domingo, 26 de julio de 2009

SEGUIMOS PROFESANDO LA RELIGIÓN DEL DESPILFARRO"


Acuse.
Seguimos profesando la religión del despilfarro.
Argumente.
Compramos bienes que han sido fabricados para durar pocos años, cuando podrían fabricarse para funcionar durante muchísimos años más.
¿Qué productos?
Coches, electrodomésticos... Los hacen para que fallen a los pocos años, calculan su obsolescencia. Pero nos incitan a quererlos ¡y los queremos sin cuestionarnos nada! Y la industria nos inunda de modas pasajeras, productos nuevos sustitutos de otros...
Los necesitamos.
Las necesidades las determina tu red social: lo que hoy consideramos imprescindible ¡no lo necesitábamos años atrás!
¿Se refiere a mi celular?
Y computadora, televisor, microondas, lavadora, aspiradora... ¡tantos objetos sin los que habíamos vivido siempre!
¿Dónde trazo la frontera entre necesario y superfluo?
Las únicas necesidades básicas universales son comer, beber y dormir, además del afecto y el reconocimiento.
¿Me propone volver a las cavernas?
No, pero sí que seamos conscientes del abusivo consumo energético actual. ¿Es sostenible en el tiempo?
¿Lo es?
Lo sería si aprovechásemos la energía con más eficiencia, y si obtuviésemos energía de otras fuentes. De lo contrario...
¿Qué?
Hoy extraemos el 80% de nuestra energía de los combustibles fósiles - petróleo, carbón, gas-¡a sabiendas de que tienen fecha de caducidad!
¿Cuándo se nos acabarán?
Declinarán irreversiblemente dentro de unos 20 años, según la mayoría de cálculos.
Y luego, ¿qué?
Perderemos nuestro actual confort, a menos que empecemos a actuar ahora mismo.
¿En qué sentido?
Invirtiendo dinero en energías renovables: eólica, solar fotovoltaica, solar térmica...
Y nuclear?
¡No! Es una herencia ruinosa para nuestros hijos y nietos: cada euro, dólar, yen, libra, nuevo sol invertido hoy en energía eólica produce lo mismo - y sin residuos ni riesgos, e indefinidamente- que cada euro, dólar, yen, libra, nuevo sol invertido en energía nuclear.
Pero los molinos eólicos devoran mucho espacio natural, bellos paisajes...
Es su única desventaja, pero si queremos mantener nuestro confort...
¿Y si sigue creciendo la población, qué?
Es un problema. Habrá que generar más energía… o consumir un poquito menos cada uno. Los recursos del planeta están al límite: lo sensato, pues, es ser más austeros.
¿Cómo hacemos eso en la práctica?
¡Hay todavía muchas medidas que adoptar para sacarle más partido a la energía!
Dígame y voy tomando nota.
Fabricar un tipo universal de cargador de celulares. Imponer un mejor aislamiento térmico de nuestras viviendas (¡ahorraremos millones en calefacción!). Fabricar sin obsolescencia. Reciclar metales en la industria metalúrgica. Reutilizar botellas de vidrio. Depurar aguas. Calentar el agua con energía solar. Prohibir los focos incandescentes, sustituyéndola por los focos ahorradores (da la misma luz consumiendo cinco veces menos)... ¡Preservemos nuestro confort, pero con menos consumo de recursos!
¿Alguna otra idea ahorradora?
Fomentar el transporte público y también un eficaz sistema de alquiler de vehículos.
¿Algo así como un bicing de autos?
Sí. Haga números: ¡tener un auto en propiedad es un despilfarro! Dos, no le cuento.
¿Desde cuándo nos atrapa la tentación del despilfarro?
Está en la naturaleza humana, pero la agrava el mimetismo social: lo que desde siempre hacían unas minorías dominantes (para distinguirse) ¡acabaron haciéndolo las masas en la segunda mitad del siglo XX!
Y se disparó el consumo de recursos.
En los últimos 200 años, la población mundial se ha multiplicado por siete, ¡y la producción de bienes se ha multiplicado por sesenta! Por eso debemos cambiar la economía cowboy por la economía nave Tierra.
¿Qué dos economías son esas?
La primera consiste en ocupar nuevas tierras a caballo, dejando atrás las que agotaste. La segunda, vivir como los astronautas en vuelo espacial: ¡reciclan incluso la orina, y con poco agua subsisten sin problemas!
Veo muy difícil cambiar de paradigma...
Tiene usted razón: somos cortoplacistas y sólo reaccionaremos a las malas, a la fuerza, ¡cuándo ya no nos quede más remedio!
Y lo que ahora más preocupa, a corto plazo, es el paro.
Que es consecuencia de tantos excesos acumulados por este sistema de crecimiento desmedido, expansivo. Un sistema económico basado en la avidez de ganancias más que en el bienestar de las personas. Y aquí me gustaría decirles algo a los sindicatos..
Dígalo.
Más que el consumo privado, ¡defended el Estado del bienestar! Es nuestra garantía de futuro. O nos quedaremos a la intemperie. Propongo un socialismo de mercado: ¡sin regulación no hay libertad viable!
¿Algo más, para completar su modelo?
Menos consumo y más inversiones en energías renovables. ¿Y por qué un banco tiene que ser un negocio? Es posible nacionalizar la banca?
Mejor con menos

