrialización y la deforestación, degradación de la capacidad que tienen los ecosistemas para prestar sus servicios, en particular los servicios de base y efectos directos sobre la calidad de vida de las poblaciones3.
Estas dos dinámicas se conjugan entre ellas y crean un escenario complejo, difícil de descodificar, lo que suscita a menudo una cierta confusión. Ante las variaciones naturales del clima debe reconocerse que queda mucho por hacer, y a pesar de los avances actuales de la ciencia, existe una escasa producción de conocimientos, fruto de una financiación insuficiente para la investigación de base. Asimismo, no se precisa claramente que las variaciones naturales del clima impactan en las sociedades y que estas no tienen ninguna responsabilidad en ellas. En nuestra historia cercana es de gran interés observar cómo las sociedades supieron valorar o sufrir los periodos de calentamiento y de enfriamiento.

En la Edad Media, en el llamado Período Cálido Medieval (700 a 1300), el cultivo de los frutales mediterráneos y de la vid, aprovechando las bondades del clima, llegaban hasta la Inglaterra meridional. Sin embargo, después de décadas de decrecimiento de las temperaturas, se entró hacia el año 1350 en la llamada Pequeña Edad de Hielo. Esto significó cambios socioeconómicos importantes, adaptaciones de las poblaciones rurales e introducción de nuevos cultivos. También la adaptación de las poblaciones urbanas al frío creciente (los incendios provocados por la calefacción mediante quema de carbón, obligó al Rey Eduardo I de Inglaterra a prohibir por decreto, en 1273, esta práctica en la ciudad de Londres; se amenazó con ahorcar al que violara esta norma).
El escenario es muy distinto en el caso de las variaciones del clima inducidas por las actividades humanas, consecuencia directa de nuestras decisiones. Debemos conocer ante todo los procesos que generan, cómo se desencadenan y sus implicancias a nivel de nuestro macroecosistema “Tierra”. Solamente así podremos revertirlas a nivel local (desde el hogar, la comunidad, el barrio, el campo, el bosque, el glaciar, la cocha, el río, el mar), a nivel regional y mundial.
Junto con la desinformación que facilita la confusión entre escalas espaciales y temporales, la falta de clarificación conceptual y el mal uso del lenguaje a nivel mediático favorecen la generación de mitos y temores. Es así que podemos leer o escuchar afirmaciones como “el clima nos amenaza”, “el cambio climático amenaza la seguridad internacional” o “el calentamiento global está secando lagos montañosos y tierras húmedas y amenaza a grandes ciudades de América del Sur”. Si observamos los procesos locales de cambio climático, una parte importante de ellos son generados por la deforestación, la cual genera una pérdida de biodiversidad y una disminución importante de los manantiales. A su vez, esos procesos significan impactos severos en el ciclo hidrológico (menos evaporación y evapotranspiración, más torrencialidad, menos infiltración), lo que se traduce en deslizamientos, aluviones e inundaciones.
Los impactos devastadores del cultivo masivo de la coca y de la minería informal perturban fuertemente el ciclo hidrológico, desertifican y acentúan los cambios climáticos locales. La ciudad –gran dependiente de su soporte ecológico– es la que perturba más severamente los ecosistemas de los cuales vive. A partir de las emisiones de su parque automotor y de sus industrias, de la pérdida de las áreas verdes y el continuo sembrío de asfalto y de materiales de construcción donde predominan el concreto, el vidrio y el metal, la ciudad favorece un cambio climático local entre su centro y el hinterland rural que puede alcanzar varios grados Celsius.
Nuestro país está sembrado de experiencias positivas en las que comunidades campesinas y una ciudadanía responsable han logrado diálogos concretos que han permitido recuperar manantiales, coberturas vegetales, recursos hídricos y, sobre todo, la calidad de los servicios ecosistémicos y su capacidad de regulación del clima, de depuración del agua y de suministro. Pero no faltan los esfuerzos urbanos, que deben multiplicarse e integrarse.

