domingo, 22 de julio de 2012

RESIDUOS ELÉCTRICOS Y ELECTRÓNICOS UN PROBLEMA AMBIENTAL

La creciente industria eléctrica y electrónica está generando un problema ambiental y de salud muy preocupante de dimensiones globales. Las compañías fabricantes de computadoras y teléfonos celulares elaboran sus productos con sustancias y materiales tóxicos que afectan la salud de trabajadores, recicladores y el medio ambiente, además de que cada día se incorporan a la venta productos de menor vida útil.

Computadoras, celulares y otros aparatos que consumimos de manera masiva están elaborados con complejas mezclas de cientos de materiales, muchos de ellos peligrosos, como metales pesados - plomo, mercurio, cadmio y berilio, retardantes de flama bromados, y plástico PVC, entre otros. Un celular por ejemplo, contiene entre 500 y 1000 componentes, un monitor viejo contiene de 2 a 3 kilos de plomo y uno nuevo, un kilo. Además, estos productos electrónicos son diseñados de tal manera que se vuelven obsoletos en muy poco tiempo. Esto significa que estos productos serán basura electrónica (e-waste).

Lentamente se va tomando conciencia de la necesidad de separar en casa los distintos tipos de basura. Pero además de papel, envases, vidrio y restos orgánicos, la “basura electrónica” ocupa un mayor volumen entre los desechos del siglo XXI. La relativa corta vida de las computadoras, que empiezan a quedar desfasados al cabo de un año y que a los cuatro ya están prácticamente obsoletos, genera gran cantidad de chatarra de la que el consumidor no sabe cómo desprenderse. Computadoras, periféricos, televisores, teléfonos móviles y otros equipos electrónicos estropeados o desfasados resultan un incordio que terminan en algún tacho de basura, cajón o arrojados a cualquier lugar poco apropiado.

En el caso de las computadoras hay que valorar si no es más rentable actualizar sus componentes o darle algún otro uso antes de deshacerse de ellos. Es verdad que la sofisticación de los nuevos programas que salen al mercado (sobre todo juegos) exige cada vez un mayor rendimiento de la computadora, hasta que éste no sea capaz de alcanzarlo, con la consiguiente frustración del usuario que enseguida quiere un modelo nuevo. Pero la computadora vieja puede servir para realizar tareas menores (navegar, procesador de textos, juegos poco exigentes, etc.) o se puede desmontar para aprovechar algún componente (un segundo disco duro, por ejemplo).
 
Una buena parte de los materiales utilizados en equipos eléctricos y electrónicos es reciclable: la mitad es hierro y acero, más del 20% plástico, el 13% otros metales (incluidos metales preciosos) y el 5% es vidrio. Por ejemplo si se procesa el 70% de 200.000 toneladas de basura electrónica, se podrían recuperar más de 90.000 toneladas de metales, 30.000 toneladas de plásticos y 13.000 toneladas de vidrio.

Hasta ahora los países industrializados trasladan el creciente problema de la e-waste (como se conoce en inglés a la basura electrónica) más que afrontarlo.

Es cierto que ya se empieza a reciclar desde el hogar, aunque poco y mal, por ejemplo desde algunos países de Europa y sobre todo desde Estados Unidos se exporta la basura electrónica a países del Tercer Mundo de forma ilegal, según advierten las agencias ambientales . Entre el 50% y el 80% de los residuos tecnológicos recogidos para reciclar en EEUU viajan en barco con destino a algún país asiático, donde en muchos casos son destrozados sin ninguna precaución para vender los componentes que puedan tener algún valor, mientras que los materiales contaminantes se esparcen por ríos y campos, como denuncia el informe Exporting Harm: The High-Tech Trashing of Asia.

Al contrario que en otras industrias, donde se contamina sobre todo en el proceso de fabricación (y el fabricante es obligado a tomar medidas y reparar daños), en la electrónica el principal agente contaminante es el producto final en desuso, en manos del consumidor. Éste debe pues asumir la responsabilidad de deshacerse de manera apropiada de la chatarra tecnológica, mientras que la administración facilite el proceso y a la vez garantice que los residuos reciban un final adecuado. A este tipo de basura se le debe aplicar el tratamiento de las tres erres: Reducir (al máximo la producción de residuos), Reutilizar (darles otro uso o encontrar quien pueda dárselo) y Reciclar (depositarlos en un punto limpio).

Se conoce tres tipos o líneas de residuos tecnológicos…

• Línea Blanca: Refrigeradoras, lavavajillas, lavadoras, hornos y cocinas.

• Línea Marrón: Televisores, vídeos, equipos de música, etc.

• Línea Gris: Computadoras, periféricos y celulares.

La Línea Gris va rápidamente camino de suponer la mayor parte de los vertidos tecnológicos, gracias a la adopción masiva en los hogares de computadoras y sobre todo celulares y su prematura obsolescencia.

En nuestras viviendas muchos de nosotros acumulamos miles de teléfonos celulares que no funcionan o han sido marginados por los equipos de nueva generación. La esperanza de vida de un celular no alcanza los dos años, momento en que terminales (carcasas, pantallas LCD, componentes eléctricos, etc.), baterías y accesorios (cargadores, antenas, manos libres...) se convierten en detritos, altamente contaminantes en algunos casos (el cadmio que contiene una sola batería basta para contaminar más de 600.000 litros de agua) pero reutilizables en un 90%











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