sábado, 11 de julio de 2009

EL CAMBIO CLIMÁTICO REFLEXIONES DESDE NUESTRO PLANETA


En un inicio es conveniente recordar la afirmación del Padre Manuel Carreira, insigne astrofísico jesuita: “Ni es todo provisional y discutible, ni es tampoco completa nuestra ciencia en campo alguno. Y es enormemente importante establecer con claridad lo que se puede reconocer como cierto y distinguir de las frecuentes estridencias de los titulares…”.
Ante todo hablar de cambio climático significa precisar las escalas temporales y espaciales. En sí es un fenómeno dinámico caracterizado por olas de enfriamiento y olas de calentamiento cuya contemporaneidad es la de la Tierra. Los episodios creados son estudiados por numerosos investigadores. Es así que Flannery2 los considera como ‘las puertas’ del tiempo, “momentos en que una era –y a menudo un clima– da paso a la siguiente”. El conjunto de estas informaciones ha sido revisado por numerosos científicos (Berger, 1992; Mitchell, 1976; Rasmusson, 1990; Gates, 1981; y otros) y provienen de diferentes fuentes:
• Los datos meteorológicos y oceanográficos que cubren menos de dos siglos.
• Los archivos históricos que cubren los últimos milenios (Le Roy Ladurie, 1983).
• Los archivos naturales que nos ofrecen la memoria milenaria de los glaciares, de las rocas sedimentarias, de los sedimentos oceanográficos, lacustres y fluviales, de las lavas, de los anillos de los árboles (dendroclimatología) y de los pólenes, de los arrecifes coralíferos y de los fósiles.
Esta información nos permite diferenciar:
a) Las variaciones naturales del clima, cuya escala temporal abarca siglos y milenios y cuyos elementos desencadenadores se originan en los espacios cósmico y planetario (el ciclo solar y las manchas solares, el modelo de Milankovitch, la relación entre las variaciones de radiación solar entrante y los ciclos de periodo glaciar; la deriva continental, los campos magnéticos y oscilaciones polares, las erupciones volcánicas, las corrientes atmosféricas y oceánicas…).
b) Las variaciones del clima inducidas por las actividades humanas, que se expresan a escala local, regional y mundial (lluvias ácidas, emisiones de gases de efecto invernadero generados por los parques automotores, la industrialización y la deforestación, degradación de la capacidad que tienen los ecosistemas para prestar sus servicios, en particular los servicios de base y efectos directos sobre la calidad de vida de las poblaciones3.
Estas dos dinámicas se conjugan entre ellas y crean un escenario complejo, difícil de descodificar, lo que suscita a menudo una cierta confusión. Ante las variaciones naturales del clima debe reconocerse que queda mucho por hacer, y a pesar de los avances actuales de la ciencia, existe una escasa producción de conocimientos, fruto de una financiación insuficiente para la investigación de base. Asimismo, no se precisa claramente que las variaciones naturales del clima impactan en las sociedades y que estas no tienen ninguna responsabilidad en ellas. En nuestra historia cercana es de gran interés observar cómo las sociedades supieron valorar o sufrir los periodos de calentamiento y de enfriamiento.

