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lunes, 15 de junio de 2020
domingo, 14 de junio de 2020
El Ministerio de Salud informa al día 14 de Junio, la situación de afectados debido al efecto del COVID - 19
- Muestras totales: 1,360,839- Casos positivos: 229,736 ( 53,957 PCR (+), 175,779 Rápida (+))- Internados hospitalizados: 10,297- Pacientes con alta médica: 6,061- Pacientes en UCI: 1,111- Fallecidos: 6,668- Letalidad: 2.91 %
sábado, 13 de junio de 2020
El Ministerio de Salud informa al día 13 de Junio, la situación de afectados debido al efecto del COVID - 19
- Muestras totales: 1,338,477- Casos positivos: 225,132 ( 52,833 PCR (+), 172,299 Rápida (+))- Internados hospitalizados: 10,342- Pacientes con alta médica: 5,992- Pacientes en UCI: 1,113- Fallecidos: 6,498- Letalidad: 2.89 %
La transmisión asintomática sigue siendo una "Pregunta abierta"
La cantidad de transmisión del coronavirus proviene de personas sin síntomas todavía es una "gran incógnita", ha aclarado un científico de la Organización Mundial de la Salud.
La doctora Maria Van Kerkhove dijo el
lunes que era "muy raro" que las personas asintomáticas transmitieran
la enfermedad.
Pero ahora ha enfatizado que esta
observación se basó en un conjunto relativamente pequeño de estudios.
La evidencia sugiere que las personas
con síntomas son más infecciosas, pero la enfermedad puede transmitirse antes
de que se desarrollen.
Aunque una proporción de las personas
dan positivo sin síntomas, no se sabe cuántas de estas personas infectan a otras.
La Dra. Van Kerkhove dijo que la
evidencia que había estado discutiendo provenía de países que habían llevado a
cabo un "rastreo detallado de contactos",
Al analizar las investigaciones de
grupos de infecciones de varios países, dijo que donde se había seguido un caso
asintomático era "muy raro" encontrar infecciones secundarias entre
sus contactos.
Pero ella seguía siendo una
"gran pregunta abierta" sobre si lo mismo era cierto a nivel mundial.
Las incertidumbres involucradas
enfatizan la importancia de las medidas de encierro para "reducir
masivamente el número de personas infectadas", dijo el profesor Liam
Smeeth, epidemiólogo de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
Dijo que estaba
"sorprendido" por la declaración de la OMS pero que no había visto
los datos en los que se basaba.
El director del programa de
emergencias sanitarias de la OMS, Dr. Michael Ryan, dijo que estaba
"absolutamente convencido" de que se estaba produciendo una
transmisión asintomática, "la pregunta es cuánto".
El Dr. Van Kerkhove, jefe de
enfermedades emergentes de la OMS, hizo la distinción entre tres categorías:
§ Personas que nunca desarrollan síntomas
(asintomáticos)
§ Personas que dan positivo cuando todavía no tienen
síntomas, pero los desarrollan (pre-sintomáticos)
§ Personas con síntomas muy leves o atípicos que no
se dan cuenta de que tienen coronavirus
Algunos informes distinguen entre
estas categorías, mientras que otros no, y ella dijo que esto, junto con los
grupos relativamente pequeños de personas estudiadas, hace que sea difícil
sacar conclusiones firmes.
Pero el Dr. Van Kerkhove dijo que el
peso de la evidencia sugiere que las personas que nunca desarrollan síntomas no
desempeñaron un papel significativo en la transmisión del virus en los lugares
estudiados.
Los estudios que analizaron muestras
de la población para encontrar casos asintomáticos, y luego rastrearon sus
contactos, encontraron muchas menos infecciones secundarias que en los
contactos de personas que habían tenido síntomas.
Esto
llevó a la OMS, en orientación sobre el
uso de máscaras publicadas el fin de semana, a concluir:
"La evidencia disponible del rastreo de contactos reportada por los
estados miembros sugiere que las personas infectadas asintomáticamente tienen
muchas menos probabilidades de transmitir el virus que aquellas que desarrollan
síntomas".
En Inglaterra, la Oficina de
Estadísticas Nacionales (ONS) ha estado probando regularmente una muestra de la
población.