Es hora de cambiar. Sólo nuestros cambios de actitudes y acciones revertirán el cambio climático local que generamos y sufrimos, y nos encaminarán hacia la sostenibilidad. No podemos perder el guión de la vida; nuestra responsabilidad debe ser activa, informada y esperanzadora.

sábado, 20 de junio de 2009

FELIZ DÍA DEL PADRE AMAZONICO ANDINO


Un padre es el soporte en nuestro hogar,
el que se guarda los sentimientos en la profundidad de su alma,
el que te da seguridad en tus horas de angustia,
es el héroe de tus cuentos infantiles,
es aquel que te impone respeto en la adolescencia
pero si te fijas bien,cuánta ternura desprenden sus ojos al mirarnos!
Es quizás el que no te prodiga de besos y abrazos como tu madre,
pero en las noches cuando uno duerme,es el que se asoma con suavidad a tu cuarto
y con suma delicadeza cubre nuestro cuerpo con la sábana que hemos enrollado a nuestros pies,
mientras la emoción le nubla los ojos,porque se siente tan orgulloso de tenernos!
Tenemos que comprender el papel que muchas veces se le asigna a nuestro padre,
un papel un tanto distante,severo,
¿quién de nosotros no habrá escuchado de su madre alguna vez decirnos..'se lo voy a decir a tu padre cuando llegue'...
y uno se siente temeroso pero a la vez espera ansioso el regreso del padre
y cuando lo alcanzas a divisar desde la ventana,
ya no temes el regaño,lo que esperas anheloso,
es su abrazo protector!
Gracias a todos ellos,nuestros padres.
Felicidades a los hijos que lo han disfrutado toda su vida,a los que lo tuvieron poco tiempo,
pero fue muy intenso ese transcurrir,
a los que por ciertas circunstancias no tenemos a nuesto Padre a nuestro lado,
disfrutemos del recuerdo emotivo que teníamos de el
que junto con el amor de una madre,hacen de nuestra vida feliz.!

domingo, 31 de mayo de 2009

UN LLAMADO A LA CONCIENCIA


Desde el momento en que fuimos concebidos, cuando empezó nuestra vida, la nuestra individual, la de cada uno, fuimos juguetes de las influencias y coyunturas de nuestro entorno humano y natural, confuso, entremezclado. Los nenes en el vientre de sus madres oyen las voces, la música o el llanto, perciben sin entender la alegría o el odio con que su frágil presencia es recibida. Allí ya asimilan el perfume que ella se pone, las drogas que consume, las infecciones que sufre, los pesticidas a los que sin saber o sin poder remediarlo se ve expuesta. Nacemos, entonces, inocentes pero no puros. Esa impureza original que irá variando pero nos acompañará toda la vida es nuestro medio ambiente.

Creadores del problema
El medio ambiente no es algo salvaje y extraño que merodea amenazante desde la otra orilla, de lo que vale acordarse solo una vez al año como mucho. El medio ambiente es algo muy humano: una mezcolanza inextricable de natura y cultura, de leyes físico-químicas e ideas. El medio ambiente empieza en la cabeza. Empieza en una civilización que produce alcaldes que talan árboles para erigir mojigangas de cemento (con su nombre), ciudadanos que compran el pan de cada día en bolsas de plástico, ejecutivos prepotentes en 4×4 aparatosas y contaminantes. Así, nosotros mismos producimos las formas de energía y las sustancias que nos embadurnan y nos atraviesan, sin un nanosegundo de reposo, toda la vida. Y es de acuerdo con los elementos de ese ambiente que creceremos como citadinos o campesinos, selváticos o andinos o costeños, ahítos o hambrientos, fuertes o endebles, saturninos o alérgicos, habituados a la victoria o seguidores del fútbol nacional. Buena vibra o mala vibra; buen ambiente o malo. En el Perú, como en el resto del mundo, el mal ambiente es sobre todo para los pobres; pero no es excluyente. Los pilotos del Mercedes Benz y del Tico, atrapados en el mismo embotellamiento, respiran la misma muerte.

Agua que somos y dañamos
Visitemos el agua y todo lo que va disuelto en ella. Si tuviéramos visión de rayos X veríamos un paisaje de tonos y celajes determinados por el contenido de agua y minerales de los organismos. El agua es ubicua, cubre las dos terceras partes del planeta y constituye más de tres cuartos del volumen de nuestro propio cuerpo. El agua es dinámica. Respiramos, sudamos y entregamos agua al mundo. Comemos y bebemos, e incorporamos agua. Agua y varias sustancias con armazón de carbono es casi todo lo que —físicamente— somos. Eso es miss Scarlett Johanson y eso es el Sr. Tongo. Solo un poquito más que un montón de agua gaseosa. Cuando morimos y nos incineran, liberando a la atmósfera esa Inca Kola inquieta que una vez fuimos, una cajita que cabe en una mano basta para contener el residuo.