En la Edad Media, en el llamado Período Cálido Medieval (700 a 1300), el cultivo de los frutales mediterráneos y de la vid, aprovechando las bondades del clima, llegaban hasta la Inglaterra meridional. Sin embargo, después de décadas de decrecimiento de las temperaturas, se entró hacia el año 1350 en la llamada Pequeña Edad de Hielo. Esto significó cambios socioeconómicos importantes, adaptaciones de las poblaciones rurales e introducción de nuevos cultivos. También la adaptación de las poblaciones urbanas al frío creciente (los incendios provocados por la calefacción mediante quema de carbón, obligó al Rey Eduardo I de Inglaterra a prohibir por decreto, en 1273, esta práctica en la ciudad de Londres; se amenazó con ahorcar al que violara esta norma).
El escenario es muy distinto en el caso de las variaciones del clima inducidas por las actividades humanas, consecuencia directa de nuestras decisiones. Debemos conocer ante todo los procesos que generan, cómo se desencadenan y sus implicancias a nivel de nuestro macroecosistema “Tierra”. Solamente así podremos revertirlas a nivel local (desde el hogar, la comunidad, el barrio, el campo, el bosque, el glaciar, la cocha, el río, el mar), a nivel regional y mundial.
Junto con la desinformación que facilita la confusión entre escalas espaciales y temporales, la falta de clarificación conceptual y el mal uso del lenguaje a nivel mediático favorecen la generación de mitos y temores. Es así que podemos leer o escuchar afirmaciones como “el clima nos amenaza”, “el cambio climático amenaza la seguridad internacional” o “el calentamiento global está secando lagos montañosos y tierras húmedas y amenaza a grandes ciudades de América del Sur”. Si observamos los procesos locales de cambio climático, una parte importante de ellos son generados por la deforestación, la cual genera una pérdida de biodiversidad y una disminución importante de los manantiales. A su vez, esos procesos significan impactos severos en el ciclo hidrológico (menos evaporación y evapotranspiración, más torrencialidad, menos infiltración), lo que se traduce en deslizamientos, aluviones e inundaciones.
Los impactos devastadores del cultivo masivo de la coca y de la minería informal perturban fuertemente el ciclo hidrológico, desertifican y acentúan los cambios climáticos locales. La ciudad –gran dependiente de su soporte ecológico– es la que perturba más severamente los ecosistemas de los cuales vive. A partir de las emisiones de su parque automotor y de sus industrias, de la pérdida de las áreas verdes y el continuo sembrío de asfalto y de materiales de construcción donde predominan el concreto, el vidrio y el metal, la ciudad favorece un cambio climático local entre su centro y el hinterland rural que puede alcanzar varios grados Celsius.
Nuestro país está sembrado de experiencias positivas en las que comunidades campesinas y una ciudadanía responsable han logrado diálogos concretos que han permitido recuperar manantiales, coberturas vegetales, recursos hídricos y, sobre todo, la calidad de los servicios ecosistémicos y su capacidad de regulación del clima, de depuración del agua y de suministro. Pero no faltan los esfuerzos urbanos, que deben multiplicarse e integrarse.

Es hora de cambiar. Sólo nuestros cambios de actitudes y acciones revertirán el cambio climático local que generamos y sufrimos, y nos encaminarán hacia la sostenibilidad. No podemos perder el guión de la vida; nuestra responsabilidad debe ser activa, informada y esperanzadora.

