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viernes, 5 de junio de 2020
jueves, 4 de junio de 2020
El Ministerio de Salud informa al día 04 de Junio, la situación de afectados debido al efecto del COVID - 19
De acuerdo al informe presentado por el Ministerio de Salud, hoy 04 de Junio se cumple el septuagésimo noveno día de emergencia nacional para frenar el contagio del coronavirus; la estadística desde que se anunciara el primer caso de COVID -19, a la fecha es la siguiente:- Muestras totales: 1,135,831- Casos positivos: 183,198 (41,820 PCR (+), 141,378 Ràpida (+))- Internados en hospitales: 9,063- Pacientes con alta mèdica: 5,293- Pacientes en UCI: 1005- Fallecidos: 5,031- Letalidad: 2.75%
miércoles, 3 de junio de 2020
El Ministerio de Salud informa al día 03 de Junio, la situación de afectados debido al efecto del COVID - 19
De acuerdo al informe presentado por el Ministerio de Salud, hoy 03 de Junio se cumple el septuagésimo octavo día de emergencia nacional para frenar el contagio del coronavirus; la estadística desde que se anunciara el primer caso de COVID -19, a la fecha es la siguiente:- Muestras totales: 1,115,615- Casos positivos: 178,914 (40,601 PCR (+), 138,313 Ràpida (+))- Internados en hospitales: 10,101- Pacientes con alta mèdica: 5,234- Pacientes en UCI: 998- Fallecidos: 4,894- Letalidad: 2.74%
martes, 2 de junio de 2020
El Ministerio de Salud informa al día 02 de Junio, la situación de afectados debido al efecto del COVID - 19
De acuerdo al informe presentado por el Ministerio de Salud, hoy 02 de Junio se cumple el septuagésimo séptimo día de emergencia nacional para frenar el contagio del coronavirus; la estadística desde que se anunciara el primer caso de COVID -19, a la fecha es la siguiente:- Muestras totales: 1,092,646- Casos positivos: 174,884 - Internados en hospitales: 8,930- Fallecidos: 4,767- Tasa de Letalidad: 2.72%
A nuestros seguidores recièn podemos enviarles algunos datos, en vista que el MINSA no ha presentado toda la informaciòn.
¿Cómo pueden las mascarillas afectar al aprendizaje en los niños y qué medidas podemos tomar?
Son las neuronas espejo.
Gracias a ellas lloras cuando ves una película que te emociona, bostezas si lo
hace tu interlocutor o se te contagia la risa de un amigo.
Esas neuronas, que fueron descubiertas casi
por casualidad hace apenas 25 años, no solo son responsables de tu empatía,
sino también de la interacción social con las personas y con el mundo que te
rodea.
Y son especialmente
importantes cuando eres niño, porque es entonces cuando desarrollas – a partir
de los 6 meses o al año de edad – la referencia social, o tu capacidad utilizar
y reconocer expresiones emocionales.
“La referencia social se
refiere a la búsqueda, a la intención de la comunicación con el otro, y sucede
gracias a esas neuronas espejo, por las que imitamos acciones de manera
inconsciente. Es ahí donde está la
raíz de la empatía”, le cuenta a BBC Mundo la psicopedagoga y
especialista en neuropsicología infanto-juvenil Teresa Gutiérrez, quien trabaja
como profesora de educación infantil y primaria en un colegio en Madrid,
España.
Precisamente en España se
anunció recientemente que la vuelta al cole será con mascarillas, una medida
que ya tomó China antes y que podría aplicarse en muchos otros países.
Cuestión
de edades
“Afecta a la interacción
social y sobre todo a la
parte emocional”, responde Gutiérrez. “Y no solo las
mascarillas, sino también otras medidas higiénicas, como la distancia social”.