Es raro eso de pensarnos hechos y rodeados de agua, tan habituados estamos a considerarnos seres secos. Pero seguimos siendo acuáticos y acuosos como cualquier tramboyo. Nuestro primer desarrollo es en el agua y luego respiramos por tejidos que para funcionar tienen que mantenerse húmedos. Obviamente el agua que bebemos puede traer venenos, como los que vertió la Oxy, por más de treinta años, en el río Corrientes, matando impunemente al pueblo achuar; o como los que vierten las minas mal cerradas en el río Rímac, también impunemente. Pero sobre todo, lo que más cae al agua es nuestra propia basura y el desperdicio de nuestras letrinas. Jugos infames que cuando llegan al mar asesinan a la vida marina.

Crecer no es desarrollo
Sigue el aire con su oxígeno, el gas que da la vida y da la muerte. Ese que necesitas tragar con la primera bocanada o no la cuentas. El aire trae olores y sonidos que pueden alegrarnos o enfermarnos. Ahora que llega el invierno a la costa peruana, lo acompaña el hedor de la harina de pescado (“El olor del dinero” se decía durante los años 70). ¿Y no sabemos por su olor a pezuña de diablo que no puede ser bueno? Durante cuarenta años, millones de niños costeños —pobres y ricos— crecieron sometidos a esa sustancia irritante que viene con la niebla, y que desencadena alergias y asma. El aire lleno de hollín que respiran las amas de casa andinas (por las cocinas abiertas de leña) y nuestros policías de tránsito (por los carros a diésel o viejos o mal sincronizados) destruye sus pulmones y les acorta la vida día a día, como quien taja un lápiz. Ese ruido de alarmas vehiculares que nos destruye el sueño en tanta zona residencial, todas las noches, es puramente cultural y es medio ambiente. Y no es algo que se quede afuera, acechando y rondando, sino que ingresa por puertas y ventanas clausuradas para taladrarnos el cerebro. Ese es, pues, el problema con el medio ambiente: que no es como la sangre de las películas que estalla pegada a la pantalla sin tocarnos. El medio ambiente se inmiscuye con nosotros y nos puede malograr las ganas de vivir. Cuando aprendamos a tomar todo esto en serio, seremos un país en desarrollo; no solo en crecimiento, como ahora.

Por la coherencia ambiental
Será por las falencias del medio ambiente humano, humanizado, que tercamente idealizamos a la naturaleza. ¿Quién no elige la noche de luna o estrellas, el ronquido del mar sobre la playa, el sol o por lo menos el verde-hollín de un parque como escenario erótico? Recientemente, compré en Puno un centenar de videos de danzas y tonadas: sayas y morenadas, tinkus, tobas. Casi sin excepción, presentan amplias punas, cumbres nevadas, ríos, quebradas, para escenificar aquellas danzas. Las celebraciones populares expresan el mismo aprecio por la naturaleza, de punta a punta de nuestro territorio. Y sin embargo, los peruanos estamos entre los pueblos que más desperdician agua y energía, que más ensucian y que menos limpian, que más se aguantan un medio ambiente insano. Existe una intuición ambiental dislocada antes que una coherente conciencia ambiental. Pero no es tan difícil amanecer a esa conciencia: Basta con preguntarnos: ¿De dónde viene aquello que consumo? ¿Adónde va aquello que desecho? Y además: ¿Qué se queda conmigo? ¿Qué regresa (con venganza), por mucho que lo bote? Y sobre todo ¿Acaso no tenemos el derecho a vivir en un medio ambiente sano? Lo demás no es preocuparnos sino ocuparnos, como dice mi esposa, señora de mi propio buen ambiente.

EL PLANETA TE NECESITA


Tu planeta te necesita
El lema elegido para este año por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ente coordinador de la fecha es “Tu planeta te necesita: unidos para combatir el cambio climático”. Un lema que refleja la urgencia de un necesario pacto entre naciones para concretar el nuevo acuerdo climático a aprobarse en Copenhague, Dinamarca, a fines del 2009 año. Este año México es el país anfitrión por sus esfuerzos para combatir el cambio climático. Es además un socio líder del PNUMA en la ambiciosa Campaña de los mil millones de árboles, encabezando las donaciones y plantación de al menos un 25% de los árboles de la campaña. Se trata de un país que está intensificando sus acciones de conservación de la biodiversidad creando redes de áreas protegidas, corredores ecológicos para proteger a la vida silvestre y promoviendo eficientemente la conservación de los bosques y las fuentes de agua dulce.

