viernes, 26 de septiembre de 2008

EL DILEMA DE LOS COMBUSTIBLES ¿UNA VERDAD INCOMODA?


El Perú es un País privilegiado por organizar y ser el anfitrión de los países integrantes de la APEC, uno de los temas que causa gran expectativa es el de las energías limpias y el de los biocombustibles, es por ello el interés en el presente artículo.
Los biocombustibles, el biodiésel sustitutivo del Diesel y el bioetanol Sustituto de las gasolinas, están pasando en poco tiempo de ser una solución emergente con visos de convertirse en una buena alternativa real a los combustibles fósiles, a constituirse en el centro de los despropósitos, sobre todo por las subidas de los alimentos básicos que se les atribuye. Seguramente muchos lectores no sabrán que desde siempre un motor diésel ha funcionado con un aceite vegetal y un motor de gasolina lo ha podido hacer con un alcohol, de hecho el motor que presentó Rudolf Diésel en la Exposición Mundial de París de 1900 funcionó con aceite de cacahuete y Henry Ford utilizó el etanol (alcohol etílico) como combustible para el motor de su primer automóvil “modelo T” en 1908. Es decir que si llenamos el depósito de nuestro vehículo a motor diésel con el aceite que compramos en la tienda de la esquina funcionaría sin mayores problemas al igual que si a otro vehículo de gasolina le echamos el “orujin” destilado que se encuentran en los alambiques (residuo de pieles y pepitas que quedan de la uva, la aceituna u otros frutos después de haber sido prensados y que todavía puede ser aprovechado para otros usos como el aguardiente de alta graduación que se obtiene del residuo de la uva por destilación), entonces, ¿Por qué no hemos utilizado ambos como combustibles en las graves crisis del petróleo que ocurrieron hace unos años…? En principio, mientras el precio del litro de los combustibles fósiles no llegue al nivel de estos productos no tendría razón de ser, económicamente hablando, en el supuesto caso que así fuera creo que a los Estados y gobiernos no les agradaría la idea de percibir unos impuestos bastante más reducidos de los que gravan al Diesel 2 y gasolinas. Si llegara el día en el que los precios se igualen, las administraciones tendrían serios problemas en poder discernir el impuesto a aplicar en función de, si el litro de aceite lo utilizamos para freír huevos o para irnos de juerga en nuestro vehículo a motor diesel, esta situación es graciosa, porque resulta que ese mismo aceite que hemos utilizado para cocinar una y otra vez, es decir cuando este aceite esté bien aprovechado, también se podría emplear como combustible; esto no es ciencia-ficción, en Europa, algunos productores de biodiésel ya están empleando aceites de cocina reciclados procedentes de los negocios de hostelería para lo que se han montado grandes circuitos de recojo para poder optimizar mejor el proceso.
En la actualidad, han surgido unos nuevos condicionantes que implican a las empresas, a los países y a la humanidad entera; por un lado las empresas petrolíferas saben que se están agotando las reservas de su materia prima. Por otro lado, los países no pueden perder el tren de las energías renovables para el sector energético, que es clave para su desarrollo y finalmente la sociedad está cada vez más sensibilizada con el cambio climático asociado en buena parte, parece ser, a las emisiones de (CO2) que se desprenden en la combustión de los combustibles fósiles.

En este escenario, los denominados biocombustibles se presentan como una excelente solución a esos problemas y comienzan a ponerse en marcha planes energéticos basados en la obtención y explotación industrial de biodiésel y bioetanol. El Congreso de EEUU estableció desgravaciones y medidas proteccionistas para los mismos.

En Europa, específicamente España se da medidas, que incluye el etiquetado ecológico de los vehículos, donde destaca la modificación del Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM) con el fin de gravar a los vehículos más contaminantes. Así, los vehículos que emitan menos de 120 gramos de (CO2) por kilómetro quedan exentos de pagar el IVTM, mientras que a los que emitan entre 120 y 160 gramos se les aplica un impuesto del 4,75% y a los que se sitúen entre 160 y 200 gramos el 9,75%. Por su parte, los vehículos más contaminantes, incluyendo las motos acuáticas, pagan un impuesto del 14,75%, en el Perú los vehículos antiguos son los que no pagan ningún impuesto, sin embargo los vehículos nuevos son los que tienen mayores impuestos cambiara esta situación? esperemos que si.
A primera vista parece que todo son bondades:

- Independencia energética de los países que no son productores de petróleo. Se establecería una reducción en las importaciones de crudo que aliviarían un posible déficit en la balanza de pagos del comercio exterior de los países que son importadores netos.