sábado, 20 de junio de 2009

FELIZ DÍA DEL PADRE AMAZONICO ANDINO


Un padre es el soporte en nuestro hogar,
el que se guarda los sentimientos en la profundidad de su alma,
el que te da seguridad en tus horas de angustia,
es el héroe de tus cuentos infantiles,
es aquel que te impone respeto en la adolescencia
pero si te fijas bien,cuánta ternura desprenden sus ojos al mirarnos!
Es quizás el que no te prodiga de besos y abrazos como tu madre,
pero en las noches cuando uno duerme,es el que se asoma con suavidad a tu cuarto
y con suma delicadeza cubre nuestro cuerpo con la sábana que hemos enrollado a nuestros pies,
mientras la emoción le nubla los ojos,porque se siente tan orgulloso de tenernos!
Tenemos que comprender el papel que muchas veces se le asigna a nuestro padre,
un papel un tanto distante,severo,
¿quién de nosotros no habrá escuchado de su madre alguna vez decirnos..'se lo voy a decir a tu padre cuando llegue'...
y uno se siente temeroso pero a la vez espera ansioso el regreso del padre
y cuando lo alcanzas a divisar desde la ventana,
ya no temes el regaño,lo que esperas anheloso,
es su abrazo protector!
Gracias a todos ellos,nuestros padres.
Felicidades a los hijos que lo han disfrutado toda su vida,a los que lo tuvieron poco tiempo,
pero fue muy intenso ese transcurrir,
a los que por ciertas circunstancias no tenemos a nuesto Padre a nuestro lado,
disfrutemos del recuerdo emotivo que teníamos de el
que junto con el amor de una madre,hacen de nuestra vida feliz.!

domingo, 31 de mayo de 2009

UN LLAMADO A LA CONCIENCIA


Desde el momento en que fuimos concebidos, cuando empezó nuestra vida, la nuestra individual, la de cada uno, fuimos juguetes de las influencias y coyunturas de nuestro entorno humano y natural, confuso, entremezclado. Los nenes en el vientre de sus madres oyen las voces, la música o el llanto, perciben sin entender la alegría o el odio con que su frágil presencia es recibida. Allí ya asimilan el perfume que ella se pone, las drogas que consume, las infecciones que sufre, los pesticidas a los que sin saber o sin poder remediarlo se ve expuesta. Nacemos, entonces, inocentes pero no puros. Esa impureza original que irá variando pero nos acompañará toda la vida es nuestro medio ambiente.

Creadores del problema
El medio ambiente no es algo salvaje y extraño que merodea amenazante desde la otra orilla, de lo que vale acordarse solo una vez al año como mucho. El medio ambiente es algo muy humano: una mezcolanza inextricable de natura y cultura, de leyes físico-químicas e ideas. El medio ambiente empieza en la cabeza. Empieza en una civilización que produce alcaldes que talan árboles para erigir mojigangas de cemento (con su nombre), ciudadanos que compran el pan de cada día en bolsas de plástico, ejecutivos prepotentes en 4×4 aparatosas y contaminantes. Así, nosotros mismos producimos las formas de energía y las sustancias que nos embadurnan y nos atraviesan, sin un nanosegundo de reposo, toda la vida. Y es de acuerdo con los elementos de ese ambiente que creceremos como citadinos o campesinos, selváticos o andinos o costeños, ahítos o hambrientos, fuertes o endebles, saturninos o alérgicos, habituados a la victoria o seguidores del fútbol nacional. Buena vibra o mala vibra; buen ambiente o malo. En el Perú, como en el resto del mundo, el mal ambiente es sobre todo para los pobres; pero no es excluyente. Los pilotos del Mercedes Benz y del Tico, atrapados en el mismo embotellamiento, respiran la misma muerte.

Agua que somos y dañamos
Visitemos el agua y todo lo que va disuelto en ella. Si tuviéramos visión de rayos X veríamos un paisaje de tonos y celajes determinados por el contenido de agua y minerales de los organismos. El agua es ubicua, cubre las dos terceras partes del planeta y constituye más de tres cuartos del volumen de nuestro propio cuerpo. El agua es dinámica. Respiramos, sudamos y entregamos agua al mundo. Comemos y bebemos, e incorporamos agua. Agua y varias sustancias con armazón de carbono es casi todo lo que —físicamente— somos. Eso es miss Scarlett Johanson y eso es el Sr. Tongo. Solo un poquito más que un montón de agua gaseosa. Cuando morimos y nos incineran, liberando a la atmósfera esa Inca Kola inquieta que una vez fuimos, una cajita que cabe en una mano basta para contener el residuo.