México “verde” y querido
El brasileño Achim Steiner, director ejecutivo del PNUMA está convencido de que México puede convertirse en líder de una nueva economía verde y celebra que el país implemente “iniciativas ambientales significativas como el Plan Nacional de Desarrollo, uno de cuyos cinco pilares es el ambiente”. Destaca que “puede jugar un rol crucial en la conferencia de 2009 sobre cambio climático en Copenhague” y convertirse en “ejemplo de una economía verde exitosa para el resto de América Latina. La prosperidad futura está en las tecnologías verdes. México ya está moviéndose en esa dirección. Solamente el año pasado exportó productos solares fotovoltaicos por valor de 2.300 millones de dólares. México está dispuesto a ser una de las grandes economías del siglo 21 junto con China e India. Así su capacidad de fomentar la economía verde en las naciones vecinas -del norte y del sur de sus fronteras- será significativo”, dijo.

¿Cómo ayudar?

Siembra un árbol. La meta es alcanzar mil millones de árboles para ayudar a purificar la atmósfera.
Evita las bolsas de plástico (que generan un grave problema de basura) a menos que sean biodegradables. Es bueno contar con bolsas de tela y/o canastas para facilitar este proceso.
Trata de usar menos el auto, anda en bicicleta, camina, comparte el transporte para el trabajo o la universidad con amistades. Menos carros circulando es mejor.
Ahorra energía, apaga las luces, usa focos ahorradores, desenchufa los aparatos cuando no los estés usando. Tu planeta y tu bolsillo te lo agradecerán.
Ten una planta en tu lugar de trabajo, purificará el aire de tu ambiente laboral.

sábado, 30 de mayo de 2009

SIGNIFICADO GEOPOLÍTICO, ECONÓMICO, SOCIAL Y CIENTÍFICO DE LA AMAZONÍA PARA EL MUNDO


El mundo desarrollado, debe garantizar la preservación de esta riqueza natural, patrimonio de la humanidad y fuente de vida de millones de especies, particularmente de la especie humana, a través de las llamadas compensaciones ambientales.
Es una región frágil y de alta vulnerabilidad, por las características de su biodiversidad, cualquier intervención afectará la regulación del clima y las reservas biológicas. Nunca en la historia, ninguna de esas consideraciones han detenido las apetencias de los Imperios, su interés siempre estará, por encima de los intereses de la humanidad. En este orden de ideas, quien domine la explotación del territorio amazónico, obtendrá una posición privilegiada como potencia, y hasta tanto no lo consiga alguna de ellas, se alimenta el subterfugio de la preservación ambiental, lo cual, es obvio, puede ser utilizado con un sentido ambiguo y contradictorio. Realmente les interesará como imperios el medio ambiente?, el bienestar de los pueblos? En la Amazonía existen muchos intereses en juego. La Amazonía posee los “conmodities” que entran en la etapa de escasez en el siglo actual: agua, espacio, bosques, minerales y banco genético.

sábado, 11 de abril de 2009

NUESTRA ONG

A NUESTROS COMPAÑEROS LES COMUNICAMOS NUESTRA ONG ESTARA PRONTO REALIZANDO CONVENIOS EN FAVOR DE LA PROTECCION DE NUESTRA AMAZONIA MEDIANTE TRABAJOS DE EDUCACIÓN AMBIENTAL A FIN DE SENSIBILIZAR A LA JUVENTUD DE ESTA REGIÓN.

viernes, 20 de marzo de 2009

Cómo afecta el ambiente a la salud humana

Queramos reconocerlo o no, y aunque pueda parecer una opinión catastrófica, lo cierto es que el planeta se encuentra en una encrucijada. No lo dicen solamente los ecologistas, sino también importantes investigadores, científicos, pensadores, responsables sociales e incluso altos mandatarios políticos.
Sabemos que es fácil y con frecuencia inútil, caer en la interminable enumeración de problemas y catástrofes ambientales que soporta nuestro Planeta. Describir calamidades no es agradable, ni para el que las cuenta, ni para el que las escucha, pero únicamente la información y la concientización puede corregir situaciones equivocadas y mitigar sus consecuencias.