- Término de la dictadura del “oro negro” en cuanto a decisiones arbitrarias que pueden ocasionar recesiones económicas mundiales. Suecia ya ha declarado abiertamente su intención de ser energéticamente independiente en el año 2020.

- No dependencia de países productores políticamente inestables, Venezuela e Irán tienen un peso importante en la producción de combustibles fósiles. En una visión todavía más global los biocombustibles, contribuyen a superar la dependencia del petróleo que se encuentra principalmente localizado en países que históricamente son fuente de conflictos sociales y políticos.

- Es renovable. Es decir su producción es potencialmente inagotable, al contrario que el petróleo.

- Mayor diversificación energética en cuanto los orígenes productivos. Se puede obtener a partir de más de 300 especies vegetales, dependiendo de cual sea la que más abunde en el país de origen.

- Incremento de la seguridad en el abastecimiento energético, al estar las plantas de producción más diversificadas en cuanto a su localización, que los pozos petrolíferos.

- Oportunidad para las zonas rurales, donde se estima que se concentra el 70% de la población más desfavorecida del planeta.

- Valor ecológico incalculable. Los biocombustibles son biodegradables, por este motivo, en su transporte en caso de accidentes, no se producirán desastres por vertidos de crudo al mar como lo ocurrido recientemente en las costas surcoreanas.

- Menor riesgo ante manipulación inadecuada, accidentes o catástrofes naturales.

- Al contrario de otras energías renovables, como la eólica y solar, el biocombustible una vez producido, se almacena fácilmente.

- Ventajas medioambientales. Se reduce la emisión neta de (CO2), de otros Gases de Efecto Invernadero, (GEI) y la formación de (CO) al tener una proporción más grande de oxígeno que mejora su combustión.

- Por este motivo, disminuyen los riesgos para salud de los ciudadanos.

- La polución también daña el patrimonio arquitectónico.

- Al tener mayor proporción de oxígeno, eleva el índice de octano, evitando el uso de compuestos, con análogas pretensiones, como el MTBE (eter metilterbutílico), aditivo promovido por las petroleras, que se sospecha es cancerígeno.

- Grandes posibilidades de producir la baja de precios del petróleo.

- Creación de nuevos puestos de trabajo y desarrollo industrial.
La obtención del bioetanol y el biodiésel se produce mediante procedimientos distintos, en el primer caso se fabrica por fermentación del azúcar mediante la aportación de levaduras y la posterior destilación para separar el agua del alcohol, tal y como se viene haciendo desde tiempos inmemoriales para obtener alcohol etílico. Si se utilizan cereales o almidones, previamente hay que convertir el almidón en azúcar mediante la intervención de enzimas (sacarificación). En el caso de la caña de azúcar, se ahorra este proceso ya que esta de por sí, contiene un elevado porcentaje de la sacarosa. Para obtener el biodiésel se emplea como materia prima cualquier aceite de origen vegetal o también grasas vegetales o animales que se someten a un proceso llamado transesterificación mediante el cual resulta un producto llamado éster que ya se puede utilizar como biocombustible en los motores de ciclo diésel.

Veamos y si elegimos entre las dos alternativas al parecer la mejor sería el biodiésel, ya que el bioetanol no es tan ecológico (pese a ser un biocombustible) al necesitar, dependiendo del cultivo, casi tanta o más energía que la que produce, contando la que se tiene que emplear desde el inicio del proceso y la que se obtiene finalmente (balance energético) las cuentas se inician a partir de la siembra, la recogida de la cosecha que sea (de maíz, trigo, cebada, caña de azúcar, etc) , pasando por el transporte y acabando en las altas temperaturas que se necesitan alcanzar para la destilación, además en el proceso se liberan considerables cantidades de (CO2). En el caso de la caña de azúcar (cuyo balance energético sí es positivo, ya que se produce una relación 1 a 8, es decir se consiguen 8 litros de combustible por cada litro empleado), por el contrario hay que tener en cuenta la quema previa de la caña que se requiere para matar serpientes y así facilitar el corte de la misma, que se hace a mano y representa un durísimo trabajo de los jornaleros además de la emisión de metano y oxido nitroso, gases que también producen el efecto invernadero. El balance energético del biodiésel siempre ha resultado positivo, al no requerir el proceso tanta energía.
Las ventajas, serían todas las expuestas anteriormente para los biocombustibles en general (biodiésel o bioetanol) más otras específicas que se pueden resumir en:
- Mayor lubricidad, con lo cual se alarga la vida del motor y reduce el ruido del motor.
- Mayor poder disolvente, que hace que no se produzca residuos de carbón ni se obstruyan los conductos y mantiene limpio el motor.
- Mayor diversificación en los orígenes de producción para el biodiésel (incluso más que para el bioetanol).
- No contiene azufre.
- No es tóxico.
- Los niveles de emisión son mucho más bajos.
- Comparación de los niveles de emisión entre el biodiesel y el Diesel 2 Emisión Biodiesel al 100% (Kg/100km) Biodiesel al 30% (Kg/100km) Diesel 2 (Kg/100km)