Es raro eso de pensarnos hechos y rodeados de agua, tan habituados estamos a considerarnos seres secos. Pero seguimos siendo acuáticos y acuosos como cualquier tramboyo. Nuestro primer desarrollo es en el agua y luego respiramos por tejidos que para funcionar tienen que mantenerse húmedos. Obviamente el agua que bebemos puede traer venenos, como los que vertió la Oxy, por más de treinta años, en el río Corrientes, matando impunemente al pueblo achuar; o como los que vierten las minas mal cerradas en el río Rímac, también impunemente. Pero sobre todo, lo que más cae al agua es nuestra propia basura y el desperdicio de nuestras letrinas. Jugos infames que cuando llegan al mar asesinan a la vida marina.

Crecer no es desarrollo
Sigue el aire con su oxígeno, el gas que da la vida y da la muerte. Ese que necesitas tragar con la primera bocanada o no la cuentas. El aire trae olores y sonidos que pueden alegrarnos o enfermarnos. Ahora que llega el invierno a la costa peruana, lo acompaña el hedor de la harina de pescado (“El olor del dinero” se decía durante los años 70). ¿Y no sabemos por su olor a pezuña de diablo que no puede ser bueno? Durante cuarenta años, millones de niños costeños —pobres y ricos— crecieron sometidos a esa sustancia irritante que viene con la niebla, y que desencadena alergias y asma. El aire lleno de hollín que respiran las amas de casa andinas (por las cocinas abiertas de leña) y nuestros policías de tránsito (por los carros a diésel o viejos o mal sincronizados) destruye sus pulmones y les acorta la vida día a día, como quien taja un lápiz. Ese ruido de alarmas vehiculares que nos destruye el sueño en tanta zona residencial, todas las noches, es puramente cultural y es medio ambiente. Y no es algo que se quede afuera, acechando y rondando, sino que ingresa por puertas y ventanas clausuradas para taladrarnos el cerebro. Ese es, pues, el problema con el medio ambiente: que no es como la sangre de las películas que estalla pegada a la pantalla sin tocarnos. El medio ambiente se inmiscuye con nosotros y nos puede malograr las ganas de vivir. Cuando aprendamos a tomar todo esto en serio, seremos un país en desarrollo; no solo en crecimiento, como ahora.

Por la coherencia ambiental
Será por las falencias del medio ambiente humano, humanizado, que tercamente idealizamos a la naturaleza. ¿Quién no elige la noche de luna o estrellas, el ronquido del mar sobre la playa, el sol o por lo menos el verde-hollín de un parque como escenario erótico? Recientemente, compré en Puno un centenar de videos de danzas y tonadas: sayas y morenadas, tinkus, tobas. Casi sin excepción, presentan amplias punas, cumbres nevadas, ríos, quebradas, para escenificar aquellas danzas. Las celebraciones populares expresan el mismo aprecio por la naturaleza, de punta a punta de nuestro territorio. Y sin embargo, los peruanos estamos entre los pueblos que más desperdician agua y energía, que más ensucian y que menos limpian, que más se aguantan un medio ambiente insano. Existe una intuición ambiental dislocada antes que una coherente conciencia ambiental. Pero no es tan difícil amanecer a esa conciencia: Basta con preguntarnos: ¿De dónde viene aquello que consumo? ¿Adónde va aquello que desecho? Y además: ¿Qué se queda conmigo? ¿Qué regresa (con venganza), por mucho que lo bote? Y sobre todo ¿Acaso no tenemos el derecho a vivir en un medio ambiente sano? Lo demás no es preocuparnos sino ocuparnos, como dice mi esposa, señora de mi propio buen ambiente.