Teniendo en cuenta que en la actualidad las nacionalidades están dejando de ser una moda, debemos entender que lo más apropiado es hablar de americanos en el sentido global de la palabra, ya que nadie puede negar que el ambiente o el equilibrio ambiental se a transformado en una preocupación fundamental. Cualquiera de los se encuentran desempeñando una tarea laboral concreta o operativa, es un responsable del cambio global en lo que respecta al ambiente.

Los poderes del hombre se han hecho extraordinarios, fruto de una evolución cultural que le ha proporcionado conquistas en el campo de la técnica, adelantos en medicina y progresos obtenidos en diferentes sectores, haciendo al hombre cada vez más independiente de su ambiente, de esta forma invirtiendo la relación: ya no es el hombre el que se adapta a su entorno, sino el entorno el que se adapta a sus necesidades.
El ambiente y el estilo de vida tanto como la situación política, social y económica son determinantes de la situación sanitaria y la sensación de bienestar de cada persona: un ambiente sano en cada hogar y en cada comunidad es una necesidad básica e inherente a la dignidad humana.

La salud y el ambiente son un prerrequisito para el desarrollo sustentable. Sin embargo, un problema real en el desarrollo sustentable respecto a salud es que mucha gente piensa que la salud ambiental es competencia del sector salud cuando la realidad es que se trata de un asunto multidisciplinario que compete a todo el mundo. El sector salud no podrá enfrentar los problemas de salud ambiental por sí mismo.

La salud ambiental es aquella parte de las ciencias ambientales que se ocupa de los riesgos y efectos que para la salud humana representan el medio que habita y donde trabaja, los cambios naturales o artificiales que ese lugar manifiesta y la contaminación producida por el mismo hombre a ese medio.

El proceso de industrialización por sustitución de importaciones, que se aceleró en América desde el siglo XX, es uno de los principales desencadenantes de la actual crisis del ambiente. El desarrollo macrocéfalico de las grandes ciudades provocó graves problemas de vivienda, transporte, luz, comunicaciones y agua. La industrialización y la urbanización masiva provocaron un elevadísimo consumo de energía. Las nuevas pautas del consumismo aceleraron el gasto energético, promoviendo la adquisición de los más variados y superfluos artefactos eléctricos.
El acelerado proceso de urbanización trajo consigo un gran número de enfermedades, originadas por el desempleo, la vivienda precaria, la congestión vial, la contaminación atmosférica, la acumulación creciente de desechos domésticos e industriales, entre otros. También se producen y fomentan estilos de vida negativos para la salud, como el consumo de tabaco, el sedentarismo y la sobre utilización del transporte del automóvil. Se establece así una relación que reafirma la concepción integral y moderna que plantea la salud ambiental, lo cual sugiere que un entorno saludable sustenta y mantiene un modo de vida saludable y viceversa.

En el área de saneamiento básico se deben contemplar aquellas actividades relacionadas con el mejoramiento de las condiciones básicas que afectan a la salud, o sea, el abastecimiento de agua, disposición de excretas, residuos sólidos, vivienda y control de la fauna nociva. Entre los componentes operativos del saneamiento básico se deben tener en cuenta: agua potable, alcantarillado; disposición de excretas en el medio rural, aseo urbano, mejoramiento de la vivienda, protección de los alimentos, control de fauna nociva y control de zoonosis.

Mientras que en el área de calidad ambiental hay que basarlo en la caracterización del impacto del desarrollo, como la contaminación ambiental, y su efecto sobre la salud pública. Los componentes operativos de calidad ambiental, refieren a siete rubros que involucran desafíos globales para la salud y el ambiente; alimentación y agricultura; agua; industria; asentamientos humanos y urbanización; y problemas transfronterizos e internacionales

Los principales factores que atentan contra la salud ambiental son:

-Microbios, insectos y animales.
-Contaminación ambiental.
-Desordenes alimentarios.
-Adicciones (alcohol, tabaco, drogas).
-Exceso de actividad.
-Problemas sociales y económicos.

El impacto sobre la salud por el deterioro ambiental es a menudo tenue y se pone de manifiesto solo cuando al tratar de corregirlo no siempre es posible. Los resultados de la contaminación frecuentemente se conocen tan tardíamente, que solo unos pocos pueden establecer una relación entre la causa y el efecto.

La salud y el desarrollo tienen una relación directa. Tanto el desarrollo insuficiente que conduce a la pobreza como el desarrollo inadecuado que redunda en el consumo excesivo, combinados con el crecimiento de la población mundial, pueden motivar graves problemas de salud relacionados con el ambiente en los países desarrollados y en los países en desarrollo.