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo define a la biotecnología como “toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados, para la creación o modificación de productos o procesos para usos específicos”. Utilizar microorganismos para ciertos usos está dando resultados espectaculares en áreas como la salud, el medioambiente, los productos farmacéuticos, la agricultura y por ende a la alimentación. La genómica, la farmacogenómica, la ingeniería tisular (reparar o mantener la función de un tejido u órgano), la terapia genética y celular, la nanomedicina, la bioremediación, entre otras técnicas, están teniendo un auge exponencial desde aquellos años de la Primera Gran Guerra en el cual Chaim Weizmann, judío ashkenazí de origen ruso-polaco y nacionalizado británico, investigando como director de los laboratorios del Almirantazgo británico, descubrió el proceso de sintetización de acetona y butanol por acción de la bacteria anaerobia “Clostridium acetobutylicum” que fermenta la glucosa. La producción industrial de acetona fue fundamental para el proceso de fabricación de “cordita”, explosivo utilizado por los cañones de la Armada Británica y muy importante en el curso de la primera guerra mundial. No obstante el destino más significado de Weizmann se escribiría años más tarde cuando en 1949 fue elegido democráticamente, por el recién creado Parlamento israelí (Knéset), primer presidente del nuevo Estado de Israel.
Hay empresas que ya ofrecen soluciones industriales como la biomineralización que permite proteger y reparar los edificios de manera limpia y ecológica. Esta técnica, también conocida como “carbonatogénesis bacteriana”, consiste en cultivar dentro de una solución acuosa bacterias capaces de crear calcín de carbonato de calcio y sílice. Al retirarles el alimento, las bacterias mueren, dejando ese calcín que podrá posteriormente pulverizarse en la piedra dañada. La primera vez que se utilizó este sistema fue en 1993 en la iglesia francesa de Saint-Médard de Thouars gracias a la bacteria “Bacillus Cereus”.
Gas carbónico, anhídrido carbónico, dióxido o bióxido de carbono; todo es lo mismo: (CO2) No es un gas tóxico como algunos creen, es un gas de efecto invernadero, que es diferente ya que el (CO2) no envenena, como mucho y en muy elevadas concentraciones en lugares mal ventilados puede causar dolor de cabeza, mareos, somnolencia y problemas respiratorios, dependiendo de la concentración y de la duración de la exposición. Además de ser imprescindible para el desarrollo y crecimiento de las plantas también lo es para que la temperatura en nuestro planeta no se midiera en varios gélidos grados bajo cero, finalmente no habría más que decir sobre su inexistente toxicidad solamente una cosa que no deja lugar a dudas: nosotros (y todos los vertebrados terrestres) al exhalar el aire que inhalamos al respirar ¿saben lo que expulsamos al ambiente exterior? pues ni más ni menos que el ahora tan en boga y preocupante, monóxido de carbono. En definitiva hacemos lo mismo que los motores de los vehículos en nuestras tan transitadas calles, en Europa se han dado normas tan drásticas como por ejemplo sancionar en un futuro a todos los fabricantes de automóviles que sobrepasen el baremo de los 160 grs. de (CO2) por km, esto nos lleva a que en un futuro próximo se haga cierto el sabio refrán popular que viene desde antes de nuestros “llegaremos a tener que pagar hasta por respirar”?
Monóxido de carbono, (CO) Es un gas incoloro, inodoro e insípido y su inhalación en lugares cerrados puede ser letal en función de la cantidad y el tiempo de inhalación de este gas. Un ejemplo que desgraciadamente aún se da, son los fallecimientos por utilizar los antiguos braseros de carbón que mal quemado produce la llamada “muerte dulce” pues los afectados pierden el conocimiento, que ya no llegan a recuperar. Se produce en las combustiones incompletas por falta de oxígeno. En los automóviles sus emanaciones salen por el tubo de escape al no producirse una perfecta combustión, pero se mezclan bien en el aire y por este motivo no son peligrosas. No obstante el hecho de permanecer con el motor encendido en un lugar cerrado ha provocado más de un fallecimiento y esto ha confundido a veces, a ciertas personas y a la opinión pública que por falta de información, piensan que el (CO) y el (CO2) son idénticos gases que al mismo tiempo está envenenando el aire que respiramos y produciendo el efecto invernadero. La realidad es como he explicado que el monóxido de carbono a secas, no produce efecto invernadero y no es contaminante en espacios abiertos, aunque efectivamente puede ser mortal en espacios cerrados.
Efecto invernadero: Sin el ahora públicamente agraviado (CO2) estaríamos congelados puesto que su presencia junto con el vapor de agua (las nubes) y el metano, (todos ellos se encuentran de forma natural en la atmósfera) hacen que el calor emanado de la superficie terrestre en forma de radiaciones infrarrojas al llegar a las capas bajas de la atmósfera quede atrapado entre los mismos, calentándola (a la atmósfera) y devolviendo el calor a la superficie de la tierra. De esta forma, con este “efecto invernadero” el aire ha mantenido una temperatura media entre unos 13,9 y 14,5 grados centígrados durante el último siglo.
Cambio climático: Hay dos problemas; este aumento de 0,6 ºC se ha dado solamente entre los últimos treinta años, por lo que se sospecha que la causa es la acción antropogénica, es decir por culpa del modo de vida actual de gran parte de la sociedad de los países más desarrollados. Por otro lado el aumento de unos pocos grados (entre 3 y 5ºC) en un futuro, tendría efectos nefastos y podría provocar grandes cataclismos. Parece ser que la mayoría de los científicos opinan que el aumento del (CO2) en la atmósfera de 280 partes por millón (antes de la revolución industrial) a las 380 actuales son las responsables de este calentamiento junto con el aumento de los otros gases de efecto invernadero (GEI) que he mencionado anteriormente.