EL PLANETA TE NECESITA


Tu planeta te necesita
El lema elegido para este año por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ente coordinador de la fecha es “Tu planeta te necesita: unidos para combatir el cambio climático”. Un lema que refleja la urgencia de un necesario pacto entre naciones para concretar el nuevo acuerdo climático a aprobarse en Copenhague, Dinamarca, a fines del 2009 año. Este año México es el país anfitrión por sus esfuerzos para combatir el cambio climático. Es además un socio líder del PNUMA en la ambiciosa Campaña de los mil millones de árboles, encabezando las donaciones y plantación de al menos un 25% de los árboles de la campaña. Se trata de un país que está intensificando sus acciones de conservación de la biodiversidad creando redes de áreas protegidas, corredores ecológicos para proteger a la vida silvestre y promoviendo eficientemente la conservación de los bosques y las fuentes de agua dulce.

México “verde” y querido
El brasileño Achim Steiner, director ejecutivo del PNUMA está convencido de que México puede convertirse en líder de una nueva economía verde y celebra que el país implemente “iniciativas ambientales significativas como el Plan Nacional de Desarrollo, uno de cuyos cinco pilares es el ambiente”. Destaca que “puede jugar un rol crucial en la conferencia de 2009 sobre cambio climático en Copenhague” y convertirse en “ejemplo de una economía verde exitosa para el resto de América Latina. La prosperidad futura está en las tecnologías verdes. México ya está moviéndose en esa dirección. Solamente el año pasado exportó productos solares fotovoltaicos por valor de 2.300 millones de dólares. México está dispuesto a ser una de las grandes economías del siglo 21 junto con China e India. Así su capacidad de fomentar la economía verde en las naciones vecinas -del norte y del sur de sus fronteras- será significativo”, dijo.

¿Cómo ayudar?

Siembra un árbol. La meta es alcanzar mil millones de árboles para ayudar a purificar la atmósfera.
Evita las bolsas de plástico (que generan un grave problema de basura) a menos que sean biodegradables. Es bueno contar con bolsas de tela y/o canastas para facilitar este proceso.
Trata de usar menos el auto, anda en bicicleta, camina, comparte el transporte para el trabajo o la universidad con amistades. Menos carros circulando es mejor.
Ahorra energía, apaga las luces, usa focos ahorradores, desenchufa los aparatos cuando no los estés usando. Tu planeta y tu bolsillo te lo agradecerán.
Ten una planta en tu lugar de trabajo, purificará el aire de tu ambiente laboral.

sábado, 30 de mayo de 2009

SIGNIFICADO GEOPOLÍTICO, ECONÓMICO, SOCIAL Y CIENTÍFICO DE LA AMAZONÍA PARA EL MUNDO


El mundo desarrollado, debe garantizar la preservación de esta riqueza natural, patrimonio de la humanidad y fuente de vida de millones de especies, particularmente de la especie humana, a través de las llamadas compensaciones ambientales.
Es una región frágil y de alta vulnerabilidad, por las características de su biodiversidad, cualquier intervención afectará la regulación del clima y las reservas biológicas. Nunca en la historia, ninguna de esas consideraciones han detenido las apetencias de los Imperios, su interés siempre estará, por encima de los intereses de la humanidad. En este orden de ideas, quien domine la explotación del territorio amazónico, obtendrá una posición privilegiada como potencia, y hasta tanto no lo consiga alguna de ellas, se alimenta el subterfugio de la preservación ambiental, lo cual, es obvio, puede ser utilizado con un sentido ambiguo y contradictorio. Realmente les interesará como imperios el medio ambiente?, el bienestar de los pueblos? En la Amazonía existen muchos intereses en juego. La Amazonía posee los “conmodities” que entran en la etapa de escasez en el siglo actual: agua, espacio, bosques, minerales y banco genético.

sábado, 11 de abril de 2009

NUESTRA ONG

A NUESTROS COMPAÑEROS LES COMUNICAMOS NUESTRA ONG ESTARA PRONTO REALIZANDO CONVENIOS EN FAVOR DE LA PROTECCION DE NUESTRA AMAZONIA MEDIANTE TRABAJOS DE EDUCACIÓN AMBIENTAL A FIN DE SENSIBILIZAR A LA JUVENTUD DE ESTA REGIÓN.