Se descubrió que, de aquellos que
hasta ahora dieron positivo para Covid-19, solo el 29% informó "cualquier
evidencia de síntomas" en el momento en que se hicieron las pruebas, o en
las visitas anteriores o posteriores.
Personas
con síntomas de "mayor riesgo"
Los estudios de seguimiento de
contactos de varios países sugieren que si bien los casos
"verdaderos" asintomáticos "rara vez transmiten" la
infección, la transmisión puede ocurrir antes o en el día en que los síntomas
aparecen por primera vez cuando pueden ser muy leves, según el profesor Babak
Javid, una enfermedad infecciosa Consultor de la Universidad de Cambridge.
Las personas pueden tener cantidades
detectables del virus en su sistema aproximadamente tres días antes de
desarrollar los síntomas y parecen ser capaces de transmitirlo durante este
período, especialmente el día anterior o el día en que comienzan los síntomas.
La transmisión pre-sintomática tiene
"implicaciones importantes" para las medidas de seguimiento, rastreo
y aislamiento, dijo el profesor Javid.
Según los términos de los esquemas de
rastreo de contactos que ahora están operativos en todo el Reino Unido, alguien
que transmitió la infección mientras era pre-sintomático aún podría rastrear
sus contactos una vez que desarrollaran síntomas. Alguien que nunca
experimentó síntomas no desencadenaría el mismo proceso.
Si bien las personas sin síntomas
parecen ser capaces de infectar a otros, la evidencia actual aún sugiere que
las personas con síntomas son el riesgo más alto.
Un resultado positivo por sí solo no
le dice cuánto virus tiene alguien en su sistema. Y esto, lo que se conoce
como la carga viral, junto con si una persona infectada estornuda y tose y qué
tipo de contacto tiene con otras personas, influye en la probabilidad de transmitir
la enfermedad.
El Dr. Van Kerkhove señaló que debido
a que el coronavirus principalmente "pasa a través de gotitas
infecciosas", es cuando las personas están tosiendo o estornudando que son
más capaces de transmitir la enfermedad.
viernes, 12 de junio de 2020
Las mascarillas, claves para evitar una segunda oleada de la pandemia
Su uso masivo combinado con restricciones puntuales evitaría el rebrote del coronavirus, según modelos matemáticos
Una simulación con 60 millones de personas
muestra que si todas llevaran mascarilla la mayor parte del tiempo no se
producirían segundas o terceras oleadas de la pandemia de coronavirus. Incluso
con porcentajes mucho menores, la propagación de la covid bajaría de su índice
de reproducción sin necesidad de las medidas más extremas de confinamiento.
Según los autores de este estudio, a falta de herramientas más tecnológicas y
avanzadas, cubrirse la cara de forma masiva daría el tiempo necesario para
encontrar la vacuna. Sin embargo, aún hay científicos escépticos.
El sentido común
dice que llevar mascarilla protege de cualquier partícula o patógeno
aerotransportados. Pero la ciencia no lo tenía tan claro. Hasta la emergencia
de la actual pandemia, han sido pocos los estudios sobre la eficacia de
cubrirse boca y nariz para frenar la propagación de virus. La mayoría de los
más recientes están relacionados con la gripe o el brote de SARS de 2003.
Quizá por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) y muchos Gobiernos,
como el español, han tardado tanto en recomendar u obligar a usarlas.
Ahora, un par de
modelos matemáticos elaborados por investigadores británicos muestran que algo
tan poco sofisticado como varias capas de tejido de algodón puede ser la
primera línea de defensa contra el coronavirus. Su trabajo, que usa a la
población del Reino Unido para su simulación, se alimenta de datos reales de
infectados y un ritmo de contagio previo a las mascarillas similar al máximo
alcanzado por una decena de países europeos. Con estos y otros parámetros
epidemiológicos, intentan responder a la siguiente pregunta: ¿qué grado de
adopción de las mascarillas haría falta para rebajar el índice de reproducción
a menos de uno? Bajar de esa cifra implica la desaparición de la epidemia en un
mayor o menor lapso.