La salud de una comunidad esta directamente relacionada con factores que condicionan la relación entre salud y enfermedad, y la necesidad básica humana de un ambiente seguro, y uno que provea condicionantes idóneos de salud, y que se expresen en agua pura, alimento y techo adecuados.

Ocuparse de la salud ambiental implica buscar una significativa disminución de patologías asociadas a las deficiencias de las condiciones ambientales y de los servicios básicos a través de tareas que minimicen estos factores de riesgo para la salud de la población. Esto supone implementar políticas y planes de ordenamiento territorial que incorporen instrumentos para la gestión del riesgo; promover y vigilar la calidad del agua de consumo humano a los efectos de lograr una sensible disminución de la incidencia de las enfermedades de origen hídrico; impulsar la extensión de redes de distribución de agua potable; fomentar la extensión de redes cloacales y el tratamiento de las aguas servidas y excretas; contribuir a la aplicación de políticas saludables en relación con escuelas públicas y áreas carenciadas; propender al manejo sanitario integral mediante una adecuada gestión de los residuos sólidos y en particular de los patogénicos; promover la instrumentación de estrategias para la reducción de superficies sometidas a la erosión; incentivar medidas para la gestión y mitigación de los efectos de desastres.

Se podría organizar un proyecto de prevención, como por ejemplo una campaña de cuidado de la salud ambiental en la comunidad, a través de la elaboración de materiales para la comunicación: un folleto, un video, un programa de radio, mega-afiches con imágenes y consignas, una producción de graffiti, entre otras actividades. Si se ha planteado armar redes con la comunidad, hasta los niños y adolescentes pueden elaborar mensajes para difundir, instituyéndose en agentes de prevención. Siempre que se plantee el objetivo de realizar una campaña de prevención, es importante que previamente se analicen los mensajes de prevención que circulan: cuáles nos impactan y en qué sentido, cuáles nos permiten actuar y cuáles no, a quiénes están dirigidos. Luego se orientará la ponderación de estas alternativas, invitando a considerar su pertinencia, los pro y contra y la posibilidad de que las mismas sean sostenidas en el tiempo. Si no se tienen en cuenta cada una de estas actividades, no es conveniente embarcarse en una campaña, porque la tendencia será reproducir, tal vez con más crudeza, los mensajes que tratan de infundir miedo y angustia.

Abordar el problema de la salud ambiental en el municipio es una ocasión para hablar de lo que nos está pasando. Habilitar la escucha es estar dispuesto a respetar aquello que va más allá de lo que se espera oír. Es aceptar lo que es, aunque sea distinto de lo que conocemos o elegimos. Es necesario proponer promover la reflexión sobre la salud ambiental en la propia localidad, valorarla y proponer alternativas saludables. En el Municipio se debe entender que la misión se basa en la planificación, organización, control y evaluación de las actividades interdisciplinarias tendientes a preservar o mejorar la salud del individuo y del cuerpo social al que pertenece, mediante acciones específicas dirigidas al ambiente urbano y rural.

La Salud Ambiental constituye uno de los pilares fundamentales de la medicina para el Siglo XXI. La Salud Ambiental es mucho más que el saneamiento ambiental o la lucha contra la contaminación, es una supra-especialidad aceptada y reconocida por la Organización Mundial de la Salud y la Comunidad Científica Internacional.

Que el ambiente deteriorado enferma no es una novedad, pero sí representa un nuevo escenario. Antes la salud ambiental se vinculaba a condiciones puntuales como los efectos de la contaminación nuclear o ciertas profesiones peligrosas, y se creía que la ciencia resolvería cualquier problema. Ahora, el agujero de ozono, la gestión de residuos, la calidad del agua, y los riesgos ambientales que el ser humano todavía no sabe manejar, sumados a la pobreza y la marginación, brindan un panorama más complejo que afecta la salud pública.

La diversidad natural y social, aunado a la multidisciplinarida d de la salud ambiental, encara la búsqueda de acciones sistemáticas, por lo cual es imposible pretender que sea interpretación de una sola disciplina científica en particular. Por lo cual la problemática ambiental que actualmente es patente, demanda la incorporación de nuevas aptitudes profesionales, la eliminación de la subordinación de numerosas disciplinas a la racionalidad de una sola, y finalmente que la interdisciplina no es una sumatoria de capacidades sectoriales sino que debe entenderse como una activa interacción, alrededor de una situación concreta de salud ambiental.