“Eso provoca un bloqueo emocional con los
demás porque la comunicación no se da de una forma natural, sobre todo en
lugares en donde el contacto físico diario es tan importante, como ocurre en
España o en muchos países de Latinoamérica. Se crea un rechazo social y
sentimientos negativos de miedo, de angustia, de fobia”.
“Todavía no hemos podido apreciar cómo será
en las aulas, pero sin duda va afectar porque los niños no van a poder
visualizar nuestra boca, que es fundamental para expresar lo que queremos
transmitir”, añade la psicoterapeuta.
“Es un tema bastante nuevo que deja en el
aire más preguntas que respuestas”, le cuenta a BBC Mundo en entrevista
telefónica. “En muchos colegios todavía no se sabe qué medidas se van a adoptar
o el impacto que va a tener, pero es interesante tener algunas alarmas en mente
para prevenir”.
Ulloa destaca dos
parámetros importantes: la
edad y las condiciones psicológicas previas.
Respecto a lo primero, “las edades
tempranas y la adolescencia son puntos a observar muy de cerca”, dice la
especialista.
“Si el niño ha adquirido bien la referencia
social podrá adaptarse mejor a los cambios”, añade la psicóloga. “Tenemos que
estar muy atentos a cuál es el desarrollo normal y, según qué etapa, reforzar
las herramientas que tenemos para compensar lo que nos vamos a perder con la
mascarilla”.
En cuanto a las
condiciones psicológicas, ella dice que, por ejemplo con niños autistas, el
impacto será mayor.
“Todo esto ya se está discutiendo y
poniendo en común entre expertos de distintas partes del mundo”, señala Ulloa.
Guzmán Pisón del Real,
logopeda, orientador, escolar y profesor de Psicología en la Universidad
Complutense de Madrid (UCM), cree que “vamos a necesitar un periodo de
adaptación para que tanto alumnos como profesores se acostumbren al uso de la
mascarilla; adaptarnos
a un nuevo estilo de vida, al menos por ahora”.
Él cree que el que un maestro lleve
mascarilla podría tener “ciertos efectos en el aprendizaje del alumno”, y está
de acuerdo con Ulloa en que afectará en mayor o menor medida dependiendo de la
edad del niño, “especialmente en los niños más pequeños que requieren un
modelado vocal (para enseñar a pronunciar los sonidos del lenguaje) o que
necesitan más tiempo de expresión facial”.
“No hay que ser tremendista, pero en
algunos niños sí podría tener ciertas repercusiones”, agrega el logopeda.
3
tipos de cambios
¿Qué podemos hacer para minimizar el
impacto?
En cuanto a lo
organizativo, él dice que se trata de una serie de pautas a seguir por los
profesores. Por ejemplo, colocar al alumnado en forma de “u” para que el
profesor tenga una posición central y que todos los niños puedan acceder
a un mensaje más visual,
o fomentar rutinas en la clase, sobre todo en educación infantil.
“Esas rutinas son vitales para reducir la
ansiedad y el impacto emocional, no solo en los alumnos sino también en los
profesores”.
Jugar
con mascarillas
Ulloa aconseja interactuar con los niños a
través de juegos usando las mascarillas, “por ejemplo, ayudándoles a leer lo
que dicen los ojos o jugando a adivinar expresiones”.
“El hecho de hacérselo ver como un juego es
para ayudarle a tener más control sobre algo que es nuevo”, dice la psicóloga.
Pisón del Real tiene una opinión similar:
“Evidentemente, los niños (y muchos adultos) asocian las mascarillas a riesgo,
a situación anómala, a preocupación. Creo que es importante lanzar a los niños
un mensaje de esperanza en esa normalización de algo anormal”.
“Nosotros como adultos
tenemos que enseñarles a gestionar esas emociones. Van a necesitar más apoyo,
empatía, consuelo y respuestas a las incógnitas que tienen. Es necesario de
que, de alguna forma, tengan el
mensaje de seguridad y protección”.
