El desequilibrio térmico de la Tierra se refiere al hecho de que la cantidad de radiación solar absorbida es mayor que la radiación térmica emitida... Este desequilibrio planetario sostenido es una clara señal de cambio climático en curso.
Los aumentos en la concentración de gases de invernadero de efecto invernadero en la atmósfera, como el dióxido de carbono y el metano, atrapan la radiación térmica emitida desde la superficie y reducen la cantidad que se pierde en el espacio, lo que resulta en un excedente neto de energía en el sistema de la Tierra. Este excedente de energía se almacena en forma de calor, lo que provoca un aumento de las temperaturas globales. Este es el mecanismo fundamental que impulsa el cambio climático.
El calor acumulado por el desequilibrio energético también contribuye a la expansión térmica del agua de mar. A medida que el agua se calienta, se expande, lo que provoca un aumento del nivel del mar. Esta expansión térmica es un factor importante en el aumento global del nivel del mar, que amenaza a las regiones costeras y a las zonas bajas.
El desequilibrio energético puede desencadenar varios mecanismos de retroalimentación. Por ejemplo, a medida que el hielo del Ártico se derrite debido al calentamiento, la superficie de la región se vuelve menos reflectante (albedo más bajo), lo que significa que absorbe más luz solar. Esto amplifica aún más el calentamiento en el Ártico, lo que contribuye a la pérdida de más hielo. Otras retroalimentaciones pueden implicar cambios en la cobertura de nubes, el vapor de agua y el ciclo del carbono.
El exceso de calor influye en los patrones climáticos, lo que hace que los eventos extremos como las olas de calor, las fuertes lluvias y los huracanes sean más intensos y frecuentes. Puede provocar sequías prolongadas, incendios forestales e inundaciones, con graves implicaciones para la agricultura, los ecosistemas y las poblaciones humanas.
El desequilibrio energético afecta a los patrones de circulación oceánica, que desempeñan un papel crucial en la regulación del clima. Los cambios en las corrientes oceánicas pueden afectar los climas regionales, los ecosistemas marinos y los patrones meteorológicos. Por ejemplo, las perturbaciones en la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés) podrían influir en el clima de Europa.
Comprender y monitorear el desequilibrio energético de la Tierra es esencial para los científicos del clima y los responsables políticos. Sirve como una métrica crítica para evaluar la tasa y la magnitud del calentamiento global y guía los esfuerzos para mitigar y adaptarse a los impactos del cambio climático. https://lnkd.in/dJCbWqwe
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