sábado, 29 de agosto de 2009

SEGURIDAD-DEFENSA Y LA PROTECCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE SEGUNDA PARTE


En relación a Seguridad y Medio Ambiente, queremos destacar ciertos aspectos:
En el concepto tradicional de seguridad, las amenazas surgen de las presiones económicas, políticas, sicosociales y militares.

Una presión es una coacción de alguien o algo que dispone de poder y que se configura tanto internamente o por estímulo del exterior. Las presiones pueden ser existentes o potenciales, deliberadas o no. Cuando por su importancia se convierten en una amenaza a los objetivos nacionales, se de nominan presiones dominantes. Los problemas de origen ambiental, surgen de la acción o conjunción de fuerzas que se ejercen sobre uno o más componentes del ecosistema, afectando su base de sustentabilidad presente y/o futura, que se manifiesta en erosión, desertificación, deforestación y contaminación ambiental. En estos casos estamos frente al surgimiento de una «presión ambiental» que se ejerce sobre los ecosistemas nacionales e internacionales, y que puede convertirse en una amenaza a los objetivos nacionales y regionales.

Cuando la «presión ambiental», por su naturaleza e importancia, constituye una amenaza ponderable a la consecución de los objetivos nacionales y del propio poder nacional, se convierte en presión preponderante o tensión ambiental. Finalmente, si esta presión ambiental preponderante o tensión ambiental afecta a la seguridad nacional o regional, será necesario adoptar las medidas necesarias a fin de evitar problemas internacionales o la depredación ambiental nacional. Tal es el caso de la destrucción de la selva y bosques de la Amazonía, que se ha convertido en una tensión ambiental internacional, dando lugar a la imposición de condicionamientos ambientalistas para préstamos al Brasil.

En efecto, en marzo de 1989, la tercera Conferencia de Cancilleres de los ocho países firmantes del Tratado de Cooperación Amazónica, en vista de la creciente acción internacional sobre la depredación de la Amazonía, tuvieron que adoptar la «Declaración de Quito», que declara a la Amazonía como Reserva Ecológica Mundial, cuyo manejo es atribución soberana de las naciones signatarias del mismo tratado. La decisión que rechaza toda injerencia extraña sobre la soberanía de los países implica, al mismo tiempo, el compromiso de una utilización racional de la cuenca, la restauración y mantenimiento del equilibrio ecológico.

En esta misma línea y por los mismos motivos se inscribe la «Declaración de la Amazonía» emitida por los presidentes de los países miembros del Tratado, reunidos en Manaos el 6-5-89 con el propósito de realizar una reflexión conjunta «sobre sus intereses económicos en la región amazónica, y, en particular, sobre el futuro de la cooperación para el desarrollo y la protección del rico patrimonio de sus respectivos territorios amazónicos». En esta declaración, entre otros aspectos, se reitera que «el patrimonio amazónico debe ser conservado por medio de la utilización racional de los recursos de la región», se reafirma «el derecho soberano de cada país de administrar libremente sus recursos naturales» y se resalta la necesidad de que la preocupación de los países altamente desarrollados en relación a la Amazonía «se traduzca en medidas de cooperación en los planos financiero y tecnológico».

Por otra parte, como resultado de lo que hemos denominado presión ambiental se inscriben las principales conclusiones de la cumbre económica que las siete principales potencias industrializadas no comunistas, celebraron en París el 16-7-89. Ellas fueron:

La necesidad de una acción urgente para preservar el equilibrio ecológico mundial.
La obligación del Banco Mundial de tomar en cuenta factores ambientales al considerar solicitudes de préstamos.

La necesidad de esfuerzos mancomunados para limitar las emisiones de anhídrido carbónico y otros gases que contribuyen al denominado «efecto invernadero».

La de revertir la tendencia a la deforestación, para preservar las selvas tropicales y los bosques de climas templados contra los anhídridos sulfurosos y los óxidos de nitrógeno.

No es un problema sectorial
El Medio Ambiente ha cobrado una nueva dimensión en el estudio del potencial nacional y de la realidad nacional. El conocimiento básico en que se sustenta la formulación de la concepción de seguridad tradicional, es la aceptación generalizada de que poder nacional, potencial nacional y realidad nacional, aceptan por razones didácticas su división en factores, expresiones o dominios denominados político, económico, sicosocial y militar.

El medio ambiente no acepta esta división, no puede constituirse en un factor, sector, componente o dominio del poder nacional o realidad nacional. Lo ambiental y lo ecológico constituyen una dimensión inseparable de la vida social, en consecuencia deberán ser asumidos en su conjunto como problemas de política general y no sectorial o de dominio.