“Tenemos que tener en cuenta que las
mascarillas van a ser un elemento importante de protección en nuestras vidas,
pero también que van a ser algo pasajero y temporal”, dice el especialista.
Por otra parte, Ulloa plantea que habrá que responder a las preguntas de cuántas horas en el colegio tendrá que llevar el niño la mascarilla o si se la podrá quitar dependiendo de la edad.
“Yo creo que habrá distintas etapas a lo largo del
año, unas más relajadas, tal vez en verano, y otras más
estrictas”, vaticina.
Plasticidad
cerebral
Los tres especialistas consultados por BBC
Mundo coinciden en que la plasticidad cerebral de los niños puede ayudar a que
el cambio no sea tan problemático.
“Todos los que trabajamos con niños sabemos
perfectamente que se adaptan de forma rápida por su plasticidad cerebral”, dice
Gutiérrez.
Eso se puede aplicar al uso de las
mascarillas: “Si fuera tan limitante su uso como para que tuviéramos que
ejercitar mucho más el fijarnos en la información que no está tapada por la
mascarilla (como la mirada), acabaríamos siendo expertos en leer esa
información”.
De esa manera, las mascarillas incluso
podrían permitirnos desarrollar, literalmente, una “mirada” más empática.
Pisón del Real tiene claro que lograremos
encontrarla: “El tú y el yo ya se ha convertido en un nosotros porque cada uno
estamos aportando nuestro granito de arena”, dice con optimismo.
Cuando piensa en la vuelta a las aulas,
Gutiérrez habla de la empatía.
“Lo primero será preguntarles a los niños
cómo están y cómo se sienten, y acompañarles emocionalmente. Que se sientan
queridos, que sientan que estamos ahí y que somos cercanos, aunque parezcamos
distantes. Eso es lo más importante”.
lunes, 1 de junio de 2020
Qué es la inmunidad cruzada y por qué puede ser clave en la lucha contra el covid-19
¿Por qué algunas personas infectadas con el nuevo coronavirus solo presentan síntomas leves o incluso son asintomáticas? Es una de las grandes dudas que la comunidad científica está tratando de despejar sobre la covid-19.
Para dar
respuesta a esta y otras interrogantes que rodean al nuevo coronavirus,
expertos de todo el mundo están tratando de entender cómo responde nuestro
sistema inmunológico cuando es atacado por el SARS-CoV-2.
Un
estudio recientemente publicado en la revista Cell arroja una hipótesis esperanzadora: haber superado otros
coronavirus puede dejar en el cuerpo algo de inmunidad.
Es lo que
se conoce como inmunidad cruzada.
Pero
antes de explicar este concepto, es importante revisar qué tipos de inmunidad
existen.
Innata
y adaptativa
La inmunidad
es el conjunto de mecanismos que nos protegen de las infecciones. Es una
compleja red de células, órganos y tejidos que trabajan en conjunto para
defendernos de los microorganismos y sustancias tóxicas que podrían
enfermarnos.
Hay dos tipos de inmunidad: la innata y la
adaptativa.
La
respuesta innata es la primera que se desarrolla y normalmente es efectiva para
eliminar a diferentes tipos de agresores.
"Está
compuesta por el conjunto de barreras, sensores y actores que participan de
manera más o menos inespecífica en bloquear
la entrada de todos los agentes infecciosos a los que estamos
expuestos continuamente a lo largo del día", le explica a BBC Mundo
Estanislao Nistal, virólogo y profesor de microbiología de la Universidad CEU
San Pablo en Madrid, España.
Mientras
que la inmunidad adaptativa "establece una respuesta específica frente al
agente infeccioso en concreto o frente a las células que están albergando a
este microorganismo".
Esta
respuesta se demora varios días en llegar.
A su vez,
la respuesta adaptativa se divide en dos ramas: la inmunidad derivada de
anticuerpos, que también se denomina inmunidad humoral, y la inmunidad celular que la ejercen las
células llamadas linfocitos T o células T.