Apenas hay estudios sobre la
efectividad de las mascarillas para frenar el contagio
“Nuestros análisis
respaldan la adopción inmediata y universal de las mascarillas”, dice el
principal autor del estudio, Richard Stutt. Hasta ahora, este investigador de
la Universidad de Cambridge modelaba la propagación de enfermedades entre los
cultivos vegetales, un conocimiento que ha aplicado a la actual pandemia
humana. “Si combinamos el uso masivo de las mascarillas con la distancia física
y cierto grado de confinamiento, se podría gestionar de forma asumible la
pandemia al tiempo que se recupera la economía mucho antes de que haya una
vacuna efectiva”, añade.
Los resultados del
estudio, publicados en la revista científica Proceedings
of the Royal Society A, señalan que, si al menos la mitad de la población
llevara mascarilla en público, el ritmo de contagio bajaría de un índice de
reproducción igual a 1. Como se ha demostrado, la curva de la pandemia no tira
hacia abajo hasta que se logra ese umbral. Con porcentajes cada vez mayores de
gente cubriéndose la cara, el modelo indica que el índice se acercaría cada vez
más al cero.
“Realizar estudios
científicos para medir directamente la efectividad de las mascarillas es muy
complicado”, recuerda Stutt. “Podemos ver la reducción del material exhalado
por un infectado con o sin máscara, pero lo más difícil es calcular el efecto
que esto tiene sobre los susceptibles de contagio”, detalla. Para saberlo con
exactitud, habría que exponer a voluntarios al patógeno de forma deliberada,
algo que plantea varios dilemas éticos.
Para Ellen Brooks,
investigadora en salud pública de la Universidad de Bristol (Reino Unido),
“aunque las mascarillas podrían reducir la transmisión en algunos entornos,
como tiendas o transporte público, es poco probable que impidan la transmisión
de contactos sociales cercanos y sostenidos, como en el hogar”. Mientras, el
profesor Keith Neal, epidemiólogo de la Universidad de Nottingham (Reino
Unido), acepta la lógica de que cuanta más gente lleve mascarilla, más impacto
tendrá en la propagación de la enfermedad, “pero depende mucho de la
efectividad de las que vayan a usar”.
Otro temor de algunos
científicos es que el uso generalizado de las máscaras genere una aparente
sensación de seguridad. “No hay pruebas de que llevar mascarilla lleve a una
relajación de otras medidas”, rechaza en un correo la profesora de atención
primaria de la Universidad de Oxford (Reino Unido) Trish Greenhalgh. Para ella,
el estudio apoya la idea de que “los beneficios de cubrir la cara para reducir
la infección entre la población superan a los potenciales daños del uso
incorrecto”
El Ministerio de Salud informa al día 12 de Junio, la situación de afectados debido al efecto del COVID - 19
- Muestras totales: 1,315,417- Casos positivos: 220,749 ( 51,605 PCR (+), 169,144 Rápida (+))- Internados hospitalizados: 10,121- Pacientes con alta médica: 5,930- Pacientes en UCI: 1,089- Fallecidos: 6,308- Letalidad: 2.86%
jueves, 11 de junio de 2020
Es muy probable que el catarro común haya protegido frente al coronavirus
En relación con esto último, todavía hy muchos interrogantes: por ejemplo, se desconoce cuánto dura la inmunidad frente al SARS-CoV-2 o qué respuesta activa. África González Fernández, Presidenta de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) y Catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, habla sobre este asunto, comparando la primera respuesta del organismo con las defensas de un castillo y la segunda respuesta, específica, con la acción de mortíferos y selectivos francotiradores.
Además, ha comentado los resultados de un reciente estudio que concluía que cuatro de cada diez personas podrían tener inmunidad frente al coronavirus y los resultados del sondeo nacional de seroprevalencia que concluyó que el 5% de la población tiene anticuerpos (de tipo IgG) frente al coronavirus.
-¿Cuáles son las conclusiones más importantes que usted sacaría de este informe?
El confinamiento ha permitido que mucha menos gente se infecte y enferme y por tanto es lógico que el estudio de seroprevalencia, que estudia la producción de anticuerpos, haya dado bajo, aunque en zonas con mayor tasa de infección, la seroprevalencia ha sido también superior. El estudio aún no ha finalizado, por lo que será interesante ver los resultados cuando éste concluya, cuando se completen las siguientes mediciones.
-¿Este sondeo puede detectar a todos los que han pasado la infección?
No. No hay que descartar que muchas personas asintomáticas o con síntomas leves no generen anticuerpos, ya que su sistema inmune innato ha podido contener la infección, o en el momento que se las ha medido, no los habían aún desarrollado.