El metano se encuentra en una proporción más pequeña en relación al (CO2), pero sin embargo una molécula suya atrapa 23 veces más el calor que una de dióxido de carbono, por lo que algunos lo consideran aún más activo para el efecto invernadero que cualquier otro. Por ejemplo, un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) afirma que la ganadería genera más GEI (Gases de Efecto Invernadero) que los automóviles, especialmente de óxido nitroso, que procede del estiércol y es 296 veces más activo que el (CO2), y el metano, 23 veces más activo que el (CO2) y que se origina en su mayor parte en el sistema digestivo de los rumiantes. Esto ha hecho que científicos del Instituto de Investigaciones Medioambientales de Aberystwyth en Gales, evalúen cambiar la dieta del ganado vacuno para que sus estómagos no conviertan el alimento en ese gas, que acaba siendo evacuado principalmente por la boca. No son los únicos, puesto que científicos de la Universidad de Hohenheim (Alemania) han creado una píldora que, junto a una dieta especial, reduce también estas emisiones.

Con respecto al vapor de agua (las nubes), también surgen interesantes o extravagantes teorías, según unos u otros, como por ejemplo la del Vladimir Shaidurov, de la Academia Rusa de Ciencias, quien explicó en la universidad de Leicester (Reino Unido) como la concentración de cristales de hielo en grandes altitudes podrían dañar la fina capa de nubes que allí se encuentran (mesosfera) y que tienen por misión filtrar y reducir la radiación solar que alcanza la superficie de la Tierra. Shaidurov utilizó un análisis detallado del cambio de temperatura media por año desde los últimos 140 años, y explica que se estaba dando un leve enfriamiento de la temperatura hasta principios del siglo XX. En esas fechas comenzó a calentarse el planeta, pero no por los gases de efecto invernadero, sino por una causa muy diferente, que él atribuye al acontecimiento de Tunguska, que ocurrió en una parte alejada de Siberia, al noroeste del lago Baikal, el 30 de junio de 1908, donde la explosión de un asteroide o cometa que atravesó la atmósfera terrestre, liberó una energía equiparable a la de 15 bombas atómicas de un megatón. La cantidad enorme de polvo emitido a la atmósfera causó efectos en las altas capas de la atmósfera que cambiaron su estructura y fue el detonante para ocasionar la subida actual de temperaturas globales, ya que las nubes son el gas más potente de efecto invernadero según Shaidurov, tanto, que superan de lejos los efectos del dióxido de carbono y de otros gases lanzados por actividades humanas. Apenas una subida del 1% del vapor de agua podía elevar la temperatura media global de la superficie de la Tierra en más de 4 grados centígrados. Algo parecido ya decía hace unos 150 años el científico Irlandés John Tyndall, de quién es conocida su explicación de por que el cielo resulta de color azul. Tyndall afirmó en su día con respecto a las nubes: "El más fuerte y radiante absorbente del calor, es el más importante gas que controla la temperatura de la Tierra. Sin vapor de agua la superficie de la Tierra sería llevada rápidamente hacia el intenso frío".