Memoria
Un rasgo
particular de la respuesta adaptativa es que deja memoria. Es decir, recuerda
los patógenos con los que tu cuerpo ha entrado en contacto en el pasado, y por
ello sabrá cómo combatirlos en el futuro.
"Desde
el momento en que nacemos nos enfrentamos a muchos agentes infecciosos. Y el
cuerpo tiene que saber cómo reaccionar de manera específica, frente a aquello
que es extraño y que puede producir una patología", dice Nistal.
"Cuando
nos enfrentamos a un agente infeccioso por primera vez, normalmente la
respuesta que activamos es una respuesta muy buena que nos produce un tipo de
memoria que puede durar para toda la vida", explica el virólogo.
Ahí entra
el concepto de inmunidad cruzada, que consiste en la capacidad de algunos de
los linfocitos involucrados en la respuesta adaptativa (linfocitos o células B
o T) de reconocer
secuencias de un virus, de una bacteria o de un agente infeccioso, y ser capaz de
identificarlas en el futuro en otro agente infeccioso.
Familia
de coronavirus
El
SARS-CoV-2 pertenece a la familia de los coronavirus. Hay siete coronavirus
identificados, pero de ellos, la población se expone anualmente a cuatro tipos,
a los que el profesor Nistal llama "coronavirus
estacionales".
En general, lo que ocurre con estos coronavirus es que la
mayoría de las personas no tiene mayores complicaciones y lo más normal es que
produzcan catarros, explica el virólogo.
"Y
esos catarros normalmente activan esos linfocitos que tenemos, que han sido
activados anteriormente".
Los investigadores del Instituto de Inmunología de La Jolla, en California, autores del estudio publicado en la revista Cell, utilizaron muestras de sangre recogidas entre 2015 y 2018 de personas que sí habían superado coronavirus estacionales, pero que por las fechas, no habían podido estar expuestas al nuevo SARS-CoV-2.
Lo que
hicieron con esas muestras fue ponerlas en contacto con secuencias o fragmentos
del SARS-CoV-2 y vieron que había
una reactivación celular.
"Lo
que ven los investigadores es que hay linfocitos, tanto B como T, que son
capaces de reconocer esos fragmentos y activarse", dice Nistal.
"Eso
es lo que significa que tienen inmunidad cruzada".
El
resultado, para el experto, era "bastante
esperable", porque aunque sea un virus nuevo, "tiene en torno al 80%
de homología con el SARS (las siglas en inglés de síndrome respiratorio agudo
severo, que apareció en 2002) y entre un 40 y 60% de homología con los
coronavirus circulantes o estacionales".
"Si
analizas la secuencia de aminoácidos que producen las proteínas del virus, te
das cuenta de que sí hay zonas muy diferentes entre los coronavirus circulantes
y este SARS-CoV-2, pero hay zonas que están muy conservadas. Y es por tanto
esperable que un linfocito que reaccione frente a esa secuencia, reaccione
también frente a la secuencia del SARS-CoV-2".
Para el
experto, esto explicaría, en parte por
qué hay personas que tienen síntomas muy leves o incluso ninguna
sintomatología. "Otra parte también la explicaría la inmunidad
innata", apunta.
Protección
para el futuro
Para
Estanislao Nistal, este estudio tiene una implicación importante.
Si las vacunas que se empezaron a investigar contra el SARS pero luego fueron abandonadas se hubiesen desarrollado, "hubieran servido posiblemente para protegernos del nuevo virus (no para que no nos infectáramos, porque en un principio los linfocitos T no bloquean la entrada del virus en la célula, pero sí ayudan a destruirlo)", explica Nistal. "Entonces la primera enseñanza que hay que sacar de todo esto es que cuando se empieza algo debería terminarse. El que no haya un agente infeccioso no significa que no exista en el futuro, sobre todo con el coronavirus".