El sistema inmunitario actúa a distintos niveles. Primero entran en funcionamiento las más rápidas pero menos específicas de la inmunidad innata. Si no es suficiente con ella, se pone en marcha la inmunidad específica de los linfocitos y los anticuerpos, que se comportan como verdaderos francotiradores, pero que tardan días o semanas en funcionar.
-No toda las defensas dependen de los anticuerpos. Entonces, ¿podría decirme como responde el sistema inmune cuando es atacado por el SARS-CoV-2?
El mejor simil es pensar en la protección de un castillo frente a invasores. Primero el castillo tiene barreras, fosos, ventanas pequeñas, para evitar su entrada. Pero también hay vigilantes continuamente en alerta, para detectar cuanto antes la llegada de posibles enemigos, para rápidamente informar a los primeros soldados a ponerse en marcha. Esta inmunidad está ya lista para actuar, está preparada, pero es poco específica. Por esto se denomina innata.
-¿Cómo actuaría ese sistema inmune innato?
Se inicia con la producción de interferones producidos por las células infectadas. Este interferón avisa a las células vecinas, para que paralicen la síntesis proteica y por tanto la producción de virus.
Hay también un conjunto de células que eliminan el virus (fagocitándolo) y otras que matan a las que están infectadas (células «natural killer» o NK).
Si esta inmunidad innata es suficiente, por ejemplo porque la cantidad del virus es baja, aquí finalizaría el proceso, y no se vería nada más en estas personas expuestas al virus.
-¿Y si no es así?
Si la inmunidad innata no pudiera contener la infección, se pone en marcha la inmunidad adaptativa, que es mucho más específica, pero más lenta, pero finalmente ayudará a resolver la infección, a generar memoria y a la producción de anticuerpos. En la inmunidad adaptativa participan los linfocitos T (hay de tres tipos, unos que ayudan o «helper», citotóxicos y reguladores), y los B, que producirán finalmente anticuerpos muy específicos.
Son muy importantes los linfocitos T citotóxicos, que destruirán a las células infectadas de forma muy selectiva. Esto podría generar una buena respuesta de contención del virus, y por tanto la inmunidad que se adquiere no es sólo por la cantidad de anticuerpos que se producen, sino que hay muchos más componentes que participan en esta lucha frente al patógeno.
-¿Y qué hay de los anticuerpos?
Algunos linfocitos B se diferencian a células plasmáticas, que producen unas sustancias solubles muy específicas, que se conocen como anticuerpos. Éstos son algo así como una llave que encaja en una cerradura, en una parte concreta del virus. Los anticuerpos son circulantes y se pueden estudiar en suero o sangre de las personas con mayor facilidad.
Ahora sabemos que la mayoría de las personas que pasaron la enfermedad desarrollan anticuerpos frente al virus, y se ha visto que pueden mantenerse durante meses en su organismo.
-¿Qué se conoce de la inmunidad celular frente a este coronavirus?
No había muchos datos del papel de la inmunidad celular frente al SARS-Cov-2, pero ya hay algunas publicaciones recientes como un artículo en la revista « Cell» y de otros laboratorios que están investigando su papel.
Tenemos un problema y es el tiempo. La investigación requiere de pensar, de tener financiación adecuada, y de tiempo, que es justo lo que no tenemos ahora.
-El estudio recientemente publicado en «Cell» demostraba la acción de la respuesta celular, si no me equivoco, ¿qué implica esta investigación?
El estudio de «Cell» es muy interesante, ya que no solo estudia la respuesta de anticuerpos, sino también las células T específicas frente al virus. Aunque el número de personas estudiadas es bajo, hay respuestas de linfocitos T «helper» y citotóxicos frente a distintas partes del virus. Es importante porque demuestra que hay inmunidad celular (por lo menos a corto plazo). Habrá que esperar más para poder estudiar si las células T de memoria se mantienen y por cuanto tiempo.
Otro aspecto a destacar del estudio es que en un grupo de personas no expuestos a este virus, empleando células guardadas de personas entre los años 2015 y 2018, y por tanto previo a la infección por el SARS-Cov-2, se encuentran también linfocitos capaces de activarse frente a determinadas partes del virus, lo que indicaría que han podido estar previamente expuestos a otros coronavirus del catarro común y que la inmunidad que generaron reconoce también a este nuevo coronavirus. Es lo que se conoce como inmunidad cruzada.