SMOG: Combinación de las palabras inglesas smoke que significa humo, y fog, niebla. Smog se puede traducir por “niebla de humo” y no es ni más ni menos que esa gran nube que a veces aparece sobre las grandes ciudades y a la cual nos referimos a menudo como “polución” Industrial, se produce por el hollín y azufre procedente de la combustión de carbón. Si el azufre se mezcla con gotas de lluvia provoca la “lluvia ácida”, Fotoquímico, nuevamente las emisiones de los motores de los vehículos tienen la culpa, en este caso son el óxido nítrico y los compuestos orgánicos volátiles (COVs) que reaccionan en presencia de la luz solar produciendo ozono troposférico y otros productos que pueden ser altamente tóxicos; Si se produce una inversión térmica, puede ser letal. Cuando el suelo se enfría, el aire cercano también y como pesa más no puede ascender y no se mezcla con las capas situadas encima que están más calientes. En Londres el ozono, óxidos de azufre y el monóxido de carbono inhalado provocó varios centenares e incluso miles de muertes en 1948, 1952, 1956 y en 1962 también en el Valle de Ruhr, Alemania.
Agujeros en la capa de ozono: El ozono de la estratosfera terrestre es creado por la luz ultravioleta, fundamentalmente actúa como filtro de las radiaciones nocivas que llegan a la Tierra, su desaparición seguramente provocaría el aumento de los casos de melanomas (cáncer de piel), de cataratas en los ojos, suprimiría el sistema inmunológico en humanos y en otras especies, e incluso también afectaría los cultivos sensibles a la radiación ultravioleta. En realidad no existe físicamente una “capa de ozono” como tal. Metafóricamente aludimos a ella para indicar la zona de la atmósfera donde se encuentra una mayor concentración del mismo.

Hay gases, como los clorofluorcarbonados (CFC), que se utilizan como refrigerantes, al ser expulsados a la atmósfera provocan la desaparición de las moléculas de ozono (O3); los llamados “agujeros en la capa de ozono” por los cuales penetran esas peligrosas radiaciones antes mencionadas; La comunidad internacional reaccionó ante la amenaza y por este motivo la Asamblea General de las Naciones Unidas se reunió el 16 de septiembre de 1987 para firmar el Protocolo de Montreal que establece y regula el uso de sustancias que provoquen la destrucción de la llamada “capa de ozono”. Este convenio se ha revisado en varias ocasiones, siendo su última actualización en Pekín (1999).

Tasa neta de (CO2): Este concepto me gustaría aclararlo ya que a veces se entiende con dificultad. Veamos: la concentración de (CO2) existente en la atmósfera y su “efecto invernadero” hizo que esta mantuviera una temperatura media de 14º centígrados desde que se tienen mediciones fidedignas hasta que en el siglo XX esa concentración empieza a aumentar significativamente, elevando la temperatura hasta 14,5º, efecto que los expertos, en general, atribuyen a los GEI (gases de efecto invernadero), de los cuales el más abundante es precisamente el dióxido de carbono (CO2). ¿Por qué aumenta la concentración de este gas? Pues principalmente por sus emanaciones en la combustión de los carburantes fósiles en el transporte, la industria, en la generación de electricidad, en las calefacciones, etc. etc. Se preguntarán ¿es que cuando se queman biocombustibles no hay también emanaciones de (CO2)? La repuesta es rotundamente afirmativa. La diferencia está en que los biocombustibles vuelven a captar ese (CO2) cuando nuevamente comienzan a crecer las plantas y los vegetales que finalmente van a producir más biocombustible, es decir su tasa de (CO2) es neta. Los carburantes de origen fósil (petróleo, carbón y gas natural) al no ser renovables (no vuelven a reproducirse) emiten un (CO2) que posteriormente no van a captar de la atmósfera por lo tanto su tasa de (CO2) es positiva (acumulativa) y por ello perjudicial al provocar el sobrecalentamiento global del planeta.