-Supongo que esto son buenas noticias. ¿Significa que las infecciones de coronavirus causantes de catarros confieren protección frente al SARS-CoV-2?
Sí, son buenas noticias. Es posible que tanto los anticuerpos como estas células T que se activaron frente a otros coronavirus confieran cierto grado de protección, pero esto aún hay que confirmarlo. En el artículo estudiaron frente a dos tipos de coronavirus convencionales, los HCoV-OC43 and HCoV-NL63, y encontraron linfocitos T frente a ellos. Aunque no saben si los pacientes estuvieron realmente expuestos a estos coronavirus, lo asumen por el grado de distribución de éstos en la época estudiada.
-Si efectivamente hay inmunidad cruzada y las infecciones previas protegen frente al SARS-CoV-2, ¿se podría decir que cuatro de cada diez personas podrían estar previamente protegidas? ¿Por eso quizás ha habido tantos infectados asintomáticos?
Si, es muy posible que esta inmunidad generada frente al catarro común haya podido proteger a las personas de infectarse de este nuevo coronavirus, o que de contagiarse desarrollaran una enfermedad mucho más leve. Este efecto de protección cruzada se ha observado ya con los coronavirus comunes y también con otros virus.
-Aparte de todo esto, ¿cuáles son las preguntas que no contesta el estudio nacional de seroprevalencia?
En primer lugar, hay muchas cosas por conocer de este virus con respecto a la producción de anticuerpos: ¿en qué cantidad y por cuánto tiempo se mantienen los anticuerpos? En principio, por los datos procedentes de China, podrían mantenerse al menos durante varios meses.
¿Cuál es la concentración de anticuerpos necesaria para indicar protección frente a la infección, y frente a qué regiones del virus? ¿Los niveles de anticuerpos están asociados a menor o mayor gravedad de la enfermedad?
También hay que preguntarse qué anticuerpos son los más relevantes para la protección: ¿los de tipo IgG, IgA? Se supone que serían las IgA que protegen en mucosas, pero la mayoría de test no los miden.
-Supongo que, en definitiva, todo esto es importante para saber si los anticuerpos confieren o no protección...
Así es. Los datos publicados por algunos investigadores estudian in vitro la capacidad de los sueros para bloquear-neutralizar la entrada del virus en las células. El problema es que es necesario recurrir a técnicas complejas, que no es posible realizar en laboratorios convencionales, por lo que solo se ha hecho en un pequeño grupo de personas. Sabemos que no hay casos de reinfección o son meramente anecdóticos. Por tanto, una persona que ya se infectó, queda protegida frente al virus, aunque no sabemos por cuánto tiempo.
-¿Qué hace falta para saber cuánto durará la protección?
No sabemos cuánto dura esta memoria protectora frente a este virus nuevo por el escaso tiempo de duración de la pandemia. En el caso de otros coronavirus comunes suelen dar protección entre 6 meses-1 año. En el caso de SARS y MERS de varios años.
-Por lo que está viendo estos días, ¿cree que hay personas que se están relajando durante este desconfinamiento? ¿El peligro ya ha pasado?
En general creo que la ciudadanía se está comportando de forma ejemplar. Pero es cierto que la gente quiere volver a una cierta normalidad cuanto antes y podrían darse situaciones de relajación. Las medidas de confinamiento han sido eficaces, y hay que seguir con la desescalada regular, medidas de higiene, protección, y detección de nuevos casos de forma rápida con aislamiento y estudio de los contactos para evitar nuevos contagios.
-Por lo que se sabe hasta ahora, ¿cuándo va a llegar la inmunidad de grupo que ponga fin a la pandemia?
La inmunidad de grupo tiene sentido obtenerla con la vacunación. No podemos esperar a que una infección que puede producir tantos problemas y con elevada mortalidad sea la que genere la inmunidad de grupo. Esto llevaría mucho tiempo para adquirirse de forma natural, y con muchas personas infectadas y fallecidas. El único medio de lograr la inmunidad de grupo de forma rápida y segura sería con una vacuna que demostrara que induce buena inmunidad, que es segura y que protege de la infección